Señor L.

CAPÍTULO 7.

15 de septiembre del 2021. 10:33 pm.

La canción del día fue The night we met.

Cuando empecé a plasmar letras, acababa de escribirle y decirle que estaba trabajando en un libro que hablaba sobre usted, jeje.

            La misma noche del 10 de junio le dije que me expresaba escribiendo y bueno, ya que me gustó bastante escribir, suponía que era buena en eso.

            Envió un audio con su risa, su maldita y perfecta risa que me puso muy nerviosa más de una vez.

            De vez en cuando necesitaba hablar como lora y como una cacatúa, pero nunca tenía la fortaleza necesaria para contarle a alguien lo que me ocurría, a nadie le interesaron mis textos o eso parecían demostrar, mi mejor amigo decía que no era buena para esto y aunque nuestra relación no era difícil, me sentía mal porque en el pasado me hicieron sentir como una intensa como si eso hubiera tenido algo de malo.

            No me importaba que las personas se perdieran todo el maldito año, pero siempre quise que estuvieran conmigo cuando realmente las luchas y las guerras de verdad se me vinieron encima… lástima que ahora no podré averiguar nunca quien valía la pena para destruir los muros de mi corazón.

            Prometió apoyarme “mientras podía”, y cuando escribí esto me di cuenta que si cumplió su palabra porque realmente hubo muchos momentos en los que usted se encontraba indispuesto y yo pensando que era porque había perdido el interés en mí.

            Recuerdo esa vez en la que mencionó que intuía que me gustaba escribir, realmente no era una intuición, es que yo era un libro abierto y todo el mundo parecía interesarse en mis gustos. Básicamente fui: Un libro abierto que le gusta crear otros libros.  

            Siempre amé la visión que tenía sobre el poder que conllevó desahogar el alma, porque no se trató de soltar frases u oraciones en tinta y papel, desahogar significa liberar a los demonios y a los ángeles del alma. Es muy profunda la manera en la que se conecta con el ser y con la mente todo aquello que guarda el corazón. Así sea muy doloroso, muy feliz, muy emocionante y que te llene de adrenalina.

            Carta 1. La escribí y se la envié, pero decidí ponerle ese título porque era la primera vez que le escribía a usted, la primera vez que admití en voz alta lo que sentía por Señor L. y la fuerte sensación que desató en mí desde el primer día. Gracias por haberme contagiado su alegría cuando ni siquiera hablamos seguido, usted fue esa persona que a la distancia aprendí a amar.

            Nuestras conversaciones iban eliminando la soberbia y los tragos amargos que la vida siempre me obligó a tragar, aunque en ese momento no se lo iba a mostrar, estaba segura que la huella que dejó, fue imborrable.

            Así yo no estuviera lista para mostrarlo, quería mostrar, sí, que era capaz de escribir con pasión y que mi principal fuente de inspiración había sido usted.

            Mencionó que debía dominar mis demonios por mi cuenta y no por ayuda de otros, tenía mucho sentido, pero era yo la que no se lo quise dar ya que en el fondo sabía que mis dependencias emocionales aún tenían el control.

Pero ¿a quién se lo iba a contar? Tal vez no estaba completamente lista para aceptar que mis emociones las dominaba alguien más o tenía tanta prisa en borrar mi pasado que no me di cuenta que ese pasado tan caótico era lo que me permitía cambiar tanto día a día, hasta lo que fui en los últimos meses, porque era un cambio continuo conforme pasaban los seguidos y creí que iba mejorando.

            Las luces que se encuentran dentro de nuestro ser muy pocas veces son capaces de brillar por sí solas, ¿por qué? Eso no lo pude responder, solo supe que fue doloroso darme cuenta que mi luz se había apagado por tiempo indefinido.

            Las personas aseguran que en ocasiones es más doloroso aferrarse que soltar y tal vez lo comprobé de distintas maneras tanto que no me pude alejar de esas relaciones que tanto daño me hicieron, todo porque no aprendí a soltar. En algún momento me pareció irónico porque por un lapso de tiempo no dependí de ninguna otra luz y estaba aprendiendo a ser feliz, aunque me doliera como el infierno.

            Justo en ese punto, mi corazón estalló de amor, escuchando Keep Holding On, canción que usted había seleccionado para que yo la escuchara, fue como cerrar una de las más dolorosas noches de mi vida de la mejor manera, fue como que el destino quisiera volver a confirmarme que Señor L., llegó para brindarme su amistad siempre que pudiera sin importar mis sentimientos o no.

            Fue la gota que terminó de llenar el vaso porque, a través de esa canción pude sentir una parte de su corazón que me gustaba mucho y era su disposición de para ayudar a los demás.

            Esa madrugada logré descansar, sin embargo, la vida me preparaba un dardo venenoso como los que le gustaba darme a la mañana siguiente.

            Hubo una mala sensación en mi pecho, esa clase de sensaciones que se instalan y que la mayoría le llama mal presentimiento. Yo le llamé conexión.

El 11 de junio, nos llamaron del hospital y nos dijeron que le habían permitido una videollamada y que ella iba a poder hablar con nosotros al menos unos minutos, nos reunimos en el patio de mi casa y esperamos…




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