James Howard.
De acuerdo a Milagros, la sospechosa principal es Lucy, tanto porque fue la que renunció, como por la mudanza; Abril me acompaña, dice que necesita evaluar mi comportamiento relacionado al caso, me incomoda, me molesta viajar tantas horas en automóvil, siendo interrogado constantemente y tratando de evadir la información que tengo sobre sus diarios; les comenté sobre sus avances y el cómo lo fueron desarrollando, pero, no los datos familiares, ¿Tengo derecho de desconfiar de ellas?
Cuando por fin hemos llegado a la dirección, nos estacionamos enfrente del lugar, con una distancia prudente; observamos la puerta durante 24 horas, turnándonos para ir a caminar, comer e ir a interrogar a los vecinos con temas generales del lugar; vimos que salía una mujer a ejercitar, regresaba un par de horas al domicilio, luego salía a realizar compras y venía con un acompañante, por lo que menciona Mildred, es su actual pareja dado a que tiene un acta de divorcio en su historial.
Al día siguiente, cuando el marido se fue del hogar, Milagros tomó su placa, la pistola y me hizo seguirla; el plan era simple, si accedía a hablar tendríamos las pistas necesarias para arrestarla, de lo contrario, habría persecución; me vistió con un chaleco antibalas y una pistola eléctrica para defenderme.
Milagros toca el timbre y se asoma una mujer de baja estatura, cabello negro, ojos marrones con maquillaje discreto, nariz delgada y ligeramente larga, labios delgados y piel canela; mi acompañante sin saludar muestra la placa provocando el suspiro de resignación de la persona a quién vinimos a ver; nos hace pasar y deja la puerta abierta, el lugar es pequeño, con sillones grises y las paredes rosas, la cocina se observa al fondo, junto a una ventana que muestra ropa en el tendedero; Milagros toma asiento - ¿Cómo te encuentras, Lucy? - saca el arma y la deja encima de la mesa de centro - te agradecería que guardaras eso, mi pareja actual no conoce mi pasado - la mujer guarda su pertenencia con una sonrisa burlona - ya sé a qué haz venido, vienes por la evidencia que me convierte en la culpable de la muerte de la doctora Lawrence, nunca ha sido secreto que mi exmarido me vendió para delatar al padrastro - Milagros asiente con la afirmación que me ha dejado expectante, ¿ella sabía que Lucy es la culpable y aún así me hizo venir a comprobarlo?
Lucy me repara y nota mi sorpresa mezclada con molestia, mis puños los aprieto junto a mis muelas - yo no maté a tu madre, sólo hice la fórmula del veneno que tu padre me ordenó, fue uno de los negocios que hizo con mi exmarido, "la piedra"; no debería darte explicaciones, pero, veo que no lo sabías y no tengo deseos de sentir tu ira, se me prometió la libertad de vivir una vida lejos de las drogas hasta que tu madre falleciera, luego pagar la condena que se me de, y, al final, si sobrevivo a la cárcel, vivir el resto de vida con el dinero que se acordó - se recarga en la pared mientras habla, extendiendo una fotografía que guardaba en su cartera - ésta soy yo, hace diez años, era adicta a las drogas y mi exmarido me obligaba a aprender química al mismo tiempo que soportaba la abstinencia; tu padre me ofreció la fórmula anti abstinencia para ser libre de ese mundo con la condición de que creara el veneno que tomaría tu madre - asentí en silencio y relajé mi postura - en uno de sus diarios menciona que mi madre aceptó un matrimonio bajo contrato de muerte - la mirada de ambas mujeres se amplían ante mi revelación, suspiro y salgo a buscar a Abril.
Observo la patrulla que se estaciona y entran a arrestar a Lucy; los demás uniformados sacan las cosas del lugar. Abril, por otra parte, está tomando apuntes dentro del auto donde llegamos - ¿Quién es mi padre? - la interrogo con frustración - tu padre es Crhistian Howard, un científico galardonado - responde de manera sencilla y eso me molesta más - seguro que sabes de lo que hablo, ¿quién es mi padre? Porque un hombre recto y de moral no es - insisto sin entrar al auto, hablándole desde la ventana - tu padre tenía el complejo de súper héroe, buscaba salvar a todo el mundo aunque él tuviese que morir - cambia su postura a una profesional - sigues sin darme la respuesta que quiero - golpeo el techo con el puño y gruño con el cólera en aumento - ¿Qué quieres escuchar? - interroga con el mismo tono profesional con la que la conocí - que era un hombre corrupto que manipulaba a la gente que le rodeaba - vuelvo a golpear el auto ahora con ambas manos - ella suspira - ¿Cuánto sabes de esto? - suspira perdiendo la imagen que formó - leí sus diarios, bueno, tres de seis - respondí confundido tratando de apartar las lágrimas que se me formaban - James... - Santiago - la corrijo - quiero que me digas Santiago - asiente - Santiago, tu padre es lo que te he dicho, su complejo de súper héroe es lo que lo llevó a controlar y manipular a todos en su beneficio, necesitaría leer o escuchar lo que sabes para poder ayudarte a formar una imagen real de tu padre - suena sincera, estoy seguro de que sabe más de lo que dice, sin embargo, tiene razón, es mi padre y necesito conocerlo realmente.
Milagros se acerca y me observa, nota las abolladuras en el auto y suelta la carcajada - ¿Ya estás tranquilo? - cuestiona sacando un cigarro, debería prohibirle fumar - tranquilo, no, pero seré paciente si me ofreces un acuerdo - apaga el cigarrillo en el auto - Interesante, ¿Qué quieres? - su atención me anima a hablar - quiero saber lo que sabes y ayudar con todo esto - respondo directo y en concreto, recibo y doy - ¿Quieres participar? - sus ojos se achican analizando mis palabras, rodea el auto y me abraza - esto te va a romper, pero, no te voy a negar la información - se aleja y suspira - regresa a la escuela, toma terapia y, cuando tengas la mayoría de edad podrás ayudar - asiento, ya me esperaba esa respuesta y aunque no estoy conforme, sé que tengo obligaciones, mi madre me lo repitió varías veces antes de morir - ¿Por qué? - cuestiono - por qué...¿Qué? - me mira confusa - ¿Por qué hasta que sea mayor? - insisto, necesito saber su opinión sobre mí - porque eres más que un caso, llevo la vida entera cuidándote, a tí y a los intereses de tus padres; no quiero que mueras tan joven, deberías vivir un poco lo que a tu edad es normal, enamorarse, tener sexo, estudiar, soñar y conocer el mundo lejos de la ciencia - mis lágrimas brotan con sus palabras comprensivas, me vuelve a abrazar y me hace entrar al auto llendo de regreso a mi hogar.