Capítulo 33: Susurro, murmullos y secretos

Como sospecho, tomar sesiones con la Guardiana Ereskigal no sería sencillo y así fue por algo ocupaba uno de los puestos más importantes si bien no era ruda si era exigente al grado de drenar todas sus energías pues ya no se encontraba en lo teórico sino en lo practico básico y la Guardiana lo sabía por lo que preparo algunos aperitivos para elevar un poco la energía.

—Debes esforzarte más querida, no es suficiente con lo que estás haciendo, debes conectarla a todo tu cuerpo, e ataque podría llegar de cualquier parte —Comento cruzándose de brazos y recargándose de espaldas a la pared — Vamos, inténtalo de nuevo, esta vez sin usar el brazo derecho

— ¿Bromea?... lo siento, no quise sonar irrespetuosa, lo que quiero decir es que será mucho más complicado

—Tienes que, tenemos menos tiempos que en las anteriores sesiones y créeme, comparado con Citlali estas en la gloria —Se alejó de la pared para acercarse a una mesa con una banda de tela — préstame tu brazo por favor  y cierra el puño

Tiamat obedeció sin comprender mucho del porqué, lo que hizo la mujer fue rodear su cintura con la banda llevando su mano hacia atrás al igual que su puño y fue cuando lo comprendió, estaba siendo obligada a usar su mano izquierda. Una vez inmovilizada la mujer le animo a que lo intentase de nuevo.

—Solo relájate y concéntrate… Sigurd me dijo que… bueno los rumores sobre ti eran ciertos y después me confirmo que se trataba del joven Egberto por lo que puedo decirte que su mundo no luce nada amistoso, en realidad será hostil y por si te olvida el ira con ustedes, Sigurd usara su magia pero necesitara de la tuya por si algo más ocurre

—El no estará por mucho tiempo con nosotros

— ¿Eso crees? Por algo fue tu amigo, eh notado algunos comportamientos espejo

—No somos iguales

—Nunca dije que lo fueran — Tiamat apretó los labios — No es eso lo que te detiene, es que crees que ya no tienes nada porque luchar, ni siquiera las mentiras de tu padre ¿Cierto?

La aprendiz tuvo que tomar asiento en el suelo con las piernas cruzadas  mientras repasaba las grietas de  la loseta, la Guardiana no planeaba hablar con ella más de lo necesario pero tampoco tenía problema en hacerlo pues sabía que la mente y el corazón jugaban parte importante de la magia si no se estaba completamente entregado las cosas no saldrían bien por lo que tomo asiento frente a ella.

—Lo siento, es complicado, creí que podía manejar magia tan avanzada

—Entiendo, la magia oscura es poderosa por sui sola pero la blanca tiene capa cada vez más intensas y complicadas

— ¿Sigurd se lo dijo?

—Es más apegado a las leyes que tu así que es claro quien lo hizo, pero tranquila, no dije nada, solo porque él me lo pidió dándome algunos motivos que no salen de ahí — Comento señalando su cabeza — Si no depuras todo ese dolor terminaras por fracasar y entonces me veré en la obligación de negarte la autorización para ir, en Corea no obtuviste una buena nota y si no pudiste manejar eso entonces no podrás con lo que viene

—No sé qué decirle

— ¿Acaso ya no quieres ir? Lo cual es completamente justificable y entendible pero afectara tu historial como Escriba

—Como si quedara todavía algo que dañar — Comento con un bufido y la Guardiana comprendió que estaba ocurriendo

—Tienes miedo de encontrarlo, no por él porque es claro que estas más que molesta, tienes miedo de saber quién eres — Tiamat evito su mirada avergonzada — No sé qué seas realmente, lo que sí puedo decirte es que no eres completamente alejada a nosotros porque tienes dominio sobre nuestra magia, sin embargo eres capaz de traspasar de un sempiterno a otro, no importa que sea creación de tu padre, lo que importa es que mínimo existe un libro capaz de abrirse ante ti, si tu padre es poderoso quiere decir que tú también y si no aprendes a controlar ese poder terminaras por herir a alguien, incluso el mundo de Egberto

—Allerick, su nombre es Allerick

—Déjalo en Egberto, te será más senillo dejarlo ir cuando llegue el momento… sé que no tengo porque meterme en algo que no me concierne pero... tu mamá murió cuidándote, a pesar de saber cosas decidió guardar silencio por ti ¿Acaso no crees que la vida de tu madre merece este esfuerzo? Vive por ella y esfuérzate en nombre de ella, solo es un empujón más — Tiamat se puso de pie para acto seguido cerrar los ojos concentrándose y tratando de traer la luz en su interior hacia sus manos temblorosas, pensando en el día que descubrió la muerte de la mujer que le dio la vida, recordó la piel putrefacta desgarrándose para dar paso a la libertad de la criatura  y la furia que sintió al descubrir que la obre había tenido que sacrificarse para salvar la vida de su padre a quien creía muerto hacia años atrás

Un destello de luz ilumino la habitación impactando contra la pared y destruyendo el muñeco que se encontraba frente a ella.

—Vaya, odio admitir que Sigurd tenía razón — Comento la Guardiana en voz baja intentando no se escuchada, la aprendiz le miro esperando una respuesta a lo ocurrido  pero la mujer no dijo nada que detonara una alerta — Ahora te fue más sencillo concentrarse, lo que debes saber es que no puedes ir a ese mundo si no logras hacerlo, cada que ocurra algo malo te bloquearas

Tiamat intento responder pero en ese momento emergió una carta de la vela más cercana a lo que la Guardiana pidió disculpas para salir unos minutos a leer el contenido, poco demoro para pedirle que se retirase a su Santuario y que continuarían al día siguiente, sin poder hacer más la joven se retiró en silencio y en soledad pues la mujer y se había marchado aunque no sabía a donde pues su oficina no era, de lo contrario no le hubiese enviado sola, como no conocía lo suficientemente bien e sitio no fue difícil para ella extraviarse, giro hacia la derecha mirando un corredor que terminaba en otra sala, libero un suspiro mientras apoyaba su cabeza sobre la pared a su izquierda frustrada