Señorita Gales (completa)

8. Un borrador de dos colores

La clase de Runas Antiguas terminó siendo muy educativa; se había desarrollado en uno de los salones del palacio ambientado para que luciera como un aula de clases. Contrataron a un verdadero especialista en el tema, quien dictó una pequeña clase sobre las dos primeras runas en todo el mundo, y a su vez, un pequeño recorrido por la mitología nórdica.

—Ni siquiera en la escuela he aprendido tanto como lo he hecho hoy. —comentó Winnie mientras salía del castillo. Eran casi las seis de la tarde, por lo que ya se acercaba la hora de regresar a casa.

—Ha sido un excelente día. —habló Jack a su lado

"¡Vaya que lo fue!", pensó Winnie. Mindy estaría tan orgullosa de ella cuando escuchara lo mucho que había progresado con Jack.

Subieron al auto con una pequeña sensación de nostalgia; les había agradado tanto el evento que deseaban que fuera real.

Una llamada al celular de Winnie captó su atención; revisó el móvil un tanto extrañada, alarmándose cuando se dio cuenta de quien se trataba.

—¡No puede ser! Me olvidé por completo de la fiesta de Pierce. —comentó un tanto alterada y respondió la llamada. —¿Aló? Sí, genial, sólo tomaré a Peter y voy para allá. ¡¿Vendrás a recogerme?! No, no hay problema, claro, en diez minutos, entendido. —Habló, y colgó rápidamente. —Jack, tenemos que llegar a casa lo más rápido posible.

—¿Pasó algo? —le preguntó él un tanto asustado.

—Mi amigo hará una fiesta de año nuevo; tiene una banda, y quería que lo ayudara a tocar hasta que llegara el DJ. Lo olvidé por completo; me siento terrible. Soy la peor amiga del mundo, no debería ser tan...

—Winnie, Winnie, tranquila. —la interrumpió Jack un tanto abrumado. —Y abróchate el cinturón. —ordenó. —Estarás en casa en diez minutos.

Y así fue. Jack se estacionó afuera de su casa aún con la túnica puesta y observó a Winnie bajar del auto como una bala.

Sacó las llaves de su bolsillo un tanto nerviosa e intentó abrir la puerta antes de que Pierce llegara, pero fue en vano, el auto del peliazul se hizo presente en la cuadra, y se estacionó a las afueras de la casa de la joven.

—¿Winnie? ¿Eres tú?—le preguntó Pierce bajando del carro.

La joven giró sobre sus pies aferrada a la bolsa que contenía su nueva varita, y le dedicó una sonrisa nerviosa.

—Estaré lista en cinco minutos.—habló.

—Vale, vale. Tómate tu tiempo. Te ves muy tierna por cierto.—le dijo él acercándose a ella con una sonrisa, dispuesto a ingresar a su casa.

—G-gracias.

Jack Weston observó la escena desde el interior de su auto, un tanto sorprendido por la notoria huida de Winnie, pero no dijo nada. Bajo del carro dispuesto a abrir la puerta del garaje y se deshizo de la túnica que llevaba puesta.

—¡Ey, Jack! —lo llamó Winnie desde el otro lado de la calle, mientras él cerraba el portón del garaje después de guardar el auto.—¿No quieres venir con nosotros? Será mejor que pasar año nuevo en casa.

Jack lo dudó por unos segundos y observó al chico de cabello azul un tanto curioso. Él le dedicó una mirada de amabilidad, aunque por dentro se sentía algo incómodo y hasta sorprendido.

—Eh...ya guardé el auto. —respondió.

—Pierce puede llevarnos ¿Verdad? —le preguntó ella a su amigo.

—Sí, estaría bien; subamos.

Jack Weston decidió no negarse; él era muy fan de las fiestas, inclusive, constantemente animaba a sus amigas a asistir a algunas, esto cuando aún vivía en Hopmond, sin embargo, aún tenía ciertas dudas sobre dicha reunión. ¿Serían todos igual de raros que Winnie?

Se animó, a pesar de eso, a subir al auto del peliazul, de quien supo de inmediato que se llamaba Pierce, y decidió hacerle caso a aquel interés que tenía por escucharlos tocar, después de todo, una fiesta en año nuevo no era una mala idea.

...

La casa de Pierce era inmensa, esto gracias al buen trabajo de su padre, quien era abogado desde hacía muchos años. La construcción era elegante, muy moderna, y llena de luz, pero aquello no era lo que más le llamó la atención a Jack, sino la muy llamativa piscina que tenía el joven en su patio trasero.

La gente llegó en cuestión de unos minutos, muy casuales, aunque un tanto abrigados, ya que el clima era frío en aquellas épocas, sin embargo, y pese a este notorio detalle, muchas chicas y chicos se lanzaban a la piscina sin mucho cuidado, depositando su ropa sobre las sillas del lugar.

—¡El agua esta tibia! —escuchó gritar a un joven de cabello oscuro. —¡Vengan!

Jack tomó asiento en una reposera, y con su bebida en mano, observó cómo Pierce, Winnie y algunos amigos más, comenzaron a tocar una movida canción que hizo gritar a muchos. Eran geniales, y por alguna razón, la sensación de no encajar en aquel lugar se hizo presente en su mente. Casi era año nuevo; no conocía a nadie, y extrañaba a sus amigos.

El Dj llegó después de una hora, elevando el ánimo de la fiesta a una escala mayor.

—¡Vamos a bailar! —le dijo Winnie tomándolo del brazo. —Has estado sentado ahí todo el rato.

El joven estuvo tentado a decirle que no bailaban, pero aquello era una rotunda mentira, en realidad Jack Weston era muy buen bailarín, así que, tomando lo restante de su bebida en un gran sorbo, se puso de pie al costado de Winnie y se unió a ella un tanto más animado.

—Ella es Mindy. —Habló Winnie presentándole a su amiga. La pelinegra le mostró una pequeña sonrisa nerviosa a Jack, quien la reciprocó de inmediato.

—Soy Jack. —se presentó.

—Sí sé quién eres; el famoso Jack.

—¿Famoso?

—Nada, nada. —se interrumpió ella misma. —Estaré por allá, nos vemos, chicos. —se despidió y caminó hacia el interior de la casa.

—¡Mira, puedo dar vueltas como un trompo! —Gritó Winnie muy animada.

Jack rio al observarla bailar de tal forma.

—Oye no hagas eso. Has bebido alcohol y estamos cerca de la pisci...



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En el texto hay: comedia, musica, amor amistad

Editado: 04.07.2023

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