Shade. (01)

Capítulo 10

10.

 

DAMEN.

 

Lilit duerme en el asiento de atrás. Parece que matar a uno de sus voladores le ha dado más tranquilidad y confianza en sí misma. Christian, sin embargo se mantiene en silencio, pero estoy seguro de que tiene mucho más que decir. Prefiero que no diga nada, no por el momento.

 

— ¿El viejo ha dicho algo más? —pregunto sin quitar los ojos de la carretera.

 

— No. Aunque él está seguro de que Theo es el chico de la casa.

 

— Tengo mis dudas. Su parecido puede ser porque es realmente su hermano y no nuestro hijo. Luca no es idiota. Antes de creerme muerto escondió a mi hijo y temía mi regreso, por ello no creo que mi hijo esté tan cerca. —explico. Miro a Lilit para asegurarme que aún duerme y saco la navaja ensangrentada.

 

— No dijiste que ella también sería parte de esto. —dice lo que esperaba. Sabía que no podía mantenerse callado por más tiempo.

 

— Sabe quién soy y lo mejor es tenerla cerca. Podría poner todo en peligro.

 

— Entonces lo más inteligente es matarla. Es una chica lista, también es capaz de matar ¿Vas a arriesgarlo todo? No ha sido fácil el camino hasta aquí. —muevo la cabeza.

 

— No me digas lo que tengo que hacer, Christian. Lilit no es un problema, pero si en algún momento se convierte en uno la mataré. —ríe llamando mi atención. — ¿O serás tú el problema?

 

Mi pregunta le borra la sonrisa. Christian es un fiel aliado. Me ayudó cuando más lo necesité y me pone los pies de la tierra cuando me estoy desviando de mi camino. Muchas veces ha estado al borde de la muerte, casi lo mato en repentinas ocasiones por mis ataques de ira cuando me medicaban en la cárcel para mantenerme en silencio.

Llegamos por la parte de atrás, Lilit aún duerme profundamente, tanto que se hace difícil despertarla. Decido que lo más rápido es llevarla en brazos hasta su habitación y la dejo en la cama.

 

— Todavía están buscándote. —comenta Christian.

 

— Lilit consiguió que creyeran su mentira. Había muchas sospechas sobre mí.

 

Me lavo las manos para quitar los restos de la sangre.

 

— Vete, nos vemos mañana.

 

— Llámame si me necesitas. —pide y se va.

 

Me siento en una silla junto el baño y frente a ella.

 

A veces parece que estoy mirando a Dulce, porque su parecido es exagerado y logra confundirme. Luca tenía su víctima perfecta y una vez más pensó que le sería fácil hacerla vivir en un infierno. Sólo buscaba vengarse de una persona muerta, usando a Lilit a su antojo y abusando de ella las veces que quisiera. Parece que estoy otra vez en la puerta de salida, solo que esta vez no puedo dejarlo todo para salvar a una chica, ni siquiera en esta situación.

Me pongo en pie, camino hasta ella y me quedo a una distancia donde puedo mirarla en silencio por unos segundos.

 

No es Dulce. Nunca será Dulce.

 

— No te vayas. —pide en un susurro, estirando el brazo para alcanzarme.

 

— También tengo que dormir.

 

— Si te vas entrarán.

 

— Las asesinas no tienen miedo, matan. —digo. Una diminuta sonrisa aparece en sus labios y abre los ojos.

 

— Se que no tengo razones para pedirte que te quedes conmigo.

 

— Para protegerte y cumplir nuestro trato, tengo que dormir.

 

— Mi cama es muy grande, puedes tumbarte a mi lado y hacer como si no estuviera.

 

En silencio, cojo una de sus almohadas, la tiro al suelo y me tumbo boca arriba. Su cabeza aparece de repente y me mira sorprendida. Hace años que no duermo en una cama, muchos años que no duermo con una mujer o acompañado. Como dije, casi no logro conciliar el sueño y yo mismo me puse este castigo.

 

— No tienes que dormir en el suelo. —el tono de su voz es una enorme queja. Se sienta en la cama y me mira desde donde está.

 

— No lo hago por ti. —aclaro con los ojos cerrados— Hace mucho tiempo que no duermo en una cama.

 

— ¿Por qué? —pregunta con una voz más suave.

 

— No me hagas preguntas, duérmete.

 

— Ahora somos aliados y sigues ocultandome información.

 

— Somos aliados, solo eso. Sabrás solo lo que yo quiera que sepas ¿Entendido? —se abre un silencio entre los dos. Por fin creo que se quedará callada, pero escucho un suspiro fuerte y abro los ojos.

 

Ha vuelto a tumbarse, esta vez muy enfadada, cubriéndose hasta la cabeza como una niña pequeña haciendo un enorme berrinche. Asomo la cabeza para verla. Debajo de la sabana aún sigue protestando, quiere que la escuche y eso me hace reír. Cuando me escucha, con mucha velocidad se quita la sabana de la cabeza y trata de verme reír pero ya he vuelto a tumbarme.

 

— Te has reído.

 

— Estoy intentando dormir, Lilit. Te pido que te calles o no me dejarás otra opción que amordazarte hasta mañana. —amenazo muy serio.

 

Regresa a la cama, abro los ojos y suspiro. He cometido un nuevo error que podria costarme todo. No puedo volver a reírme con ella, no quiero que esto vuelva a pasar nunca más. Aunque ha sido la primera vez en mucho tiempo que algo me ha hecho reír de una manera tan pura y sincera, es peligroso.

La debilidad siempre aparece disfrazada de aquello que anhelamos. Mi debilidad me llevó a querer ser buena persona y eso me trajo todas las desgracias de las que estoy tratando de huir. No puedo cometer el mismo error dos veces, porque el mayor error que puede cometer un asesino es darle lo necesario a sus enemigos para acabar con él.

 

🖤

 

Son las nueve de la mañana. He dormido un par de horas, lo necesario para tener energía y seguir con mi propósito. Salgo de la habitación. Parece que han dejado de buscar algo que no van a encontrar, pero todavía siguen mirándome como el enemigo. Stefan se cruza conmigo y con la cabeza me pide que lo siga.




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