Berta García.
Y aquí estoy dándole las gracias al Juez de Paz y su Secretario, con un apretón de manos, después de convertirme en la flamante señora Jiménez, cualquiera que me ve, pensaría que estoy feliz, al lado de mi esposo, pero todo es una actuación, deberían darme el Oscar, por mi formidable interpretación de una mujer enamorada, pero todo lo hago por mis sobrinos, ese es mi mantra.
-Lo observo, todo sonriente con los pocos invitados, algunos médicos conocidos de la familia y amigos cercanos de mi hermano y cuñada, pero la que me está inquietando un poco es la morena con un vestido demasiado pequeño para mi gusto, creo que lo uso en la primaria de lo pequeño que le queda, se le arrima mucho a Carlos y el no hace nada por apartarla, pero mírenla, la muy descarada esta que lo toquetea, y él está muy cómodo, tengo 15 minutos casada y ya me siento como la cornuda del año, esto lo soluciono enseguida, me acerco donde están.
Hola buenas noches, como están, espero que la estén pasando bien, -lo observo, dirigiendo mi mirada al lugar dónde la tipeja esa, tiene colocada su mano, como si ella fuera su esposa y yo una simple invitada.
Me perdonan, si les robo un momento a mi esposo, es que se ha presentado un pequeño inconveniente, ya se los devuelvo, -el me mira como preguntándome, que pasa, solo me acerco y le agarro una mano y me lo llevo, dándole las gracias a los amigos de mi hermano, camino con él, dirigiéndome a una habitación para hablar y nadie nos escuche e interrumpa, porque le voy a decir hasta del mal que va a morir, me va escuchar.
En verdad que eres un descarado, recién nos casamos y ya estas coqueteando con esa mujercita, en verdad que Dios los cría y ellos se juntan, son tal para cual de sinvergüenzas, que pensarías si yo hiciera lo mismo.
-Por mi puedes hacer lo que quieras, sino te enteraste, esto solo es un mero trámite legal, - me señalo con su dedo índice y luego a mi, -tu y yo no somos nada, así que no me reclames pendejadas.
Es bueno saberlo, entonces a ti no te molestara, que yo tenga una relación con otra persona en tu presencia, mira que después no quiero quejas, -me voy del lugar, con mis lágrimas picando por salir, pero no le voy a dar el gusto, de verme llorar delante de él, y justo que salgo y me encuentro con su padre que me mira todo preocupado, que mala suerte tengo, el me detiene y pregunta que paso, -pregúntele a su hijo que es un patán de lo último, -y sigo mi camino a mi habitación, hasta aquí se terminó mi teatro.
Llegó a mi habitación, cierro la puerta con seguro, no quiero ver a nadie, hasta mañana que llevemos los papeles con el abogado, para agilizar los trámites e irme a mi país con los niños, a el que lo parta un rayo.
Se acabó la tregua, y que conste yo no fui la que comenzó, solo seguiré mi vida, junto a mis hermosos sobrinos, y mis estudios, y claro junto también a mi pequeña Noro, ella va a amarlos, y sé que se llevaran muy bien, ayer que estuve en una video llamada con ella, la vi mejor, incluso gano algo de peso, y converso con los niños, -en pensar en ellos, me dibuja una sonrisa, y me olvido del mal sabor de boca, que pase hace poco.
Me doy un baño, con agua tibia para relajarme e ir a dormir, justo cuando me estaba colocando el pijama, llaman a la puerta, -quien es, me voy a dormir, -soy tu esposo, abre necesito hablar, -lárgate con tu amiga, y no me molestes, tengo sueño, espera hasta mañana, -y no digo más, solo apago las luces, y me acomodo en mi cama.
-Abre, yo también quiero dormir, no me dejes afuera, estás loca, que te pasa, mis cosas están en tu habitación, recuerda, lo hicimos para que si vienen los de Trabajo Social, crean que somos una pareja real, -espero y la condenada mujer esta, si me dejo fuera, mi padre me mira desde el umbral de su habitación, moviendo su cabeza, desaprobando lo que está pasando, yo solo levanto los hombros, preguntándome, que estoy pagando, en mi vida pasada debí ser Hitler, no hay otra explicación, y bajo para retirarme a mi antigua habitación.
Me despierto con el sonido de mi celular, alguien me está llamando persistentemente, ¡oh no! Es mi padre, se abra enterado, de mi matrimonio, no lo creo es muy pronto, si todavía no hemos presentado los documentos, miro el celular, y antes de contestar respiro y digo mentalmente, Dios mío compadécete de mí, por favor, prometo portarme bien con el troglodita.
Hola papito, como así me llamas, -No te hagas la tonta, y me quieres explicar, como fue que te casaste, con ese mequetrefe, en verdad tú y tu hermano, les encanta la gentuza, -no es lo que piensas, no he podido hablar contigo, pero acá las cosa se han puesto delicadas, y la única manera, de tener a los niños, es que él y yo nos casáramos, para tener la custodia legal de ellos, -y porque no me llamaste, para buscar otra solución, en vez de casarte.
Me lo pidió mi hermano, y fue una cláusula del testamento, no los puedo abandonar, piensa en ellos sin padres, y abandonados aquí, -No he dicho, que quiero que los abandones, solo que debiste avisarme, para buscar otra alternativa, - tú crees que estoy feliz con esto, pues te equivocas, yo también me siento mal conmigo misma, siento haberte fallado, -tranquila, regresa con mis nietos, y yo los protegeré aquí, y el tipejo ese que se mantenga alejado de ti, espero que no haya pasado nada entre ustedes, - ¡no! Yo dormí sola, él no sé, -muy bien mantente así, te quiero hija, cuídate y dale un beso a mis nietos de mi parte, -yo también te quiero, y no te preocupes, voy a estar bien, confía en mí, -de pronto la puerta se abre, y es Carlos mirándome con cara de pocos amigos.
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Editado: 23.11.2024