II

Suspiró, el frío se dejó sentir en su piel mientras se colocaba su camisa blanca. Los eventos con código de vestimenta de traje y corbata como este, eran un tanto emocionantes como pretenciosos. 

Cuando las puertas del elevador se abrieron JongIn fue escoltado de inmediato al Gran Salón reservado exclusivamente para los invitados.

El lugar ya estaba completamente lleno, él asintió con la cabeza a algunos de los empresarios presentes, de los cuales llegó a tener tratos en un momento u otro. Nunca había sido amigable con ninguno de ellos. Apenas se podía encontrar jóvenes empresarios en esas reuniones. En consecuencia, junto a la brecha de edad, le resultaba difícil realmente entablar conversación con alguien.

Se congeló cuando sintió un fuerte apretón en el hombro una vez que lo llevaron a su mesa. JongIn levantó la vista para reconocer el rostro de Gianluca , un magnate hotelero italiano de unos cuarenta años, a quien había derrotado varias veces jugando pócker en toda Europa. JongIn forzó una sonrisa, mientras recordaba cuanto daño le había causado al italiano y la pequeña fortuna que Gianluca tuvo que desembolsar después de ese partido transcendental en Mónaco.

Gianluca sonrió al joven coreano a su lado.
"—Caballeros, conozcan a The Boy"

Los otros siete contendientes, de diferentes nacionalidades, todos mayores, lo evaluaron dudosamente con la mirada.

Sin embargo, JongIn no se inmutó cuando una vaga sonrisa curvó sus labios.

Frente a él se encontraba sentado otro sujeto fumando perezosamente un cigarro.

"— Kim JongIn" arrastró aquel sujeto, cuya cara estaba empañada por el humo.

Sin embargo, JongIn no necesitaba verlo con claridad. Yifan pronunció su nombre con su acento nativo.

"—He oído hablar de ti",  Yifan escupió ahora en inglés, tosiendo un poco mientras dejaba de lado su cigarro medio gastado. "—¿Crees que puedes mantener tu reinado en el trono de pócker de este club?"

El tono condescendiente solo alimentó la determinación de JongIn.

"—Vamos a averiguarlo ¿Qué dices?"

Gianluca se echó a reír a carcajadas.
"—¡Repartan las cartas, el juego comienza!"

Cuando la partida comenzó requirió la atención absoluta de cada uno. JongIn fue el mejor usando su visión periférica para observar su entorno mientras mantenía sus ojos pegados a las cinco cartas en sus manos. Como aún era la primera jugada, rápidamente se dio cuenta de que todo pintaba realmente bien.

Le pareció oír a Gianluca gemir. Era demasiado audible para que JongIn lo hubiese imaginado. El mayor, que parecía bisabuelo de alguien, lo miraba como un halcón. Aunque sus sentidos agudos habían captado todo esto, su objetivo todavía se trataba de ganar.

JongIn levantó la mirada muy levemente y se percató que la mirada mortal de Yifan estaba puesta en él.

Se encontró con la mirada de frente.

¿Estaba bajo el calor de las luces extremadamente brillantes o el sudor goteaba por el costado de la cara del mayor?

Uno por uno sus contemporáneos cayeron derrotados, algunos se retiraban y los ganadores de otras mesas los reemplazaban. Yifan se mantuvo fuerte, manteniendo su posición en la mesa del campeón junto a JongIn, aunque había tenido un par de dificultades en los últimos partidos. "The Boy" no era una leyenda urbana después de todo. Sólo no se había encontrado con otra persona que podía vencerlo en el pócker pero incluso entonces, no podía recordar haber estado tan impresionado.

Lo siguiente que supieron fue que habían pasado cuatro horas y el reloj de bronce del abuelo que colgaba del techo como un candelabro había dado la medianoche. Indicando el final del día 1 del torneo y se declaró el ganador del ranking de cada mesa de pocker restante.

El suyo fue el último en ser anunciado.

"Mesa de campeones: JongIn "The Boy"! "

Recibió palmadas de felicitación en la espalda. Gianluca incluso se demoró para estrecharle la mano antes de retirarse. JongIn los aceptó amablemente a todos, por apariencias, aunque lo único que realmente quería era volver a su habitación, tomar un poco de licor y hundirse en el sueño.

En medio de toda la charla a su alrededor, escuchó claramente una voz ronca, la cual reconoció.

"—Parece que ya te debo unos pocos millones" le dijo Yifan en coreano, extiendo su mano.

Sin dudarlo, JongIn lo agarró con confianza.

"—Mañana tal vez lo recuperaré todo". El brillo en sus ojos marrones le dejaba saber a JongIn que probablemente se había ganado un grado significativo de respeto.

Asintiendo, Yifan y su séquito se dirigieron a los ascensores junto con la mayoría de los jugadores.

JongIn observó como su mayor amenaza, tanto en la mesa de pockér como fuera de esta, se alejaba.

Por ahora.

"Todo a su debido tiempo", pensó para si mismo mientras luchaba por la moderación.

No vino a Las Vegas por unos pocos millones.

Yifan pronto descubriría cuánto más le debía.