Como cada lunes, me levanté a las seis de la mañana, me duché y salí con lo indispensable para las cuatro materias que me tocaban ese día, y, una libreta extra para la clase de francés, hoy me tocarían dos horas consecutivas.
Psicología era la primera clase, fue muy entretenido, la maestra nos ponía actividades de estiramientos y de estimulación, nos recordaba que nuestros clientes y pacientes generalmente son niños, y si nosotros no actuabamos y sentíamos como uno, no crearíamos ese lazo de confianza para orientarlo.
Por otro lado la materia de metodología de investigación se enfocaba a darnos las herramientas para crear el marco teórico de la tesis y realizar la bibliografía.
Finalmente, los maestros de las otras dos materias faltaron ese día, y tuve esas horas libre, decidí aprovechar el Internet de la universidad para investigar la cultura francesa y su clima.
Saqué el diario y marqué con resaltador el pendiente finalizado.
Llegada la hora de la nueva materia, me percaté de que era la única alumna, la profesora era un poco más alta que yo, de piel bronceada y por las arrugas de sus gestos, daba la impresión de ser mayor de los cincuenta años.
- Buenos días, Cecilia - saludó amablemente - buenos días, ¿profesora...? - estreché su mano y levanté una ceja recordando que no me habían informado de su nombre - Fanny - sonrió - ¿vamos a la cafetería? - preguntó señalando la puerta con sus palma abierta - ¿no esperaremos a otros compañeros? - indague, ella puso su mano en mi hombro, y me empujó en dirección a la salida - eres la única alumna de ésta clase, no me explicaron la razón, sólo me dijeron que eres una alumna muy aplicada y que necesitas aprender el idioma lo más rápido posible - asentí, no sabía cómo responder.
La cafetería no estaba muy lejos del salón donde estaba, dos salones más y listo; nos sentamos en la mesa del fondo, aprovechando la luz del sol que se filtraba por el vidrio.
- Vayamos directo, sin rodeos, preséntate y cuéntame los motivos de dicha urgencia - la vi acomodando unos libros sobre la mesa, suspiré para aliviar un poco la tensión que se acumulaba por el silencio - Me llamo Cecilia Valencia, estudio pedagogía y me acaban de contratar para ser niñera en Francia - resumí, ella asintió - ¿Qué edad tienen los niños? - continuó sin despegar la vista de su agenda - no ha nacido, y no mencionaron otros niños - respondí, no me había fijado en ello, ¿Será su primer hijo? La profesora asintió - muy bien, entonces, podemos empezar desde cero, para que tengas una idea de cómo enseñar el idioma al infante - acomodó sus lentes sobre su nariz y me miró alegre - ¿sabes algo sobre Francia? - preguntó cruzando las manos en la mesa, prestando total atención - hice una pequeña investigación sobre su cultura y su clima, pero a grandes rasgos, la verdad es que no, sé la historia que involucra a nuestro país y nada más - abrí el diario nuevo con los apuntes que había realizado previamente - entonces sí eres una alumna aplicada - tomó la libreta y hojeo las páginas - además de creativa, debo añadir - asentí en silencio - de acuerdo, esa información te sirve como una introducción, ahora, te enseñaré un poco de vocabulario y el abecedario francés - sacó unas copias y noté que eran de un libro infantil, me sentí agradecida de que tomara en cuenta mi carrera y mi trabajo - "salut" es un saludo informal, "bonjour" es el saludo formal, así como el "hola" es informal, y el "buenas" es el formal - explicó poniendo ejemplos, tuve que repetir ambas palabras hasta que mi pronunciación fue el adecuado, luego continuamos con las letras, hice algunas anotaciones en los post it y los pegué en las copias que me dio, los enumeré para luego transcribirlos en el diario con dibujos representativos del tema.
Las horas pasaron veloces, en un día memorice la pronunciación de todo el abecedario; su estilo de enseñanza no es como el del teacher, quien me enseñó primero el sostener una conversación informal antes de enseñar el letering.
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Al llegar a casa, me senté en mi mesa a comer mientras transcribia las anotaciones al rededor de las ilustraciones que dibujé en el camión de regreso; a pesar de vivir con mi padre y hermanos, mi cuarto es independiente y hacía todo yo sola.
Al terminar mi avance de la tesis, me encaminé al salón donde Esteban daba sus clases, Mirna apoyaba a los más pequeños, me senté en silencio en la parte de atrás, observando las explicaciones de ambos, en el celular tomaba nuevas anotaciones para la tesis.
- ya me cansé, ¿no podemos continuar mañana? - preguntó Brandon mientras estiraba sus brazos sobre su cabeza y bostezaba al hablar, sonreí, esa manía no lograba quitar de su comportamiento, no podía educarlo, eso le corresponde a Esteban - no hables mientras bostezas...y tapa tu boca, comerás moscas - le reprendió y por instinto se tapó, Esteban suspiró y me miró, en automático se rio - vayan con Ceci - al nombrarme los cinco que no sabían de mi presencia voltearon alegres, me abrazaron - vamos, chicos, salgamos al patio - los empujé jugando para que salieran, pondría a prueba la actividad de psicología de esa mañana - me da gusto verte, hermana - me abrazó y salió - ¿todo bien? - saludó Mirna, asentí mientras la empujaba por los hombros - iré con los chicos, ¿después cenamos? - pregunté burlona, ella asintió y se fue con su marido a la cocina.
Los chicos reaccionaron muy bien a la actividad, los más pequeños tenían más agilidad que los grandes, un detalle a considerar en mis anotaciones; no iba mal en la tesis, pero sí atrasada, Esteban me entregaba a diario sus comentarios sobre la educación que les daba, los trabajos que realizaban y sus limitaciones, añadía además las propuestas a desarrollar con cada uno; él me sacaba ventaja de una semana, dado a que tomaba tiempo corregir mi trabajo de acuerdo a las observaciones del asesor, era un mar de palabras lo que se acumulaba en aquellas hojas.