~ DIARIO ~
• La madre del señor Eduardo se ofreció a bañar a la pequeña; sin duda una abuela muy amorosa; en cambio, el padre del señor Eduardo era un hombre muy introvertido.
• Constantemente me encontré a la señora Veatriz en la habitación de su hija la observaba dormir al mismo tiempo que trabajaba hizo varios diseños de ropa y muebles para su hija.
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Cada día que pasaba, era un nuevo logro para esta familia; los abuelos llegaban cada fin de semana, jugaban y charlaban animádamente. En cierto día, la nona Adelaide preguntó por la familia de la señora Veatriz, algo que la sorprendió; por muy extraño que sonase para ellos, la señora deseaba conocerles, por lo que le pidió a su hijo que arreglara un viaje para la familia de ella.
Por otro lado, me encomendó preparar un banquete para ese gran día; era un ir y venir diario, comprando varias cosas, y en los fines de semana que ella nos visitaba, hacía lista de lo que me faltaba e iba ella misma a conseguirlo. Sin duda alguna, su nieta la revivió.
Incluso, comenzó a llenarme de regalos de acuerdo a lo que íbamos platicando; por ejemplo, cuando le conté sobre mi carrera y vio mi manual, me regaló un kit de colores de una marca francesa muy reconocida. Me quedé perpleja al ver el precio en una tienda mientras realizaba las compras.
No mentiré al decir que me sentía como niña en navidad, recibiendo justo lo que le has pedido a papá Noel. Dibujé y coloreé cada avance de la pequeña, sus gestos, su ropita y sus juguetes en el diario de bebé de Arielle.