No creo que haya sido nunca tan respetada en mi vida, hoy, con el marqués por primera vez sentí que no era un objeto de la caja de pertenencias de los españoles, por primera vez sentí que tenía voz propia, que tenía derecho a decidir por mi misma lo que quería en la vida, por primera vez me sentía realmente importante y valorada, como nunca me había sentido.
Camino por los conucos con una sonrisa plantada pensando que si todos los españoles fuesen al menos un céntimo como el marqués, definitivamente no molestaría tanto que estén en nuestras tierras.
-¡AYANA! - escucho la voz de una vieja amiga que me saca de mis pensamientosy me maravillo de verla, sus ojos se ven cansados, su cuerpo explotado, y al parecer no ha dormido bien en días, sé que las plantaciones pueden ser difíciles, pero el cambio que pueden llegar a causar en las personas es realmente
significativo.
-Que gusto volver a verte, Bada- sonrío ampliamente recordando cuando éramos niñas y salíamos a jugar en el conuco.
La vida de los esclavos es dura desde el primer momento, pero, cuando entras en la edad en la que puedes hacer trabajos forzosos, sin importar nada tu infancia te es arrebatada sin marcha atrás hasta el aliento de tu vida, es penoso, penoso que trabajes cada día de tu vida, de sol a sol por alguien más que goza de todos los beneficios del fruto de tu esfuerzo.
-He estado terminando unas tareas en el conuco- dice trotando hacia mi- yo creo que ya hemos acabao’ por hoy –murmura más cerca y un poco agitada. – ¿y tú? ¿Viene de la casa de tus amos?
-Sí, sí, ya había terminado por el día de hoy y las crías están durmiendo, la señora
me dio permiso pa’ poderme retirar.
-¿Y esa sonrisita?- coloca sus manos en su cintura y me mira de arriba abajo- ¿qué es lo que te están dando en esa hacienda que te pone tan contentica ́ eh?- me mira y se ríe, yo me limito a carcajear.
-¿Ya andas de noviecita con uno? Decime yo te guardo el secreto –palmea mi hombro y niego.
-Nada de eso Bada, tú crees que con todo el trabajo que tengo tendría tiempo pa’ darle a un noviecito, no Bada, nada de eso.
-Esos ojitos no dicen lo mimo’ no -me dice y empezamos a caminar.
-Estaba pensando....
-¿En quién?
-BADA, por favor, ya te dije que no hay tiempo pa’ eso. –reímos al unísono. -Te voy a dejar hoy, pero de que me aprendo ese cuento me lo aprendo- advierte.
Cambio el tema para evitar dar demasiados detalles de mi alegría. -¿Cómo te va en el conuco?
-Bien, tu sabe’ lo difícil que e’, adema’ no ha llovio’ y eso nos tiene retrasados, pero la cosecha se va a da’ buena, lo siento. –dice con felicidad. – ¿y a ti en la casa de tus amos?
-Bien, los niños están creciendo, María Catalina ya gatea y no deja de tocar todo lo que se encuentra por los suelos. – sonrío recordando a la niña blanca que se ha robado mi corazón.
Sin darnos cuenta, entre la plática hemos llegado al batey, me despido con un abrazo y decido entrar a mi bohío, mamá como siempre para cuando he llegado ya está sirviendo su famoso caldo en las tomutas, me quedo a un lado de la cocina y cuando mis pies empiezan a doler me doy cuenta de que me están pasando
factura por todo lo hecho el día de hoy.
-¿Como han ido hoy las plantaciones? - pregunto para buscar un tema de conversación y sacar a mi mamá de su ensimismamiento.
-Aya, llegate ́- sonríe- el conuco va bien, el problema es que no ha’ llovio’- pone sus labios en una línea recta y suspira, la lluvia es una parte muy importante para la cosecha y todos lo saben, por eso hasta que no llueva la tensión dentro del conuco no va a cesar.
-Eso he oído, me he encontrado con Bada de camino pa’ ca’, me ha contao’ lo difícil que está siendo tener la tierra tan seca.
-Así es mija’, pero tengo fe en esta cosecha, va’ a salí’ buena.
Miro hacia la tomuta que lleva el caldo calientico’ que ha preparado mi mamá, la brisa sopla y aunque todavía estamos en verano el ambiente fresco, ni tan caluroso ni tan frio le da una buena aura a la noche, y esa cosa brillante allá en el cielo, esa luna que sale para todos, que muestra su belleza ante cada ojo sin
distinción nos honra con su presencia lástima que no podamos contemplarla toda la noche, pues a la salida de su amigo el sol, los esclavos tenemos que empezar nuestra labor.
La vida de un esclavo se resume a disfrutar de las cosas más pequeñas, porejemplo yo, si fuera una joven española mi mayor preocupación y deleite sería encontrar el vestido perfecto para conquistar a un buen señor en un baile, sin embargo mi mente no puede estar más lejos de pensar una cosa como esa, en cambio debo de deleitarme si es acaso puedo dormir algunas cuantas horas.
Desde este lado de la vida, desde mis labios que han deseado probar cosas que comen delante de mí que no puedo ni siquiera atreverme a probar, desde mi piel que ha soportado cada uno de los golpes propiciados por mi amo, desde mis manos que siendo tan jóvenes ya están cansadas, desde mis ojos que me piden a gritos más horas de descanso, desde mis pies que están exhaustos de recorrer los caminos del batey y la hacienda, desde mi cuerpo que no tiene más que vestir que unos trapos viejos y rasgados, desde aquí, de este lado de la vida las cosas son tan distintas... es como que sin importar lo cerca que pueda a llegar a estar de un español hay una muralla que nos separa; pero una muralla que no ha sido impuesta por la naturaleza, una muralla que no ha sido impuesta por algo superior, una muralla impuesta por ellos, una muralla que se basa en la creencias de supremacía por un color de piel, una muralla que realmente no debería existir.
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Editado: 23.12.2023