JUAN PABLO.
La manera en la que me besa me enciende como fósforo. Es un torpe, pero caliente, muy caliente beso.
Mis manos toman vida por si sola y se dirigen a sus piernas, son muy suaves y... El sonido que mis oídos escuchan me alertan de un grave peligro. Me alejo de Ana quedando de espalda; esa niña es un peligro, uno muy grande para mí.
Inhaló y exhaló, tengo que sacar una escusa perfecta para que ella no se haga ilusiones conmigo. Ella es una niña, y no debo caer en su perverso juego de enamoramiento.
—Besas muy rico Robocop, que pena que mamá ya esté aquí —no la miro, solamente medito las palabras que diré—. Robocop... ya sé mi novio, sabes que soy la mejor para ti... —la miro.
—Ana, ese beso, tú me lo robaste... Tú no me gusta, eres una niña y yo un hombre hecho y derecho, así que no vuelvas a repetir esto porque le diré a tu mamá —rueda los ojos.
—Dile, para lo que me importa —se encoge de hombros.
Siempre he sido precavido, pero he olvidado como serlo con ella.
—Ana, te toma las cosas como un juego...
—Yo quiero algo serio y duradero contigo, que tú no quieras, es otra cosa.
No me gusta que diga «algo serio» pues hace hormiguear mi pecho, cosa que no ha pasado desde hace más de 5 años.
—Yo no quiero nada contigo —pone unos ojos tristes como el gato con botas.
—No digas eso Robocop, no ves que lastimas a la mujer que te ama.
—Mejor me voy, no vaya a ser contagiosos lo que tú tienes... eres una niña que necesita un psicólogo de urgencia —rueda los ojos.
—Yo quiero otro psicólogo —me mira de pie a cabeza y por intuición me cubro mis partes, pues su mirada está ahí; esa mirada barbara me asusta.
—Compórtate —manifiesto y me voy para no tener problema por malentendidos.
[***]
ANA.
—Te amo —le tiro un beso y él solo se va.
Robocop se ha ido a casa, pues mamá le ordenó, puesto que ella ya está conmigo y él no tiene que cuidarme. Me acerco a mamá toda melosa, pues quiero algo.
—Mamiiii —parezco gato acariciando a su amo.
—Ahora, ¿qué quieres, Ana?
—Pues, yo creo que Margarita merece unas vacaciones —me mira confundida.
—¿Qué tramas, hija? —muy en el fondo me conoce.
—Nada. Solo que vi a Margarita con unos ojos cansados y pues me dije: "Ana, Margarita mereces una largas vacaciones".
—... Las vacaciones le toca en dos meses, no sé si ella la quiere adelantar.
—Mamá, Margarita, ha trabajado mucho tiempo contigo, deberías darle unos 4 meses de vacaciones, ella se lo merece —pestañeo varias veces para convencerla.
—Ana... Es que Margarita te cuida mucho, Ernestina te cubre las locuras que haces y no puedo dejarte sola un momento porque tú haces un caos.
—Pero está Robocop —frunce el ceño.
—¿"Robocop"? —cuestiona.
—Mami, es que el guardaespaldas se parece a Robocop. Además, su nombre es muy largo —nada más espero que me crea.
—¡¡Ay, Ana!! Pobre chico que tiene que soportarte. En fin… No sé cómo es que me convences. Por cierto, ¿cómo te fue con el guardaespaldas?
Me lo besé dos veces, y lo estuve molestando mucho, y lo voy a seguir molestando hasta conquistarlo—. Bien, es agradable —sonríe.
—Que bueno que te lleves bien con él, pues tú tienes un carácter medio extraño y de ti se puede esperar cualquier cosa —tiene razón.
—Tampoco así... Mami, ¿qué piensas hacer con lo que te dije de Margarita? —la miro con mucha ternura.
—Tienes razón, ella necesita vacaciones, ¿qué país consideras que le gustará?
Me amo, y amo a mamá por aceptar todas las cosas que le pido (suspiro). Estoy segura de que cuando Robocop sea mi novio mamá no dirá nada.
JUAN PABLO.
Abro la puerta feliz de haber llegado a mi casa y haberme alejado de esa loca que tengo que cuidar. La verdad es que no parezco guardaespaldas, parezco niñero de una niña malcriada y berrinchuda.
—Juanpa, ¿por qué esa carita? —Yanela aparece con una sexy lencería negra.
—Tuve un pésimo día —viene hacia mí.
—Seguro te toco cuidar a la típica fresa aniñada que detesta proteger —niego.
—Me tocó alguien peor —comunico.
—Cuéntame —toma mi mano.
—Pues... es una niña de 18 años, loca, revoltosa, exigente, manipuladora y atrevida —sonríe.
—¿Por qué atrevida?
—Me besó dos veces y las situaciones se volvieron muy tensa, pues en la primera me vio una de las señoras que trabaja ahí y en el segundo su mamá llegó, pero no nos vio —se ríe a carcajadas.
—¿Y tú te dejaste besar de ella?
—Ella se me pega como pulga y no la puedo lastimar porque mi deber es cuidarla.
—Tendrás que aguantarla, no tienes opción Juanpa.
—Estoy estresado, harto, hostigado y desesperado. No quiero seguir cuidando a Ana, es niña me va a dar muchos problemas, demasiados problemas.
—Olvídate de ella, o dile a su mamá la clase de hija que tiene. Juanpa, no tienes por qué aguantarle su juego. No la conozco, pero se nota que es una niña caprichosa de mami y princesa de papi.
—Ya, dejemos de hablar de esa loca, no quiero que me arruine la noche —pasa la lengua por sus labios.
—Nuestra noche —me besa con desesperación y yo, pues... solo quiero desestresarme y olvidar que soy el guardaespaldas de Ana, de esa niña loca e imprudente.
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Editado: 29.06.2022