Oh bella rosa, los susurros idóneos de mis palabras
te hacen ruborizar el escarlata de tus mejillas.
Hermosa rosa, ¿serás acaso alguna trampa mortal
que me seduce con su sencillez hacia
una locura eterna dentro de las sombras
que creas en primavera?
o ¿es que Dios se apiadó de mí
y me recompensa con lo más perfecto que haya existido?
Cualquiera sea la razón, estoy feliz de haber nacido
justo en el momento en el que tú decidiste existir.
Fantasma de tantos poetas.
Delicada y poderosa.
Oh bella rosa, que tus espinas no sean tan malas conmigo.
Un simple mortal que solo desea tocar tus pétalos.
Oh bella rosa, permite siquiera un simple roce
de lo seductor e inevitablemente deseable.
Rara exquisitez de lo inimaginable.
Oh bella rosa, quédate siempre
como el sueño utópico que eres
o hasta el último momento
de mi último sueño leve.