Hasta ese momento Damien fijo su mirada en mi mano y vio el anillo, él negó con la cabeza y se dio la vuelta furioso.
-¡Damien! - lo llamé, pero él se negó a escuchar.
-¿Qué mierda te pasa Adrián? - no espere su respuesta pase a la par de él empujandolo, recogí mis zapatos y me dirigí al restaurante.
- Eloise - le llevaba ventaja iba descalza así que corrí, entre por la puerta de atrás y me encerré en el salón donde hacían las fiestas.
Me sentí mal al ver el rostro de Damien...se fue decepcionado, me sentía dividida, amaba a Adrián, pero me sentía atraída por Damien. Él me miraba a mi, a Eloise, no veía mi exterior.
Me tape los oídos cuando escuché que tocaban la puerta, no quería ver a Adrián, no sabia que rayos le pasaba, cuando dejó de tocar la puerta me sentí aliviada.
Me senté en el suelo y recosté mi espalda en la pared, cerré los ojos, no entendía lo que me estaba pasando.
- Eloise - abrí los ojos rápidamente y me encontré con la mirada atormentada de Adrián, olvide que era su restaurante y tenia todas las llaves.
- Dejame Adrián - él negó y tomó mi rostro entre sus manos, pegó su frente en la mia.
- Lo siento Eloise - abrio sus preciosos ojos verdes y me asalto con un beso desesperado, sentía su lengua queriendo entrar en mi boca, me rendí a él y abrí mi boca para responder al beso desesperado de Adrián y como los besos anteriores sentí que eran besos electrificantes, todo mi cuerpo respondía a él.
Él se separo cuando la puerta era golpeada, mi pecho subía y bajaba.
- Lo vuelvo a repetir Eloise, lo siento, pero no por lo que paso en la playa sino por robarte un beso - dicho eso se levanto y se fue a abrir la puerta.
- Señor - miré Mario quien entró ansioso al salón - Su padre llamó muy molesto, la señora Alexa está en su casa.
Adrián tensó su espalda y apreto fuerte los puños, se giró y camino hacia mi, sin decir palabra se agacho y me cargo en sus brazos.
- Vamos - no objeté aún estaba bajo el hechizo de su beso, Adrián Santos había besado a la Eloise la fea y su beso fue mejor que el que le dio a la Eloise sofisticada, sentí que un rayo de luz entró a mi alma, miré mis pies sucios por la arena y Adrián sin pena me saco del restaurante enfrente de todos los clientes.
Recosté mi cabeza en su hombro y aferré más mis brazos a su cuello, la realidad era mejor que la imaginación, no contaba con su olor a hombre mezclado con su colonia, el calor de su cuerpo penetrando en el mio.
Mario abrio la puerta del auto de Adrián y esté me ayudó a sentarme, medio me arreglé el cabello y suspiré cuando Adrián arrancó.
Don José
Caminé molesto hacia la biblioteca, la visita de la novia de Adrián no era para nada grata, abrí la puerta y la vi mirando con ojo crítico y desprecio mi biblioteca, tenía dinero, toda mi casa había sido construida con lujos por mi esposa, pero mi biblioteca era mi santuario, era sencilla, no había lujos por ningún lado, miro mis queridas rosas y arrugó la nariz, definitivamente no era de mi agrado.
Las rosas eran mi pasión, las cuidaba con mucho amor porque mi querida Alice las planto, no las había dejado morir, dedicaba mi tiempo a ellas porque mi esposa las amaba.
Cuando me vio, cambio su expresión y miraba con otros ojos mi biblioteca.
- Hermoso lugar - entrecerré los ojos.
- Vamos al grano, a nadie le gusta mi biblioteca por las pulgas que aquí habitan - sonreí al verla abrir los ojos con sorpresa y mirar hacia todos lados como si las pulgas fueran visibles a simple vista.
- ¿Pulgas?
- Así es, no dejo que limpien aquí para que no muevan nada de su lugar, espero no lleves manchado tu vestido - hice una mueca de pesar fingido, mi biblioteca era pulcra, pero eso ella tan hueca que era no lo había notado.
- Bien, diré rápido a lo que vine - saque mi tabaco y empecé a masticarlo quería reír, pero me contuve, ese tabaco fue un regaló y no me gustaba, pero ahí lo mantuve y ahora supe porque, Alexa tenía cara de asco cuando yo escupía el tabaco, claro está que lo hacía escandalosamente - Como le decía, yo a usted le tengo mucho aprecio - levanté una ceja porque su cara de asco era memorable, mientras yo seguía masticando y escupiendo - No quiero que lo tengan engañado.
- ¿Así?
- Si Don José, su hijo a fingido que se ha casado con esa tonta de ayudante que tiene - deje de masticar y entrecerré los ojos, ante mi estaba una mujer despechada y venenosa - Pero no es así, no están casados, todo lo hacen para que usted le ceda el restaurante a Adrián.
Metí un poco mas de tabaco y mastique.
- Dime Alexa, mi hijo es alguien que no tiene malicia, se me hace difícil que él haya elaborado ese plan - seguí masticando.
- Pero lo ha hecho Don José - negué con la cabeza, sonreí al verla roja de molestia - Yo se lo sugerí que fingiera que estaba casado con esa idiota.
Levanté el rostro y la miré a los ojos.
- Cabaste tu propia tumba Alexa porque esa idiota según tú es una gran mujer que ya tiene comiendo de la palma de su mano a mi hijo.
Ella se levantó furiosa y me miró.
- Le están mintiendo y la defiende.
Me encogí de hombros.
- Es la mujer que hará muy feliz a Adrián de hecho ya lo esta haciendo - me puse de pie - Sal de mi propiedad, no eres bienvenida en mi casa.
- Esto viejo estúpido no se ha acabado.
- Ya veremos - escupi el tabaco que había quedado y me levanté a cepillarme los dientes para quitarme el sabor del tabaco, me preocupaba Eloise, debía buscar la forma de hacer ese matrimonio real.
Editado: 04.01.2022