Un nuevo día amanecía en ciudad Luz, la ciudad donde Marie vivía con su abuelo en la única propiedad que él pudo conservar. Un nuevo día, que Marie debería afrontar en la Universidad de Castella, las burlas sobre su condición económica, un nuevo día en que ella está más dispuesta que nunca a no bajar la cabeza y mantener aquel orgullo y vanidad que la caracterizaban, aquel orgullo si bien había sido herido, era tan fuerte que le daba la fortaleza necesaria para seguir en pie, más comprometida que nunca con recuperar el estatus social que tenía a costa de lo que fuera, ya que ello le permitiría vengarse de la persona que había sido la causante de su desgracia Hatson Rubtson.
—Ya me voy abuelo — expreso Marie, tras salir de su habitación, sin darle como desde hace una semana, opción a este de hablar con ella, ya que cuando regresaba de la universidad lo encontraba ya dormido.
—Marie, ¿cuándo tendrás unos minutos para que hablemos?, desde hace una semana no desayunas ni cenas conmigo, es como si estuvieras evadiéndome — pronunció el señor Portman, haciendo que la joven detenga sus pasos.
—No es eso abuelo, es solo que esta semana está mucho más intensa que las anteriores, tengo muchos trabajos que presentar, exámenes, por ello, me estoy quedando hasta tarde en la universidad — contesto la joven sin voltear a verlo.
—Marie, yo sé que…..
—Abuelo, llevo prisa, prometo hacerme un tiempo esta semana para que hablemos — acoto la joven, antes de salir de la casa.
Tras salir de la casa, la esperaba el chofer de los Hamilton, quién como desde que Marie acepto el apoyo de Richard, la llevaba a la universidad y la regresaba a la casa de su abuelo.
Marie camino hacia el auto, para su sorpresa dentro de este estaba Richard, quién la miraba con una amplia sonrisa en su rostro.
—¿Qué haces acá? — dijo Marie con seriedad, tras subir al auto.
—Como me levante bien temprano, aproveche para venir por ti, y así ir juntos a clase, además tengo algo importante que decirte, y en la universidad es imposible que hablemos de ello, decidí aprovechar esta oportunidad — respondió el joven, mientras el chofer, emprendía camino.
—¿Qué quieres decirme? — contesto con seriedad Marie.
—Aquí no Marie, te lo diré en cuanto lleguemos a la Universidad….
—Pero no acabas de decir que…— agregaba la joven.
—No bajaremos del auto, solo el chofer — dijo Richard, causando intriga en la joven.
En tanto, en uno de los pasillos de una facultad, un par de jóvenes platicaban, mientras esperaban la llegada de alguien.
—¿No crees que se molestará si te ve acá? — decía un joven de lentes.
—De hecho se molestará, pero no me deja otra opción, se la pasa evitándome — contesto Matheu, mientras las personas que pasaban por el pasillo, miraban a los jóvenes y empezaban a murmurar entre ellos.
—Él que no lleve lentes, es él becado al que Marie fue a buscar.
—Bueno, son de la misma clase ¿no?, por ello, de seguro se relacionaban.
—Escuche que ella dijo que era nieto de su nana.
—De que nana, de su nana ficticia seguro, ella no tiene dinero, y de seguro nunca lo tuvo, de seguro quiso valerse de su atractivo para escalar.
Matheu quiso callar cada uno de los comentarios que escucho, pero bien sabía que no podía hacerlo, pues a lo mejor solo complicaba más las cosas para Marie.
Ella por su lado tras algunos minutos de viaje, ya estaba frente de la universidad de Castella, y tal como Richard le comento, el chofer del auto bajo del mismo, dejando solos al par de jóvenes.
—¿A qué se debe tanto misterio? — expreso Marie.
—Le hable a mis padres sobre ti, y quieren conocerte — dijo Richard con la mayor firmeza que pudo.
—¿Qué? — respondió intrigada la joven.
—Marie, ya te lo propuse una vez y tú rechazaste mi ofrecimiento, pe…pe…pero, creo que esta vez podría ser diferente — contesto el joven, haciendo una pausa para acotar — Mis padres, ya conocen de mis sentimientos hacia ti, y también saben de tu condición económica actual….
—¿Por qué les comentaste ello a tus padres? — expreso con firmeza Marie.
—Porque no es bueno vivir de mentiras Marie, y yo, y yo quiero que ellos te acepten por lo que vales, y tú vales mucho — dijo Richard.
—Es cierto, yo valgo mucho — pronunció con firmeza la joven.
—Marie, lo que te quiero decir, ya te lo propuse una vez y te lo quiero volver a proponer — dijo Richard, posando su mirada en la castaña, que empezaba a intuir lo que el joven quería decirle. ¿Quieres ser mi novia? — añadió, más no recibió respuesta alguna de la joven. Piénsalo, no me des ahora una respuesta, piensa en lo beneficioso que sería para ti ser mi novia, y más ahora que mi padre se postula para alcalde del pueblo….
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Editado: 09.08.2024