Sevenadur, 2 de Isug de 2626
Mi nombre es Veou, Guerrero del Reino de Sevenadur. Nuestro Rey, Maen Sevenadur, ordenó a su mago Arkelt que nos citara a todos, hombres, mujeres, guerreros o agricultores a contemplar la ceremonia de consagración que se realizará esta noche en Evntan, el templo que nuestro Reino ha estado construyendo desde hace más de 1300 años.
Evntan está hecho de enormes bloques de roca sólida. Cada uno tiene una altura de 2.7 pasos (un paso equivale a 1.481 mts.) y están colocados verticalmente. Entre uno y otro bloque hay una distancia por la que pueden entrar libremente dos personas al mismo tiempo. Todos ellos están unidos en su parte superior por bloques más pequeños que tienen unas hendiduras que se hicieron coincidir con las salientes hechas en los bloques verticales para que no se cayeran. Todos estos bloques se dispusieron para que formaran un círculo de 20 pasos. Son un espectáculo magnífico aún desde lejos. Dentro de este círculo, se hicieron cinco trinidades, formando un semicírculo. Cada trinidad esta formada por dos bloques levantados de la misma manera que los exteriores y su bloque superior. La trinidad del centro es la más grande y es el lugar que ocupará el Rey. En las trinidades de los lados estaremos, Arkelt, Sodeap, Sihpu y yo. Hay un bloque dentro del círculo interior que sirve de altar. Para llegar al templo, hay una enorme calzada en la que pueden caminar cincuenta personas una al lado de la otra. Seguramente estará llena de gente esta noche, cuando inicie la ceremonia.
Arkelt me confió esta tarde que necesitamos la ayuda de Lihra, nuestro Dios, porque nuestro Reino esta apunto de desaparecer.
Bien informado estoy de eso. En el 1313, cuando Lihra encomendó a nuestro Rey Lagad Sevenadur la construcción de su templo, el Reino era fuerte. Durante mucho tiempo hubo paz, pero en los últimos trescientos años los pueblos vecinos nos han estado atacando. Temían que Lihra nos ayudara a vencerlos cuando el templo estuviera terminado. Ahora que ya esta terminado, eso esta por verse. La verdad es que yo lo dudo, pero Arkelt dice que esta será una gran noche. La noche decisiva.
En el fondo espero que así sea. Varios de nuestros vecinos se han hecho muy fuertes. Nosotros tenemos nuestros Hashivas (cuchillos de piedra), tenemos un buen ejército y, sobre todo, tenemos a Sihpu, nuestro mejor guerrero. Él es alto, fuerte y muy feroz en la batalla. Él solo hace retroceder a grupos enteros de guerreros enemigos. Aunque no me gusta su estilo de batalla, he de reconocer que es el mejor. Lo he visto levantar enormes rocas para dejarlas caer sobre la cabeza de algún enemigo herido… también lo he visto rematar heridos cuando la batalla se ha terminado y parece disfrutarlo mucho. Es brutal, pero efectivo. Lo necesitamos para ganar.
Hace poco vino un viajero con una espada hecha por nuestros vecinos del pueblo de Scuria. Dijo que estaban hechas de algo que llamaban bronce. Nosotros no conocemos este nuevo material y supongo que esa es una desventaja para nosotros.
Arkelt dice que Sihpu está resentido conmigo porque el Rey Maen me eligió a mí para dirigir su ejército. Yo no lo creo. Conozco a Sihpu desde hace 5 años y, aunque no me gusta su forma cruel de luchar, lo considero mi amigo. Además, ¿Quién mejor que él para ayudarme a dirigir las tropas? Arkelt no estuvo de acuerdo con mi elección, pero el Rey me dio el privilegio de elegir a mi Ayudante y segundo al mando.
A Arkelt lo considero mi maestro, mi guía y mi amigo, aunque muchas veces no estemos de acuerdo. En lo que sí estamos de acuerdo es en que necesitamos toda la ayuda, humana y Divina, para que el Reino de Sevenadur no desaparezca. Veremos qué dispone Lihra para esta noche.