Serendipia

“Elijamos bien”

Maddie

–¿Algún otro postulante? – preguntó nuestro tutor, el maestro de Educación Sexual, Mattias. Era joven, por lo menos sus treinta años. Ya íbamos en nuestra segunda semana de clases, viernes ocho.

–Yo creo que Peige está muy bien para delegada–murmuraba Laurie a mi lado. Asentí sin mirarla. La pelirroja era nuestra favorita y fui yo quien la propuso, ya que se veía y notaba lo amigable y aplicada que es.

El maestro preguntó si estábamos todos de acuerdo en que sea ella y nadie rebatió.

Todos aplaudimos y la felicitamos.

–Que bicth, son todas, eh– nos dijo mientras salíamos del salón hacía la cafetería.

De todos los salones fuimos los últimos en elegir a nuestra delegada. Y hoy, era la fecha en la cual elegiríamos a la delegada general. Si mal no recuerdo Ethan me había contado que de su clase la delegada es Rebecca.

–Después de comer, ¿iremos al gimnasio? – preguntó Jasmine.

–Supongo que sí, esperamos a que hablen por los micrófonos.

–Tienes razón pelirroja.

–¿Han visto a Laurie? – pregunté a las chicas, negaron. Fue la primera en salir de clase, pero no dijo a donde iba. Buscamos un lugar donde sentarnos.

–¿Y nuestra comida? – preguntamos las tres, sonreímos y nos volvimos a poner de pie para ir por la bandeja. Esperamos a que nos sirvan y volvimos a nuestro lugar.

–¿Es cierto lo que se dice de Rebecca? – pregunta Jasmine.

–¿Sobre si es muy creída? – pregunté picando la comida.

–Sí, sobre eso.

–Un poco.

–¿Un poco? – pregunta irónica Peige– ¿Te has fijado como trata a los demás?

–Síp, bueno, es de siempre.

–¿Se llevan mal?

–La verdad es que no, Jasmine. Fuimos compañeras hasta terminar la primaria, pero de la nada empezó a crear una rivalidad y competencia entre ambas.

–He escuchado que eres uno de los mejores promedios del colegio– agregó Peige.

–Eso dicen– respondí con vergüenza.

–No seas modesta, Maddie. Se nota que eres muy inteligente, resuelves los ejercicios de matemática como si fuera igual que comerse un pan.

–Que dices– sentía que mi rostro ardía. No me sentía cómoda cuando las personas hablaban así de mí.

–Eres muy tímida, pequeña– me dijo Peige.

–¡Chicas! – escuchamos el grito de Laurie, todas nos giramos a verla. Corría a toda prisa. Sin importarle que la falda se levantase y muestre demás.

–¿Qué pasa tía por qué vienes así? – preguntó Peige cogiendo la caja de su jugo.

–Hay chisme, joder, que show.

–¿Sobre qué?

–R-Rebecca y Wells se han b-besado, bueno creo que son pareja, joder, ¿es que no saben nada? – preguntó mirándonos a todas, Laurie estaba jadeante.

–¿Cómo vamos a saber? ¿En serio, con el capitán?

–Sí, sí.

–¿Quién le pidió a quién? – pregunté un poco intrigada. Nunca me había importado la vida de esos chicos que se creían populares. Pero ahora, joderrrr, ahora quería saber.

–Rebecca, Wells era el amor platónico de hace años.

Íbamos a seguir conversando cuando la nueva pareja iba entrando en la cafetería. Todos, completamente todos giramos hacía ellos y observamos como pasaban por nuestro lado. Y nuevamente ese sentimiento raro en mi estómago, creo que era hora de hablar con Ethan.

Cuando la campana nos anunció que el recreo había terminado volvimos perezosas hasta el salón, hasta que la voz de la secretaria anunciaba la presencia de todos en el gimnasio para las elecciones.

Salí del salón junto a las chicas, vi que de la B también salían, Ethan como siempre se separó de su grupo de amigos y vino hacía mí, pero en esta ocasión no vino solo, a su lado iban Carter y Cody. A este último ya lo conocía, habíamos ido juntos a varios concursos del colegio, lo que no comprendía es que relación tenía con Carter.

–¿Ya tienen delegada? – preguntó Ethan.

–Te espero allá– me indicó Laurie alejándose con las chicas.

–Sí, la pelirroja.

–Uch, que bien, de nosotros es Rebecca, ya te lo he dicho, ¿verdad?

–Sí, guapo ya lo has hecho– dije caminando a su lado. Por un momento dejó de hablar conmigo e iba charlando con los demás chicos.

Entramos en el gimnasio, buscamos lugares y esperamos a la directora. Luego de veinte minutos terminó como ganadora Rebecca Hunter, por popularidad, claro. Al final de las elecciones quedaron Peige y ella, mi amiga estaba a nada de ser delegada general.

–¡Felicidades Rebecca! Esperamos un buen trabajo este año. Aplausos por favor– pidió la directora–. Pasando a otro punto rápidamente, el campamento estudiantil iniciará mañana, les estarán entregando un folder con todas las indicaciones para estas ocho semanas. El día lunes les esperamos a todos a las ocho, los buses estarán esperándolos, les espera una hora y media de viaje hasta nuestro destino, hagan maletas. ¡Buen din de semana!




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