– Suerte en tus clases.
Asentí con una sonrisa tonta en los labios.
Me removí incómoda en el asiento sin saber como actuar después de lo ocurrido. Ambos habíamos confesado nuestros sentimientos y debido a ello había un aura de incomodidad alrededor de nosotros. A partir de ese momento no sabía como debía de actuar frente Amir, sentía mis pies convertidos en gelatina y no podía detener el bombardeo acelerado de mi corazón; porque definitivamente no podía tratarlo igual que antes, no después de haber irrumpido en su oficina y haberle confesado los sentimientos que tenía guardados en mi interior, al igual que todas mis dudas.
De alguna forma se sentía diferente. Era diferente a cuando salía con Hazel. No encontraba ni las fuerzas para salir del auto debido a los nervios que sentía, ¿siempre había sido así estar con alguien? Porque esta era la primera vez que sentía que mi corazón iba a explotar debido a los latidos descontrolados, así como la poca movilidad motriz que tenía en estos momentos.
– Creo que tu clase ya comenzó – murmullo Amir igual que nervioso que yo. Ambos parecíamos un par de gelatinas frente al otro.
Miró su reloj en su muñeca para después acomodárselo con torpeza.
Si no salía del auto ahora, la temperatura en el auto iba a explotar debido a nuestra timidez.
– Te veo al rato – dije torpemente, abriendo la puerta del coche para salir finalmente de el.
Lo despedí con un movimiento de mano mientras que él me sonría tan dulcemente que me hizo temblar en mi lugar. Amir verdaderamente iba a matarme.
Exhale reuniendo fuerzas mientras entraba al instituto, tratando de disimular la radiante sonrisa que tenía en mi rostro. Llegue a mi casillero y lo abrí para sacar una libreta para tomar notas, ya que no había traído mi mochila conmigo. Miré la hora en mi teléfono para darme cuenta que solo faltaban cinco minutos para entrar a mi última clase así que debía apurarme si no quería perdérmela también.
Afiance mi libreta contra mi pecho mientras caminaba de prisa hacia mi aula que se encontraba en el edificio de arriba. Tuve que detenerme en mi camino cuando una cabellera castaña se interpuso en mi camino.
Elina Cromwell me miraba respectiva, con ambas manos empuñadas en su cintura.
Suspire agotada al verla.
– ¿Así que hiciste que mi hermano te trajera en su auto? – cuestiono en reproche.
– Tengo que ir a clase, si me disculpas – dije en un intento de esquivarla y omitir toda esta escena, pero era de esperarse que no iba a ser tan fácil evadirla.
Volvió a colocarse frente a mí, bloqueándome el paso.
– No me agradas.
Vaya novedad.
– Creo que lo dejas muy en claro.
Ella frunció sus labios en un gesto descontento.
– Viniste de repente a nuestras vidas como la prometida de mi hermano, como una chica que solo busca cazar a algún chico rico, esa es la razón por la que no me agradas, no porque seas de una clase distinta a la nuestra.
– Entonces debo darte las gracias por no discriminar mi clase social.
Intente nuevamente escaparme y seguir subiendo las escaleras pero no me lo permitió. Volvió a colocarse frente a mí.
– No lo comprendo, eso es todo. Amir no es el tipo de hombre que toma una decisión tan apresurada como el matrimonio, es por eso que me cuestiono cada una de tus acciones y persigo cada uno de tus movimientos para evitar que puedas romperle el corazón a mi hermano.
Reí sarcástica ante su comentario. Si uno de los dos podría romperle el corazón a otro, ese definitivamente sería a ser Amir, no yo.
– Entonces sigue haciéndolo, sigue observando cada cosa que hago y mira con tus propios ojos quien es el que saldría perdiendo entre ambos.
Esta vez si logré esquivarla. Pase de lado y seguí mi camino por las escaleras.
– Él iba a comprometerse con Miranda.
Me detuve a mitad de las escaleras al escucharla. Me giré lentamente hacia ella quién aún me daba la espalda.
– ¿Qué? – murmuré ofuscada mientras que mi corazón detenía todas sus funciones y solo mi cerebro me mantenía en pie.
La mención de su nombre me trajo devuelta aquel momento en el que me encontré a Miranda Jancks a las afueras de Risten, cuando Amir me arrastro a los terrenos de los Cromwell. Ella se veía molesta debido a mi presencia y me había cuestionado mi relación con Amir, en ese momento le había restado importancia y en estos últimos días incluso me había olvidado de lo sucedido, pero escuchar su nombre de manera tan repentina y en una situación que yo desconocía, me había tomado por sorpresa.
Elina se giró hacia mi, quedando ambas frente a frente. Descendí los escalones que había subido para quedar nuevamente junto a ella.
– ¿Ellos iban a comprometerse?
– Miranda es una buena chica, de una buena familia y perdón por decirlo, pero es la que más encajaba con mi hermano. Ella era la candidata de mi madre y dado que Miranda a estado cerca de la familia debido a los negocios que tienen su familia con la nuestra, no iba a tardar para que ellos se comprometieran.
– ¿Amir estaba de acuerdo?
La miré con suplica, rogando que su respuesta fuera la que yo quería escuchar.
Elina desvío su mirada de la mía.
– No soy una mala persona, Dina. Puedo ser caprichosa y arrogante pero no me agradan las mentiras. Obviamente mi hermano no sentía, ni siente nada por ella, pero sabes algo.. – se acercó a mí como si fuera a decirme un secreto – Amir haría lo que fuera por su familia, si mi madre le dijera que se case con ella, él no dudaría en hacerlo, ¿y sabes porqué?
Asentí a pesar de la opresión en mi pecho al saber la respuesta.
– Porque él es muy bueno en reprimir sus verdaderos sentimientos.
Ella asintió con la cabeza.
– Cuando llegaste, simplemente me asuste por perder el cariño de mi hermano. Amir no es muy afectuoso y el que tu llegaras de esa forma con él hizo mi cabeza un lío. Él realmente había salido de su zona de confort contigo, y que mi amiga no se casara con mi hermano como yo lo deseaba realmente me enfureció, así que lo siento por encerrarte en el baño.
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Editado: 07.04.2022