Señorita Gales (completa)

9. Un idiota que huye

con respecto al trabajo y optó por comenzar a llevar una vida más saludable, por lo que, toda la primera semana de enero comenzó a correr por las mañanas como todo un deportista.

Obviamente este último suceso no había pasado desapercibido por Winnie, quien, después de toda una semana de haberlo observado correr desde su ventana, decidió unirse a él en su corrida.

—Me has inspirado; saldré a correr también. —le dijo ella a su lado, estirando sus músculos como toda una experta. Ambos lucían atuendos deportivos muy cómodos.

—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —le preguntó él un tanto sorprendido. —No sé si puedas seguirme el ritmo.

En realidad, Jack quería mantener su distancia, sobre todo después de haber tenido aquella charla con Pierce en año nuevo.

—Estoy más que segura. —respondió Winnie con una gran sonrisa entusiasta.

—Bueno...si insistes. —aceptó Jack soltando un suspiro de resignación.

Trotaron hacia el parque más cercano, y decidieron dar vueltas por todo el perímetro.

Aunque Winnie no estaba acostumbrada a hacer ejercicio con frecuencia, pudo aguantar muy bien todo el trayecto, y sonrió muy satisfecha cuando tomó asiento en una de las bancas y bebió un poco de agua. Jack imitó su acción y se sentó junto a ella.

—Me sorprendes, pequeña Winnie. —comentó.

—Estás hablando con una saxofonista; tenemos buenos pulmones. —habló ella con mucho orgullo.

Jack sonrió a su lado por inercia. Ella siempre tenía algo por decir, y aunque aquello le había incomodado al inicio, en aquellos momentos podía jurar que casi estaba acostumbrándose.

La miró de reojo un tanto pensativo, encontrándola distraída tratando se secar sus lentes con su chompa. Sus mejillas llenas de pecas, lucían muy sonrojadas debido al ejercicio, lo cual sólo la hacían lucir mucho más tierna a sus ojos.

Winnie pudo sentir su mirada, y un tanto nerviosa, giró su rostro hacia él y lo observó a los ojos en silencio. ¿Por qué tenía que verse tan bien con el rostro sudoroso? Él era un chico realmente atractivo para ella, pero, aunque se había esforzado por acercarse a él y obtener algún progreso, Jack siempre le había dejado muy en claro que él solo la miraba como una amiga, y de cierta forma, aquello le resultaba muy doloroso.

Los profundos ojos marrones de Jack la observaban como si trataran de descifrar algo en su mirada.

—¿Jack? —le preguntó al notar que el chico de rulos había enmudecido, pero él no le respondió; lentamente se acercó hacia ella tomándola por sorpresa, dejando su rostro muy cerca al suyo, tanto que en un simple movimiento podría acabar por besarlo, pero la repentina acción del joven la dejó petrificada. ¿No era acaso lo que ella quería? ¿Por qué su cuerpo no reaccionaba?

Bastó un solo segundo de indecisión de Winnie para que Jack cayera en cuenta de lo que estaba a punto de hacer, y con el rostro tan rojo con un tomate, se puso de pie en seguida, dejando a la pobre Winnie sentada sobre la larga banca, aún nerviosa y un tanto decepcionada.

—Eh...debo irme; tengo que alistarme para el trabajo. Cuídate, Winnie —le dijo él y corrió hacia casa, huyendo de ella.

¿Qué había hecho?

Se dejó guiar por su propio impulso, uno que lo había sorprendido y avergonzado a la vez. ¿Verdaderamente había tenido ganas de besarla? ¿Qué hubiera pasado si Winnie reaccionaba? ¿Cómo quedarían las cosas entre ambos? Definitivamente Pierce lo hubiera encarado con molestia, y no lo culpaba; pero sobre todo le preocupaba una última cosa. ¿Cómo se sentiría Winnie ahora? Él era un idiota; no había duda de eso, y como buen idiota que era, decidió responder a la situación como uno: Huyendo.

Y claro, lo seguiría haciendo hasta que el tema quedara olvidado, aunque al tratarse de Winnie, aquello era algo casi imposible; y Jack Weston lo sabía muy bien.

...

Se escondió de ella el resto de la semana. Sí, era un cobarde, pero para él aquella era la única forma de estar a salvo.

Descendió por el ascensor del trabajo rodeado de sus dos amigos, quienes lucían muy animados aquel día. Todo lo contrario a Jack.

—¿Te sientes bien? —le preguntó Fred al observarlo tan ensimismado.

—Sí, es solo cansancio. —respondió.

—¿Seguro? ¿No tendrá que ver con alguna chica en especial?

—No, Pedro, no tiene que ver con nadie.

—¿Tú le crees, Fred? Yo no, la verdad. —comentó Pedro. —Aún no nos cuenta cómo pasó su año nuevo, pero ya tengo varias ideas en la mente.

—Pasé año nuevo con Winnie ¿Ok? —confesó Jack un poco alterado. —Pero no es lo que piensan; no ocurrió ni ocurrirá nada.

—Bueno, eso es genial, porque no sé si te has dado cuenta aún, pero Nina sigue echándote el ojo desde el primer día.

—No es cierto, chicos. Ya paren con eso.

—¿Ah sí? ¿Entonces por qué nos espera en nuestra mesa con su bandeja de comida?

Jack buscó entre la gente a una cabellera rubia, hasta que le encontró justo como su amigo le había indicado. Nina Bruce esperaba por ellos con una sonrisa.

Tomaron asiento junto a ella una vez que llenaron sus bandejas de comida y la saludaron amablemente.

—¿Cómo han estado, chicos? —les preguntó ella, mordiendo una manzana.

—Bien. —respondió Pedro casi babeando por la forma tan sensual en la que mordía la fruta.

—Me alegro mucho. ¿Y tú Jack? Estás muy callado, quizás necesites salir para despejarte un poco.

—Eh...no creo. —negó él un tanto nervioso. —Estoy bien; solo estoy tranquilo, por eso no hablo mucho.

—Qué curioso. —le dijo la rubia colocando su mano en uno de los hombros del joven. —Sólo quería decirte que si algún día necesitas salir a recorrer la ciudad, no dudes en llamarme. —añadió guiñando un ojo y se levantó de la mesa. —No vemos, chicos, cuídense.

—¡No puedo creer que tengas a la chica más sexy de toda la editorial y no seas capaz de invitarla a salir! —Exclamó Pedro con reproche, cuando la rubia estuvo lo suficientemente lejos de ellos.



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En el texto hay: comedia, musica, amor amistad

Editado: 04.07.2023

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