DAMEN.
Durante años, mientras dormía en el suelo de la celda soñaba con mi mujer y con mi hijo. Soñaba con la vida que podríamos haber tenido, la veía jugar con el pequeño Theo de dos años en el sofá, riéndose, mientras los observaba y me sentía buena persona. Ese sueño terminaba oscureciéndose con los horribles recuerdos de ese día en el que los perdí a ambos para siempre. Todavía noto su sangre entre mis dedos y veo sus ojos vacíos mirándome antes de morir.
Todos me quitaron lo que más amaba. Cada uno de los nombres de mi lista merecen un final peor que el que yo viví.
— No los mates, te lo suplico. —Repite usando sus últimos momentos de vida. — Solo son niños.
— Solo son niños. —Rio— ¿Y mi hijo, no era un niño?
— Sabes que tu hijo no está muerto. —dice, haciendo una confesión de la que no se da cuenta. — Mis hijos no merecen pagar por los pecados de sus padres.
Bajo la mirada hasta la parte de su miembro, segundos después vuelvo a mirarle.
— Os supliqué ¿Te acuerdas? Jamás había suplicado por nada, pero os supliqué por Dulce y no os importó. —Me pongo en pie— ¿Por qué debería importarme la vida de tus hijos?
Trata de levantarse con las pocas fuerzas que le quedan. — ¡Hugo, coge a tus hermanos y vete! —Grita.
Cojo una silla, la arrastro y me pongo frente a él. Sus ojos me miran con terror, mientras que yo disfruto demasiado haciendo esto. Sé que no me devolverá a Dulce, que jamás volveré a verla, pero mi consuelo es poder acabar mi venganza, como tantas veces imaginé en la celda. Agarro la botella de vino que estaba bebiendo con su mujer, le doy un trago y sonrío.
— ¿Quieres?
— Acaba con esto, Damen. Sea lo que sea aquello que tu mente malvada quiere, hazlo de una vez. —Le vuelvo a dar un trago a la botella. — Estoy desangrándome, no duraré mucho.
— Podríais haberos olvidado de mí. Os podríais haber negado a buscarme y no estarías pasando por esto. No habrías visto morir a tu esposa y tampoco verías morir a tus hijos ¿Sabes? Yo dejé de ser malvado, quise ser bueno e intenté seguir con mi vida sin molestar a nadie, pero decidisteis buscarme para hacerme ver que había cometido un error y qué mi castigo era perder lo que amaba ¡Y cuál fue vuestro error! —Exclamo y vierto el vino en el suelo. — Pensar que jamás volvería.
— Le dije a Luca que debería haberte matado. Él mejor que nadie sabía que volverías ¡Y se lo dije!
Le vierto el poco vino que queda en la botella en su cabeza. Él grita, trata de arrastrarse para huir del alcohol pero es demasiado tarde, la llama de mi mechero cae sobre él haciendo que arda en cuestión de segundos y junto a él, arde todo lo demás. Camino hasta la salida escuchando los gritos de dolor de Robert, que hasta su último aliento suplica por sus hijos. Él muere en poco tiempo, y yo me dispongo a salir por la puerta antes de que las llamas terminen con todo lo demás, pero escucho pasos detrás de mí y al girarme descubro a sus hijos buscando también una salida.
El mayor sujeta a los dos menores de la mano, cubierto por una manta empapada para intentar ponerse a salvo del fuego. Abro la puerta para dejarles paso y me mira unos segundos antes de salir detrás de sus hermanos.
— Vete. —Le digo.
En silencio, persigue a sus hermanos después de asentir con la cabeza.
Christian me espera fuera, aterrado por todo lo que esta presenciando, pero al ver a los niños escapar parece estar más aliviado. Subo al coche, pido entre gritos que conduzca y él solo lo hace en silencio.
He estado apunto de matar a los niños también, no me hubiera importado, pero por alguna razón ellos consiguieron salir de la habitación y con suerte salir de la casa, pero eso ha sido porque lo he permitido.
El hijo mayor, me miró de una manera extraña antes de marcharse, como si se sintiera agradecido por haber matado a sus padres, es algo que no logro entender.
— Su hijo mayor, pareció que me estuviera agradeciendo. —Rompo el silencio que Christian había mantenido. — Quizás tampoco supo ser un buen padre.
— Quizás.
— Mierda, los hombres de Luca. —Digo señalando al frente— ¡Gira! Tenemos que desaparecer, si nos ven sabrán que ha sido cosa nuestra.
— ¡Joder!
— ¡Vamos! —Exclamo.
LILIT.
Luca esta histérico. Sus gritos pueden escucharse por todo el pasillo e incluso en mi habitación. Según dice, algo ha pasado con alguien muy importante, creo que alguien ha muerto o más bien ha sido asesinado esta noche. Él puede enterarse de todo con mucha facilidad, ya que tiene cámaras, hombres, por toda la ciudad.
Escucho sus pasos, corro hacia la cama y me escondo bajo las sábanas con la pistola cargada.
— No quiero que salgas de aquí. —Dice desde la puerta— ¡Has entendido!
— ¿Qué está pasando?
— No hagas preguntas, no salgas de esta habitación por nada del mundo y quiero a tu guardaespaldas aquí ya.
— Dime lo que pasa. —Le pido de nuevo, él furioso se acerca a mí cama. — Luca, por favor.
Sus ojos me analizan. — Nada importante. Quédate y no hagas más preguntas.
— Delko está buscando algo en su habitación, me ha dicho que vendrá enseguida.
En silencio se marcha dando un portazo. Debe ser algo muy importante... tanto que tiene a Luca Novak aterrorizado ¿Qué puede causarle tanto miedo a un hombre como él?
Al salir escucho gritarle a uno de los hombres que guardan mi habitación, ellos solo aceptan sus órdenes y ni siquiera se atreven a contradecirlo. Camino hasta mi cama, me siento en ella y me quedo mirando la pared.
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Editado: 27.06.2023