Hoy te acercaste a mi, venías con la cabeza gacha. Me asusté, te paraste junto a mi mesa.
«Hola» me dijiste.
Yo no sabía que hacer.
«Vengo a pedirte perdón por todo»
Estaba en estado de shock.
«¿Pero sabes qué? La verdad no quiero hacerlo»
Luego de eso Troy salió de su escondite, unas mesas más atrás, y volteó sobre mi una especie de líquido viscoso. Corrí hacia el baño, miré mis muñecas, tomé un cuter de mi mochila. No recuerdo nada más, sólo el agujero que volviste a cabar dentro de mi.
Emma.