Sentimientos encontrados. Parte 2.

Planes y confesiones

Era más de mediodía y Haruto iba a casa de sus padres. Encontró a Sakura en el camino, y ella fue de inmediato hacia él.

―¡Haruto!, ¿cómo estás?, ¿estás bien? ―Sakura parecía realmente preocupada por él y Haruto sonrió espontáneamente al notarlo, sin embargo, su sonrisa se borró en cuanto ella continuó hablando―, ¿sabes si Andy y Yuki están bien?

―No, justo iba a casa para ver cómo está Andy.

―Llamé a Andy-san en la mañana y me dijo que iba a ver a Yuki-san porque, aparentemente, se sintió mal durante la noche. ―Sakura mordió sus labios―. Voy a casa de Yuki-san para ver si están bien, pero antes dime, ¿tú necesitas algo?

―No ―Haruto inhaló con decepción―, sólo fueron contusiones menores.

―¿Estás bien? ―Sakura frunció el entrecejo―, te noto triste.

―No es nada… sólo molesto por todo este asunto…

―¡Andy-san! ―Sakura le interrumpió cuando vio a Andrea dar vuelta a la esquina, corrió hacia ella y haciendo una mueca, Haruto la siguió.

Andrea no les dio muchos detalles, pero, tras asegurarles de que Yuki estaría bien, les propuso regresar a casa a esperar a los señores Matsumoto. Haruto pidió a Andrea adelantarse, pues primero quería pasar a una farmacia por algunos analgésicos. Sakura se ofreció a acompañarlo, y él aceptó con un gesto frío.

―A todo esto ―dijo Sakura―, ya no pudimos ir al cine. ¡Llevaba meses esperando esa película! Pero lo importante es que todos están bien.

―Por eso no hay problema ―Haruto refunfuñó―, puedes ir con algún otro amigo cuando tú quieras.

―Es una pena que no tengas disponible este fin de semana ―dijo Sakura―. Espero poder ir a verla hoy mismo. Ya te contaré qué tal está.

Haruto sintió un pinchazo de dolor en el pecho al ver que Sakura se retiró. Él estaba tan acostumbrado a que las chicas hicieran fila para invitarlo al cine, que el hecho de ver que justo a aquella que comenzaba a despertar su interés, no le importara en absoluto romper una cita. Se había alegrado al ver que Sakura se mostraba preocupada por él, pero cuando se dio cuenta de que sentía el mismo tipo de preocupación por Andrea y Yuki cayó en la realidad: ella lo veía como un amigo más.

Llegó a casa justo cuando llegaban sus padres. Andrea y él les contaron sobre lo ocurrido y la reacción de la señora Matsumoto fue peor de lo que imaginaban. Exigió a Haruto quedarse en casa hasta que Tessho fuera arrestado y a Andrea le insistió una y mil veces en llevar a Yuki a vivir con ellos. De algún modo la joven madre sentía que, teniéndolos a todos juntos, no tendrían que salir a arriesgarse en las calles.

No fue sino hasta alrededor de las cinco de la tarde que al fin lograron calmarla. Haruto prometió regresar a vivir a casa temporalmente y, aunque Andrea no aceptó proponer siquiera a Yuki vivir con ellos, fue convencida de hacer una cita con un agente de ventas para considerar comprar un automóvil. Terminaron de hablar. Andrea se disponía a ir a su habitación cuando Haruto la llamó al despacho.

―Andy, ¿sabes si Ushi tiene novio?

―Tenía ―dijo Andrea con gesto sombrío―, también murió en el tsunami.

―Ya veo. ¿No se ha interesado en nadie aquí en Tokio? ―Haruto parecía tranquilo, pero Andrea le miró con suspicacia.

―Quieres conquistar a Ushi, ¿no es así?

―No… es simplemente.

―Haruto, sé honesto conmigo ―Andrea acercó una silla hacia él y se sentó a horcajadas, como un detective que interroga a un sospechoso―, te la pasas hablando de ella, la invitas a salir…

―¿Por qué sacas conclusiones apresuradas? ―reclamó él.

―Haruto, no entiendo por qué sigues con esa frialdad, pero… ―Andrea inhaló con exasperación―… Ushi no tiene novio, aunque le interesa un miembro del grupo de danza, un expandillero.

―¿Le gusta un pandillero? ―Haruto se puso en pie.

―Era pandillero, ya no lo es ―Andrea se cruzó de brazos―, pero si te soy honesta, dudo que tú puedas hacerla más feliz que ese muchacho atolondrado.

―¿Crees que yo le haría daño? ―gruñó Haruto.

―Sí. ―Andrea respondió con toda seguridad―. Haruto, después de lo que pasó entre nosotros has cambiado, pero esa personalidad cáustica, fría y crítica sigue en ti. Además, me parece muy extraño, Ushi es exactamente el tipo de persona a la que más detestas: es ruidosa, emotiva y un tanto banal.

―Andy, en su momento me enamoré de ti porque, a diferencia de todas las chicas que me perseguían en el colegio, tú me aceptabas tal como soy. ―Haruto frunció sus labios―. Hace poco, Sakura me dijo que le gustaba mi personalidad, le gusta tanto que pretende copiarla para un personaje suyo.

―Te entiendo. Es rara la persona que se detiene a conocerte antes de decidir si le gustas o no. Pero ¿te soy honesta?, temo por ella. Haruto, Sakura logró terminar sus estudios de preparatoria antes del tsunami, pero no hizo nunca por ingresar a una universidad. Ella tiene fija la idea de ser mangaka…

―No tiene que ser una profesionista para que yo me fije en ella ―reclamó Haruto.

―¿Estás seguro de que jamás la denigrarías por ello?




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