Una castaña de cabello largo ondulado entraba a la modesta casa donde vivía bajo la mirada de su abuelo, quién la miraba con seriedad, desde el lugar donde estaba sentado, haciendo que ella sienta intriga por ello.
—¿Qué sucede abuelo?, no era necesario que me esperaras despierto — decía Marie, con la mayor calma que pudo, mientras continuaba su camino hacia su habitación.
—Claro que era necesario Marie, ya que tenemos mucho de qué hablar — respondió el señor Portman con firmeza, haciendo que la joven detenga sus pasos.
—¿Mucho de qué hablar? — expreso en tono intrigado la joven, girando para posar su mirada en su abuelo.
—Acércate y toma asiento Marie — agregó con seriedad el señor Portman, mientras miraba fijamente a su nieta.
Marie sin hacer más preguntas camino hacia el lugar donde estaba su abuelo y tomo asiento frente a este, en una de las sillas que rodeaba una pequeña mesa, al tiempo que el señor Portman la miraba fijamente causando mayor inquietud en ella.
—Pensé que habías aceptado nuestra nueva vida — pronunció el señor Portman, con cierta nostalgia.
—¿Qué? — expreso la joven.
—¿Por qué finges que tienes dinero cuando ya no cuentas con ello? — agrego el abuelo de la joven.
—Ese chismoso de Matheu….— dijo con molestia la joven.
—No hables así de ese muchacho, que él no me hablo sobre tu comportamiento en la universidad por voluntad propia, yo fui quién le ordene que me hablara de ello, y no me fue nada sencillo hacer que me comente lo poco que él dice saber de ti en la universidad — expreso con firmeza el señor Portman.
—No sé lo que te haya dicho él, solo te diré algo abuelo, en la universidad, nadie sabía de lo que nos pasó, por lo mismo no creí necesario decir que mi familia tenía mucho dinero y que un día lo perdimos todo, que era una becada más en la universidad y por lo mismo no podía ser considerada entre la clase élite de la universidad, ¿qué iba ganar con ello?, ¿qué iba a ganar?, ¿lastima?, lo dudo, lo único que iba a conseguir eran burlas y desprecio, por lo tanto, decidí callar y fingir que nada había pasado en mi vida, que todo seguía igual, por suerte como te dije, nadie de la clase élite de la universidad estaba enterada nuestra familia cayo en la ruina y a los demás no tenía por qué darle ninguna explicación y tampoco podía permitir que gente sin clase se quiera sentir a mi nivel, porque así no hayamos perdido nuestra fortuna yo sigo teniendo clase, y por lo mismo no soy como los becados — contesto Marie.
—Hija, ya hemos hablado de ello, te he dicho que con paciencia y mucho trabajo podremos algún momento volver a ser lo que fuimos — decía el señor Portman.
—¿Cuándo abuelo?, cuando tú ya no estés y yo sea una ancianita, no abuelo, yo pienso esperar hasta ese momento, te lo dije una vez y te lo vuelvo a decir: Yo recuperare lo que nos arrebataron — expreso la joven con firmeza.
—Olvídate de tu venganza y no vivas una vida falsa. Las mentiras tarde o temprano se descubren — pronunció el hombre mayor lo más calmado que pudo.
—No siempre abuelo, hay mentiras que pueden mantenerse ocultas hasta tu muerte, todo dependerá de que tan bien sepas mentir y de los aliados que elijas para cubrir tu mentira —respondió la joven con frialdad.
—Me avergüenza lo que dices — expreso el señor Portman.
—A mí no me avergüenza abuelo, porque ella es la manera que yo elegí para seguir viviendo sin bajar la cabeza ante nadie — dijo Marie, con firmeza.
—Hija…
—Abuelo, déjame hacer las cosas a mi manera, yo recupera nuestra fortuna, entonces todo habrá sido como un mal sueño para nosotros, pues volveremos a ser lo que fimos, gente de clase con mucho dinero, ya verás que yo lograre ello, ahora si me disculpas voy a mi habitación, estoy muy cansada, y mañana tengo clases todo el día — agrego la joven poniéndose de pie.
—Marie, la verdad no se puede ocultar siempre, así tengas los mejores aliados, ello es imposible, te lo digo por experiencia propia — contesto el hombre mayor.
—Yo te demostrare lo contrario abuelo, solo confía en mí, y no te preocupes por mi venganza, que más que una venganza será un placer para mí recuperar lo nuestro y hasta incrementarlo — dijo la joven, continuando su camino.
—Marie — expreso con nostalgia el hombre mayor.
La joven entro a su habitación, camino hacia su pequeña cama, tomo una almohada que había en ella y la arrojo contra la pared, al tiempo que a su mente venia el rostro del joven de cabello negro.
—Estúpido Matheu, ya hablare contigo, claro que hablare contigo y te pondré muy en claro tu posición, para que no vuelvas a meterte en mi vida, si no te meterás en mi vida, no voy a permitir que arruines mis planes, no lo voy a permitir, claro que no — pronunció con molestia.
La joven castaña, esa noche no pudo dormir bien del coraje, aunque ella no era la única que no podía dormir bien esa noche, en la Ciudad de Castella, en una de las habitaciones de alojamiento de la universidad, para los becados que no eran del pueblo, un joven de cabello negro daba de vueltas en una cama un tanto apenado y preocupado a la vez tras recordar algo que el señor Portman le había dicho hace varias horas atrás.
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Editado: 09.08.2024