Señorita Vanidad

Capitulo 17: "El juicio - No permitiré humillaciones"

Había trascurrido 5 minutos desde que Marie llego al lugar de reuniones del Club Élite, 5 minutos desde que Gerald le formulo una pregunta que la dejo aparentemente sin palabras, solo sintiendo las miradas de todos los presentes, mientras ella en su mente, trataba de encontrar alguna respuesta lógica para la misma.

 

—¿Qué pasa?, ¿Acaso es tan difícil dar una respuesta?  — pronunció con cierta ironía una joven de cabellos rubios, un tanto ondulados.

—A lo mejor si se le hace difícil darla — dijo Susu, con cierto sarcasmo, siendo escuchada por las personas que estaban cerca de ella, quién empezaron a murmurar entre ellos.

—Sí, es cierto.

—Tendrá algo con ese pobretón.

 

Se empezó a escuchar en el lugar, haciendo que Marie se ponga de pie, y mire a cada uno de los presentes, para segundos después, decir algo que dejo a todos sorprendidos, en especial a la persona que uso una vez más para salir de un problema.

 

—Dejen de especular tonterías — dijo Marie con firmeza, y con la mirada altiva, al tiempo que añadía — Es cierto que busque a Castinger en su facultad, pero no ¿por qué yo quisiera algo con él?, ¿cómo se les ocurre algo así?. Yo lo busque porque Richi me lo pidió, ¿no es así Richi? — agrego en tono firme la joven, posando su mirada en el nombrado.

—Bue…no,….— expresaba titubeante el joven.

—No hubiera querido revelarlo, pero tampoco puedo cargar con una culpa que no me pertenece, yo solo te hice un favor — pronunció con firmeza Marie.

—¿Ello es cierto Richard? — contesto Gerald confundido.

—Sí — dijo el joven.

—Está mintiendo — expreso Susu, haciendo que Marie pose su mirada en ella. Richard lo hubiera dicho desde un principio, ¿por qué tendría que ocultar que conoce a Matheu Castinger?

—Porque sintió pena decir que él necesitaba del apoyo de un becado para un trabajo — dijo Marie.

—¿Es cierto lo que Marie dice Richard? — pronunció Gerald.

—Sí, lamento haber sido tan cobarde y no haberlo dicho a tiempo — expreso Richard, haciendo una pausa para agregar — ¡Disculpa Marie por hacerte pasar un momento así!

—No te preocupes, comprendo que no fue tu intención, como tampoco fue la mía revelar que fuiste tú quién necesito el apoyo de un becado para un trabajo, pero dada las circunstancia….— decía la joven, mientras a su mente venía un pensamiento — «No permitiré humillaciones, claro que no las permitiré»

—Entiendo Marie — respondió Richard con la mayor calma que pudo.

—Yo no me creo ello — dijo Susu, solo para que los que estaban junto a ella las escuchasen.

—Nadie lo cree — escucho.

—Bueno, ya estando aclarado todo, damos por concluida la reunión — pronunció Gerald, con firmeza.

—Bien — respondieron los presentes, mientas se ponían de pie, para salir del lugar.

—Espera Marie — dijo Gerald tomando la mano de joven.

—Dime — contesto con seriedad la castaña.

—No fue mi intención someterte a este juicio, pero son las normas del club…

—No te preocupes, yo comprendo ello — respondió la castaña.

—Te invito un refresco en el cafetín — acoto Gerald.

—Mejor que sea la cena, ¿te parece?, hoy tengo clases hasta las 6 de la tarde, y creo que tu también, ¿verdad? — contestó Marie, mientras Richard la miraba a la distancia.

—«Marie, ¿algún día tendré alguna oportunidad contigo?» — pensaba el joven, cuando una rubia paso junto a él, diciendo unas palabras que lo dejaron inquieto.

—No entiendo, ¿por qué la proteges?, ella jamás te lo agradecerá con sinceridad — pronunció Susu, mientras pasaba junto al joven gordito, seguida de un grupo de jóvenes.

 

Richard quiso decirle algo a la joven, pero decidió callar, pues si lo hacía, solo podría complicar las cosas para Marie, y él no deseaba ello, él la amaba, y por lo mismo quería verla tranquila y feliz, y si para ello, él tenía que cargar con alguna culpa por ella, él estaba dispuesto a hacerlo, como ese día.

El joven abandono el lugar con la mirada un tanto nostálgica, pues había dejado a Marie con su amigo, y aunque él sabía del interés de ella en este, y la estaba apoyando para que ella se acerque a él, no podía evitar sentir nostalgia, pues él albergaba en su corazón la ilusión de que ella algún día le de alguna oportunidad a él.

 

—Richard, Richard — decía una voz.

—¿Marie? — expreso dudoso el nombrado, deteniendo sus pasos para girar a ver a la persona que le hablaba.

—Te llame desde que saliste del aula y nada que te detenías — agrego Marie.

—Pensé que te quedarías con Gerald.

—Tenemos clase en 15 minutos, no podía quedarme con él, además necesitaba darte las gracias por cubrirme — añadió la joven.




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