Carlos Jiménez.
Desperté de mi sorpresa, solo cuando sentí un piñizco en mi brazo, y mi madre diciendo en la casa hablamos, no podía creer, que ese pequeño angelito, me vendiera así de fácil con mi madre, -la observe y dije esta es la guerra, ya verás lo que te espera conmigo chiquita.
Caminamos todos juntos, para salir del aeropuerto, mi madre ni me miraba, claro que estaba furiosa conmigo, y eso no es todo, cuando se lo contara a mi padre, la que me esperaba, el solo se pondría de su parte y ni me escucharía, ya me habían juzgado y sentenciado todo al mismo tiempo, observo de reojo a la culpable de mis problemas y la veo tan sonriente y feliz con mis peques, no puedo negar que ella me atrae, pero lo que hizo hoy fue un golpe bajo, solo estaba bromeando, y ella tal cual buchona me acuso con mi madre.
Me escucho y me rio de mí mismo, parezco un crio, llorón preocupado porque sus padres lo regañen, porque la compañerita lo acuso de molestarla, parece que no pasara el tiempo, y yo asustado por lo que piensen mis padres de mí.
Por venir pensando tonterías, ni me percato de que ya estamos llegando a la casa que una vez fuera de mi hermana y mi cuñado, no puedo evitar que la nostalgia se apodere de mí y por mi cabeza pasen como flases las vivencias que tuvimos todos en esta casa cuando ellos vivían, como se amaban y respetaban eso es tan difícil de encontrar hoy en día.
Al final nos vinimos en dos vehículos, la princesa viajo con muchas maletas, como se ve que a la niña, no le importo pagar por peso extra, se ve que es una riquilla, sobrada de sí misma, ya me cae mal, por buchona.
Llegamos y cojo mis maletas que son solo dos, con lo básico, porque si algo me falta lo consigo aquí, y entro hacia la casa sin mirar atrás, ella vera como se encarga de todo su equipaje, sonrió de lado, todo contento, hasta que escucho a mi madre que acaba de llegar también con los niños, y el odioso angelito, diciendo dejas tu equipaje y regresas a ayudar a Berta, que ella no puede con todas sus maletas, solo resoplo y digo si ya regreso, pensé que me había salvado, ¡pero no! mi madre como siempre me atrapo, y me puso oficio.
Dejo las maletas del angelito odioso, en su habitación, que queda a los lados de la mía, tiene una decoración sencilla las paredes pintadas de blanco una cama con sabanas color concho vino, las cortinas del mismo tono de las sabanas, una coqueta con su banco, y su mesita de noche, toda sencilla para quien es el puerco esta bien el chiquero, todavía me hierve la sangre de pensar que tengo, problemas por ella, y ahí voy a donde me espera mi padre, porque de esta no me salvo, mi madre ya me vendió estoy seguro, ¡Oh que sorpresa! Me esperan los dos, estoy frito.
Berta García.
Sé que hice mal, ahora me arrepiento, pero ya es tarde, en todo el viaje del aeropuerto a la casa estuve pensando, lo que hice y sé que me deje llevar por el coraje, y eso no es bueno, mi padre se enemisto con mi hermano por años por ese motivo, y que gano, nada perderse la oportunidad, de ser amado por la familia que mi hermano construyo, solo por la rabia y no dar su brazo a torcer, yo debo ser mejor que eso, si debo disculparme con el Dr. Y decirle a su madre que solo fue una broma, si eso voy hacer.
Camino hacia la sala donde escucho voces, y reconozco dos, la tercera es la de un hombre con un tono severo, me acerco, despacio no quiero interrumpir su conversación, y escucho que están regañando al Dr. Me siento culpable, me apresuro a disculparlo con sus padres, cuando él dice, ustedes le creen a ese angelito malvado, y dicen ser mis padres, ella es una desconocida, y se colocan de su parte, me decepcionan, y me fijo que hay dos pares de ojos observándome, me imagino que es el padre de Rosa, que está junto a la señora Carla, y al poco tiempo el Dr. Gira para verme parada en el umbral de la puerta, cojo valor y termino de entrar, para disculparme.
Disculpen, creo que me perdí iba a la habitación de los peques, y pensé pedir indicación, esta casa es bastante grande y no se todavía ubicarme, siento si los interrumpí, todos me observan en silencio, el señor sonríe, y me dice eres la pequeña Berta, verdad yo te
conocí, cuando tenías como tres años eras una hermosa niña, yo era migo muy cercano de tu madre, era una gran mujer, fue compañera de la escuela y colegio de mi Carla, fue un duro golpe para nosotros su muerte.
Me quede en shok, y sigo pensando que pequeño es el mundo, les sonrió y digo es un placer, conocer a alguien que apreciara a mi madre, desde que murió mi padre se convirtió en una persona, amargada y resentida, se dedicó a su trabajo, y nos dio poco de su tiempo, y no volvimos a ser la familia que éramos cuando ella estaba viva, por eso les pido que no lo juzguen tan severo, su comportamiento con Rosa y Fausto, él lo amaba, pero es algo testarudo.
-No te preocupes, lo conocemos bastante bien, él fue la luz de tu madre, lógico hasta que ustedes nacieron, él era muy posesivo con ella, pero de algo estamos seguros es que la amaba, si quieres te enseño la casa y sus alrededores, el abogado viene mañana, por la mañana, ya le avisamos que llegaste, y va a preparar todo lo más pronto posible, no hemos tenido tiempo de conversar mucho pero en la cena nos pondremos al día, mira que he perdido mis modales te presento a mi esposo Ramón Jiménez.
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Editado: 23.11.2024