MADIEE
–No lo dices en serio, ¿o sí?
–Madd, cariño. Es hombre, es guapo y sabe besar bien, ¿qué más da?
–Pues que…, digamos que tú no eres…, tan fiel– respondí doblando una blusa de tirantes. Laurie arqueo una ceja ante mi respuesta y con su dedo índice empezó a negar.
–No, no, claro que no.
–Oye, conozco a Cody de todos los concursos que hay en el colegio, es un gran chico, es tierno y no sé cómo reaccionaría si se entera que no solo te besuqueas con él.
–Ya te dije que ambos estamos grandecitos para hacerse ilusiones, bueno, que él se haga ilusiones. Yo tengo todo claro.
Decidí no responder, Laurie era así, despreocupada por las cosas y personas. Vivía al millón. Se daba sus gustos con quien quería y luego continuaba como si nada, nunca ha tenido inconveniente con eso, pero por alguna extraña razón, siento que, en esta ocasión, al estar con Cody Bennet, no todo saldrá bien, pero mi mejor amiga hace oídos sordos.
–¿A dónde se fue el espécimen ese que llamas mejor amigo? – preguntó probándose uno de los bikinis que había comprado. Bueno, que compramos.
–Fue a la cocina, oye te queda muy bien– respondí admirando su figura perfecta. Sus cabellos rubios caían en cascada sobre sus pechos. Me sonrió y se giró enseñándome su culo.
–¿A que sí? Este color me da como anillo al dedo– habló girando y posando. En ese instante la puerta de mi habitación se abrió y mi mejor amigo entraba con unas frituras.
–En el frigorífico solo había verduras, fue un dolor para mis ojos ver solo eso, así que, fui a comprar esto– nos dijo entrando y subiéndose a mi cama.
–Oh, quiero esas papitas– pidió Laurie lanzándose con la intención de quitarle. Pero como Ethan era más alto, levantó a mano.
–Para ti no traje nada, así que, quítate.
–Oye no seas grosero, ¡Yo también quiero!
–Toma, traje gomitas, y estas frituras con dulces que te gustan, es asqueroso, pero veo que lo disfrutas– me tendió lo que mencionó y gruñó al seguir escuchando las protestas de Laurie.
–Ya cállate, joder, toma– dijo de malas, tirando las papitas hacía Laurie.
–Siempre me salgo con la mía– respondió ella sentándose en el piso y abriendo la bolsa.
–Entonces, ¿dormiremos todos aquí? – preguntó Ethan metiendo un poco de doritos a su boca. Asentí levantándome y cerrando mi maleta. Ya estaban todas nuestras cosas. Solo llevábamos una maleta, a excepción de Laurie, quien llevaba dos.
Habíamos acordado dormir en mi casa y mañana mi papá nos llevaría a la escuela, de paso para despedirnos, íbamos a estar separados ocho semanas. ¡Oh, ahora que lo recuerdo! Aún no le he hecho firmar aquel documento de consentimiento.
–Al menos que te quieras ir a tu casa, después de todo, estas al lado, ¿no? – preguntó Laurie hacía Ethan.
–Y si mejor te vas tú, aburres, ¿sabes? – respondió Ethan a la defensiva. Puse los ojos en blanco, ya había perdido la cuenta de las veces en las que se habían puesto a discutir en lo que lleva el domingo.
–¿Saldremos hoy? – pregunté tumbándome en la cama y acurrucándome en el cuerpo de Ethan, él no dudo en pasar su brazo sobre mis hombros. Era mi lugar seguro, a parte de los brazos de mi padre, claro.
–Agh, quedé con Cody a las siete, y con Blake a las nueve, ¡¿por qué no miré mi agenda primero?¡– exclamó y reí. Ella era terrible.
–Bueno, hace una cita doble– intervino Ethan.
–Por primera vez dices algo nada estúpido. Lo tomaré en cuenta. Estar con dos a la vez no es fácil, es un trabajo arduo.
–No sé ni que te ven
–¿Quieres que te enseñe? – preguntó Laurie levantándose y acercándose a Ethan mientras se bajaba un poco el bikini.
–¡Y una mierda! Tú y tus pechos invisibles se pueden ir a pasear.
–¿Mis pechos invisibles? Que te jodan, Murphy. Ya quisieras tocarlos.
–¡¡¿Por qué no se larga?!! – protestó él cogiendo una almohada y lanzándosela. Reí ante su discusión.
–¿Por qué no pueden llevarse bien? Aunque es divertido verlos discutir.
–Bueno, si nos llevaríamos bien, ya no discutiríamos y no te divertirías, asume que no me cae porque quiero que te diviertas– respondió agitando sus cabellos–. Verdad, ¿Quién carajos es Cody?
–El mejor amigo de Carter. ¿Te acuerdas de él?
–Oh, de ese Cody, claro que sé quién es, nos llevamos bien.
–Ya bueno, Laurie está en algo con él.
–¿Qué? ¿La pálida esa está con Bennet?
–¡No la llames así! – le golpee en el brazo. Laurie se había metido en el baño y por eso no me preocupé en que nos escuché.
–¡No la defiendas!
–Te odio.
–No es cierto, me amas.
–Puede ser.
–Dilo, ¿me amas?