Shadows

CAPÍTULO 13

—No puede ser —repuso Lisa insatisfecha—, es imposible, Ross la detestaba.

—Lo mismo pensé yo pero —bajé la voz en la cafetería donde nos encontrábamos. Habíamos ido a beber un café en un pintoresco sitio de la ciudad al que le gustaba frecuentar a Lisa―, eso fue lo que dijo en su declaración y nadie más testificó en su contra. Ella al parecer dio un testimonio bastante convincente.

—Pero entonces nosotras debemos ir a la comisaria, les diremos que es mentira; Ross jamás se podría enamorar de Viola, ¡es gay! Hay que explicárselos —se quejó Lisa con evidente enfado.

—Lo era —reparó Ariadna con la amargura incrustada en su pecho—. De todas formas, no podemos llegar y sólo acusarla de matarlo porque sería poco creíble.

—Cualquier movimiento que hagamos sería sospechoso para la policía —terminó Lisa—. Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados en esto. Debemos hacer algo.

—Y no lo haremos —interrumpí―, vamos a seguirla esta noche.

—Aún me debes la gasolina de la última vez —advirtió Ariadna.

—Si hallamos algo en su contra, te prometo llenar el tanque.

Ariadna parecía satisfecha. Esbozó una sonrisa y se incorporó en su sitio para brincar al encuentro con Logan a un par de mesas más adelante. Hacía un par de minutos que ella le había advertido que estaba ahí con nosotras y él acudió como en su rescate. Axel también estaba con él, con un escocés entre sus dedos.

Buscó mis ojos por un momento antes de volverme hacia Lisa. Aún estaba enfadada con él por la pelea con Seth. Ninguno de los dos había intentado explicar nada. Y tampoco estaba dispuesta a escucharlos hasta que el enfado pasara.

— ¿Estás bien? ―Lisa llamó mi atención.

―Sí, ¿y tú?

—Quiero saber qué hizo Viola con él —esbocé una mueca depositando mi mano sobre la suya en la mesa―. Miente, Sel, toda su declaración es una farsa y si tuvo que hacerlo es porque realmente ocurrió algo horrible esa tarde.

—Averiguaremos qué sucedió.

—No sólo lo sabremos —apremió Lisa—, sino que si tuvo algo que ver en su muerte, juro que me encargaré de ella.

— ¿A qué te refieres con eso? ―Fruncí el ceño.

—Aún no me conoces, Sel. No sabes de qué soy capaz —me aseguró. Resopló y se incorporó―. Tengo que volver, ¿te quedarás con Ari o prefieres que te acompañe?

Busqué a mi compañera sentada junto a Logan en un desagradable beso que compartían. Hice una expresión de repulsión y me volví a Lisa.

―Creo que prefiero tirarme el café encima ―me mofé. Lisa me sonrió.

―Vamos, te acompaño ―insistió ella.

Pero en el momento en que nos levantamos de nuestra mesa, Axel se acercó a nosotras con una expresión relajada en su semblante. Me mofé de ella, pues él parecía no comprender mi enfado o mi frustración frente a lo que había sucedido antes.

― ¿Puedo acompañarte también? ―Su voz sonó parsimoniosa y fresca; muy diferente a la que le había oído antes con Seth.

Lisa carraspeó y la miré sin saber exactamente qué hacer.

―Yo... tengo que irme ahora. Nos vemos luego para nuestra salida. Adiós Axel.

―Adiós Lisa ―se despidió él sin mirarla, sus ojos clavados en los míos―. Entonces, ¿caminamos?

Resoplé y caminé en dirección hacia la salida, pasando junto a mi mejor amiga enredada en un romance extraño y efervescente con Logan. Todo esto era su culpa, ¿por qué tenía que decirles dónde estábamos? ¿Es que no podía mantenerse alejada de él durante al menos dos malditas horas?

Sentí que Axel me seguía detrás y no sabía si realmente deseaba su compañía o no en esos momentos o en realidad quería que me dijera exactamente de qué hablaban en la pelea.

―Selene sólo tengo unos minutos más libres antes de que empiece mi práctica de fútbol, ¿podemos hablar razonablemente? ―Insistió.

―Si sólo tienes algunos minutos, te sugiero que hables rápido, Axel ―le permití alcanzarme y él alzó las cejas―. ¿Y bien? Te escucho.

Caminamos por la acerca por algunos minutos en silencio. El camino hacia el instituto y mi departamento se hallaban en la misma dirección, por suerte.

En mis pensamientos estaba la declaración falsa de Viola y nuestro plan de seguirla durante la noche para descubrir algo que nos guiara a desconfiar de ella. No sabíamos a qué nos conduciría, pero necesitábamos desesperadamente una respuesta a tanta incógnitas sobre la muerte de Ross San Jordi.

―Entiendo que estés enfadada por la pelea, pero no entiendo por qué te importa tanto lo que suceda entre nosotros, roja ―explicó él bufando―, no es asunto tuyo. ¿Lo entiendes? Lo que suceda entre Seth y yo no tiene por qué influir en ti. Al menos es lo que esperamos.

Él llevaba razón. Realmente no había razón para que estuviese interesada en las cosas que sucedían entre ellos; ni siquiera conciliaba comprender por qué estaba enfadada realmente. Pero sentía que su pelea se debía a mí, sentía que las dispuestas entre ellos se relacionaban conmigo.

¿Qué es lo que había dicho en la pelea?

¿A qué le temes? ¿A las consecuencias o a la idea de perder de nuevo?

Sentía que se trataba de mí, o tal vez de Meredith, la chica que había muerto por un ataque que ninguno de los podía decirme detalles. Pero de todos modos, ¿a mí qué me importaba saber de ella? Es como decía Axel, no debía importarme a mí. Era cosa de ellos.

―Tienes razón, realmente no me importa lo que suceda con ustedes ―me mofé.

―Selene...

―En serio no me importa, ustedes pueden golpearse todo lo que quieran sin lastimarse siquiera y no haré nada para evitar que se maten. Puedes creerlo ―advertí enfada. Sus ojos me estudiaron con preocupación―, pero no puedes negarme que esa maldita pelea no fue porque Seth estaba conmigo. Tal vez luego no se trataba de eso, pero al principio sé que fue por mí.




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