Camina por la ciudad de un hombre descalzo de humilde parecer ,vestía ropa sencilla... más bien parece un campesino.
el hombre con tranquilidad mira algunos negocios y la gente observa al transeúnte caminar, más bien lo miran con desconfianza y desprecio, la barba crecida de muchos años sin prolijar aunque también el pelo, entra a un negocio de ventas de autos y lo sacan a empujones, burlándose al dueño lo maldice por hacerle perder su valioso tiempo, entra en otra concesionaria de autos y lo echan tomandolo de la ropa para tirarlo en la calle, el hombre no se da por vencido y va varias concesionarias esperando que lo atiendan, hasta que un buen vendedor parece no importarle su apariencia, lo trata igual que a todos sus clientes y le muestra variedad de autos, incluso cada detalle de sus autos a la venta este vendedor no espera que el campesino descalzo le compre algo, pero le dijo al vendedor muy seguro de si mismo: está camioneta último modelo que ya regreso, con efectivo.
El vendedor por protocolo inició la venta preparando los papeles y cuando regresó Cien Dedos traía compañía, su hijo un joven elegante y Cien Dedos dice al vendedor: apartame el auto más caro que mi hijo elija... se lo merece porque se recibió de médico.
El vendedor hasta ese momento no había vendido nada.
Cien Dedos no era mala persona, sino que tenía una deficiencia física, nacio con diez dedos en cada pie, sus padres no aceptaron operar sus dedos, fue creciendo descalzo, y en la escuela sus compañeros se burlaban poniéndole apodos y de grande se recluyó en su estancia. Por años nadie supo de la vida de Cien Dedos.
Esa era su primera salida después de veinte años recluido, para hacerle un regalo a su hijo que se recibió de médico.