Seven Days Walking

Day 1 - Remembrance.

Muchas veces estuve ausente aun estando presente, muchas veces dije lo que pensaba, pero no lo que sentía. Aprendía cada misterio y teoría del universo, pero nunca a ser humano. Lastimé a las personas que amé sin tener que decir una sola palabra. Hay una remembranza en mi cabeza en este momento, todos los días despertaba a las 4 de la mañana en mi trabajo como profesor. Sin tener que hacerlo Meriel despertaba junto conmigo y preparaba el desayuno, siempre acompañado de una taza de café. Siempre despertaba sonriente frente a mis ojos, aún después de mantenerla despierta hasta tarde cuando me esperaba. No me reprochaba nada, aun así, ¿Cuándo le agradecí? Déjenme darles una pista... nunca.

Hoy es lunes. afuera hay viento y grandes "nuvole nere", parece que lloverá en cualquier momento. Vaya sorpresa, desperté temprano, desde que dejé el puesto de profesor en la universidad no lo había hecho. Al girar mi cabeza del otro lado de la cama, llegan a mi mente un par de ojos mirándome con ternura y una cálida sonrisa dirigida hacia mí. Con eso en mente me levanto de la cama, creo que en cierta forma esa remembranza me ayudó a hacerlo. No necesito mirar el pronóstico del tiempo, será mejor llevar un paraguas. Termino de cambiarme y me dirijo hacia la cocina, no tengo apetito así que llevaré algo en mi mochila para comer más tarde. Miro la cafetera y las dos tazas al pie de ella, tiene mucho tiempo que no se usan. Me acerco a ella, pero solo paso de largo y salgo de la cocina. Tengo la costumbre de revisar la contestadora todos los días, pero parece no haber ningún mensaje.

Al salir, puedo ver con mejor claridad las nubes, parece que no veré la luz del sol el día de hoy. Aun así, comienzo a caminar por la acera de mi cuadra. Normalmente cuando camino no sé qué mirar, creo que lo intentaré esta vez. Estoy viendo muchas cosas, las mismas que meses atrás no notaba, como esos chicos esperando el autobús de la escuela, el cartero pasando a mi lado en busca de alguna casa para dejar la correspondencia, los autos dirigiéndose seguramente a su trabajo y... esa mujer despidiéndose de su esposo... giro rápidamente mi cabeza hacia otro lado.

De pronto un pensamiento pasó por mi mente, no es de extrañarse en alguien como yo, comencé a pensar en la primavera, ¿repentino?... puede ser, pero está demasiado cerca. Todo comienza a tomar color y el calor comienza hacerse presente, jamás había pensado tanto en ella como ahora, es decir, pensar que tengo casi 23 primaveras en este mundo. Primavera, pensar en ella de repente... puede ser que esta fue la estación en que la conocí.

Después de caminar más o menos una hora, llegué a mi primera parada, un gran parque ubicado en el borde este de la ciudad. Parece que pusieron bancas nuevas, me sentare en una. Saqué mis auriculares de mi mochila y puse "Giorni Dispari" de Ludovico Einaudi, me encanta la música clásica de piano, en especial esta interpretación. Es curioso, visité este lugar tiempo atrás y no me habían llegado tantos recuerdos como en este momento... ¿esto es a lo que llaman nostalgia?, mirar todo de nuevo es tan extraño, los árboles, los senderos, los faroles y... allí a mi derecha, ese lugar en medio del claro, ese lugar es perfecto para observar las estrellas... debe ser eso, o tal vez que allí la vi por primera vez.

Recuerdo que estaba realizando unas investigaciones para el doctorado, miento... solo quise venir a observar las estrellas ese día. Estaba colocando mi telescopio en posición cuando de pronto una chica llegó y se paró a mi lado, inesperadamente me pidió dejarla mirar por mi telescopio. Al verla, ella sonrió, en ese momento no sabía el significado de esa sonrisa. Noté que vestía un pantalón corto y una blusa sin mangas, típica vestimenta de primavera. Su cabello era corto, castaño y ondulado. Sus ojos color cafés claros parecían tener un brillo especial, pero...

—¿Qué observas? —preguntó con aquella curiosidad.

—am... observo el océano —dije sarcásticamente, pues era obvio.

Después de decirlo, actuó de una manera que no me esperaba, ella solo comenzó a reír tiernamente. Si hubiera sido uno de aquellos bravucones de la escuela seguro me golpeaba en ese momento.

—¿vas a la preparatoria? —me preguntó de nuevo.

—no —le dije mientras movía las coordenadas del telescopio— estoy en la universidad haciendo mi doctorado.

—¿doctorado? ¿Cuántos años tienes?

—18 —respondí seco.

—¿de verdad? ¿eres alguna clase de genio o algo por el estilo?

Me preguntaban eso muy seguido, no entendía porque las personas se sorprendían cuando les decía eso, para mí no era algo fuera de lo común. Aun así, no sabía qué responder, así que seguí posicionando mi telescopio.

—yo tengo 17 años.

—interesante —respondí— el telescopio está listo... ¿quieres ver el cielo?

A excepción de mi hermana, a nadie más le había permitido mirar por mi telescopio, pero pensé que al permitirlo me dejaría solo. Pero entonces...

—pensé que apuntabas hacia el océano —dijo mientras sonreía— ya puedo ver el cielo todas las noches, pero tiene tanto tiempo que no veo el océano.

Comencé a cuestionarme si lo que escuché era en serio o era solo una broma.

—no —respondí— es imposible ver el océano desde aquí.

—es una lástima... realmente quisiera verlo.

Un largo silencio llegó, envolvió todo, como las sabanas cada noche al dar vueltas de campana en la cama. ya no sabía qué otra cosa podía decirle a la chica parada a mi lado, así que comencé a mirar por el telescopio mientras que ella solo observaba.

—¿Cuál es tu nombre? —me preguntó después de aquel largo silencio.

Esa chica siempre tenía algo para hablar, aun después de ese largo silencio. Giré a mi lado para verla, lo que no sabía era que ella también me miraba. Fue en ese momento que vi algo en sus ojos que me pusieron nervioso, era un sentimiento cálido que no sabía cómo explicarlo. Su mirada a través de sus ojos cafés era sincera, inocente... eran muchos colores en uno. Giré de nuevo apartándome de su vista y le respondí.




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