Amanece, hay nubes en el cielo, el clima esta frio, al parecer llovió en la madrugada y fuerte.
Acabo de abrir los ojos, estoy en mi cama, la almohada esta tibia, estoy abrigado por mis sabanas, es uno de esos días donde la cama te seduce para que te quedes echado toda la mañana y ¿cómo no hacerlo? Siento que si me destapo me estaré como en el polo norte.
-Mejor me quedo aquí-dije para mí mismo volviendo a cerrar mis ojos.
-¡Ni lo pienses!
Salté de la cama al mismo tiempo que abría los ojos de nuevo mientras sentí como mi corazón latía rápidamente del susto, después de todo no estoy acostumbrado que una luz redonda que sale de mi cabeza me sorprenda levantándome...
No es como mi mamá que se escuchan sus temibles pisadas desde que empieza a subir las escaleras y yo echado desde mi cama me preparo para ser despertado cruelmente. Ya me sé de memoria todos los pasos que hace mi mamá para despertarme.
Primero: Abre la puerta de mi cuarto de manera innecesariamente ruidosa.
Segundo: Me empieza a cantar una canción mañanera que ya me la sede memoria mientras hace el tercer paso.
Tercero: Abre la cortina haciendo que a mi oscura morada entre toda la luz cegadora del sol.
Mayormente en el tercer paso me rindo y me levanto pero si yo sigo insistiendo en dormir.
Va a mi baño y en una jarra empieza a llenar agua fría para echármela.
En ese momento el miedo me gana y me levanto, porque en el caso de que yo en mi terquedad quisiera seguir durmiendo, me hecha el agua fría en toda la cara, mojando no sólo mi lindo rostro sino también mi hermosa cama, y a que ni adivinan quien tendrá que lavar las sabanas que se mojaron... ¡así es! Yo, por eso mejor despertarme antes de que mamá haga tal locura.
Pero ahora sale una luz de mi cabeza para gritar que me levante de la cama... ¿cómo cambia la vida de uno no?
-¡Ya levántate tenemos que hacer tu tarea!-dijo ella
-¡Hay que molestosa eres! En vez de llamarte señorita creatividad deberías llamarte señora aguafiestas.
-¿Me estás diciendo vieja?
No sé por qué pero esa frase me hizo recordar a mi mamá cuando se molesta y de repente me entró el miedo...
-No como crees, de seguro si tuvieras cuerpo te verías como una chica de 15 años.
Al parecer se quedó con ganas de discutir pero se contuvo al escuchar mi alago.
Me cambie la pijama en el baño de mi cuarto en vez de en mi cuarto porque no quería que ella me mirara al terminar salí y le dije que se metiera a mi cabeza para bajar a desayunar pero ella dijo que quería quedarse en mi cuarto a ver si así de alguna manera se inspiraba para una historia. Se me ocurrió una idea y accedí a su petición.
Cuando estaba bajando las escaleras me topé con mamá, que cuando me miro se sorprendió tanto que se quedó con la boca abierta.
En eso ella, sin dejar de verme, le pregunto a mi papá que estaba desayunando:
-Ju-julio ¿qué hora es?-mi papá miro su reloj que traía en su muñeca y le dijo:
-Son las...7:38, Miranda.-mi mamá con una mirada incrédula y hasta un poco preocupada le contesto:
-¿Tu reloj está marcando bien la hora?
-¡Hay mamá ni que fuera tan raro que
me levantara tan temprano!
dije mientras bajaba las escaleras, en eso a mi mamá se le dibuja una sonrisa en la cara y me abraza fuerte de la nada.
-Mi hijo se está volviendo un muchacho responsable.
Dijo mi mamá con una sonrisa y se notaba bastante orgullosa, no sé qué tenía que ver una cosa con la otra pero mientras este feliz y no me quiero pegar con la chancla todo bien...de hecho me siento un poco mal por esto, siento que ella espera tan poco de mí, que cualquier cosa que haga bien la enorgullece.
Después del cariñoso y fuerte abrazo de mamá, fui a sentarme a la mesa para tomar mi desayuno que era...
¡Oigan!, ¿¿¿y dónde está mi desayuno???
-¿Mamá mi desayuno?
-¿No vez que estoy ocupada hijo?, prepararé tú mismo ahí tienes pan en la mesa, en la refri hay mantequilla, queso, mermelada, leche condensada...
Me sentí traicionado, esperaba un poco más de cariño pero no me puedo quejar ya que mi mamá se molestaría tanto de mi pequeña queja que me dejaría sin almuerzo.
En casos como estos suelo comer leche condensada untados en dos panes con leche de tarro para tomar, le echaría queso al pan para derretirlo en el microondas... pero que flojera hacer todo eso, mejor así nomás.
Después de terminar de comer fui a preguntar a mi papá si me podía ayudar con mi tarea quien sabe tal vez él podría tener en sus cuadernos de su etapa escolar alguna historia o quien sabe tal vez tiene alma de escritor y podría ayudarme a hacer la tarea rápido.
-¿Papá me puedes ayudar?
Me miró sorprendido y alegre, no hablo mucho con papá ya que el para fuera de casa trabajando, así que si me podía ayudar en algo estaba contento porque quería quedar bien con su hijo.
-¿En qué quieres que te ayude hijo?
-Mi profe de literatura me dejo una tarea que consiste en hacer una historia de algún tema.