Selina

18°

¿Cazar demonios? ¿Matarlos? Si un arcángel me encargaba una tarea así no podía negarme, y ya no solo por él, sino por mí. Seguía pendiente desgarrar a uno de esos monstruos, quería verlos sufrir como me habían hecho a mí al dejarme sin padres.

—¿Desde cuándo los Nephilim cazan demonios? Eso es nuevo —Mikkel apareció por la puerta, se apoyó en la pared y me miró —. Además, la presente solo mató a un demonio enano, si pone un pie fuera del castillo no duraría ni cinco minutos, todos sabemos que los demonios fuera de esta zona son mucho más grandes y peligrosos.

Seguía siendo el mismo, como si lo sucedido en la biblioteca no hubiera pasado, así que hice lo mismo.

—¿Estás preocupado por mí? No sabía que tuvieras ese tipo de sentimiento, parece ser que el señor sí que decidió cambiar —arqueé una de mis cejas y puse morritos con una leve sonrisa.

—Más bien me preocupa que me cueste a mí o a Caleb un brazo o pierna por salvarte a ti de que uno de esos bichos te devore. Tampoco soy tan ruin como para quedarme sentado mientras te matan.

—Selina...—intervino Rafael, se bajó un poco las gafas y posó sus ojos en mí esperando una respuesta.

—Acepto —dirigí mi mirada al chico —Además, no te preocupes que no pediré tu ayuda aunque uno de esos "bichos" me mate —levanté mis dedos para hacer las comillas y él rodó los ojos y se metió las manos en los vaqueros.

—Me parece una idea nefasta, pero no puedo entrometerme en algo como esto, es tu decisión, ahora solo espero que te lo tomes en serio ya que no es un juego.

La preocupación del ángel era de las pocas cosas que no terminaban de agradarme en ciertas ocasiones, a veces llegaba a atosigarme, por lo que... ¿debería contarle sobre el beso de Mikkel y mío? Que fueran amigos no ayudaba mucho y menos al convivir juntos.

Recuerdo la época en la que salía con Adam, Caleb le investigó a fondo, le hizo hasta una entrevista para ver cuáles eran sus intenciones, y en algunas ocasiones que venía a casa a cenar y nos dábamos un beso, el ángel le miraba con cara de querer estrellarle el rostro contra un contenedor de basura. Caleb no era violento, pero si celoso como cualquier hermano mayor, creo que por eso nunca llegué a salir con nadie más, bueno, también porque estaba muy bien sola, pero sus celos no me ayudarían mucho en un futuro a aceptar salir con algún chico que me lo propusiera.

—En ese caso, yo me voy —indicó el arcángel dándose unos golpecitos en su oscuro traje para limpiar cualquier rastro de pelo que pudiera tener el sillón por Shadow. Caleb y Rafael se apartaron un poco de mí, pero no lo suficiente para no oír lo que iban a decir —. Vigila a Mikkel, y tampoco quiero que pierdas de vista a la chica.

¿Estaban hablando de mí? ¿Vigilarme a mí y a Mikkel? Por un momento me preocupé, pero entonces me vino a la cabeza a que solo podría referirse a vigilarnos por nuestras discusiones y demás, ya que no encontraba otra opción a su comentario.

—Bienvenida al equipo, princesita —el pelinegro pasó su musculoso brazo por mis hombros y de nuevo mi corazón empezó a latir más rápido de lo debido.

—¿Te importa? Espacio vital —mi voz sonaba borde, cogí su brazo como si de un pañuelo sucio se tratara y lo aparté de mi cuerpo.

—Mikkel... —le regañó Caleb, pero él se lo tomó a risa y pasó delante de mí golpeándome el hombro con su cuerpo.

—¡A la orden, papá! —y se tiró sobre el sofá tras coger el mando a distancia.

De verdad que iba a comenzar a dudar de este hombre. ¿Seguro qué no era bipolar? Pero bipolar, bipolar, la enfermedad. Cambiaba de carácter con solo un pestañeo, podía ser como un tempano de hielo, que a los dos minutos era un pesado y no te dejaba tranquila, pero el mejor era el Mikkel sarcástico o el Mikkel creído que te besada sin tu permiso, nótese mi sarcasmo.



 

Me encontraba en mi habitación tumbada en la alfombra que cubría todo el suelo del cuarto junto a Shadow, jugando con uno de sus juguetes. Agité en el aire y por el suelo el ratón atado a una cuerda haciendo que el gato saltara una y otra vez para atraparlo.

—Selina, el señor Caleb me dijo que te diera esto —vi a la chica asomada en la puerta.

—Mujer, no te quedes ahí, entra —me senté en el suelo y ella vino hasta mí con una caja negra bastante grande de longitud —¿Qué hay dentro?

—No lo sé, no me dijeron nada y tampoco la abrí —la puso en la alfombra y se sentó junto a mí. Hoy llevaba el cabello recogido en un moño, era lo único diferente, ya que siempre solía vestir el mismo vestido gris.

Levanté la tapa con cuidado, ya no me fiaba de nada.  ¿Y si dentro había serpientes o algo mucho peor? Pero no, exageré una vez más.

—¿Es una broma, verdad? —lancé una mirada a la pelirroja, esta estaba flipando con lo que había dentro de aquella caja.

—¿Bonita...ropa? —intentó no echarse a reír, pero al final ambas acabamos haciéndolo.

Se trataba de un traje, unas botas y unos guantes de cuero negro. Con solo verlo sabía que la siguiente en parecer disfrazada como aquellos dos, iba a ser yo.

—Te queda estupendo, aunque tal vez algo ajustado —Kim se llevó la mano a la boca en modo pensativo.

Mis ojos bajaron y subieron varias veces en el espejo del baño, se suponía que iba a matar demonios, no a espiarles como la Mata Hari, una de las espías más famosas del mundo. Me di una torta en la cabeza, no podía creerme lo que estaba ocurriendo.

—No te niego que me quede bien —puede que tuviese la autoestima un poco alta, pero oye, mejor eso que al revés, ¿no? —Pero es, ¿cómo diría yo?... Demasiado provocativo. ¡Tú ves cómo se me nota el culo! Y ya ni hables de lo de delante, si salgo así obviamente que los demonios vendrán a mí y no exactamente para matarme.

El traje me tapaba todo el cuerpo, el cuello acababa en forma de V y la cremallera estaba por detrás, cosa, que rezaba por no tener que pasar por un momento incómodo, como por ejemplo ir al baño. Las botas eran altas y planas y por último había un guante, no me hizo pensar mucho en que debía ser para la mano con la que tiraba la flecha. El cabello y mi piel resaltaban demasiado al estar vestida totalmente de negro, parecía un vampiro, esta vez sin exagerar.



#12197 en Fantasía
#26240 en Novela romántica

En el texto hay: angeles y demonios, de todo, amor

Editado: 13.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.