Shoganai

Capítulo 17. Quizá mucha sinceridad.

 

Esme

Eider me he enterado de algo

Es serio

Contáctame cuando no tengas nada que hacer

Un día libre

Porque de verdad te va a afectar

 

Los mensajes habían llegado en la madrugada del martes, pero no los vi hasta ahora. Me encontraba terminando la clase de inglés del miércoles, eran las 6:52 pm y ya estaba borrando las anotaciones del pizarrón mientras que los mayores terminaban su trabajo y alistaban sus cosas, ya no tenía nada que hacer por lo que mensajeé a Esmeralda.

Estoy desocupada

¿Qué sucede?

Al instante respondió.

Esme

Es extenso así que enviaré un audio.

 

La clase terminó y me despedí de todos, algunos salieron en seguida otros se quedaron hablando en el salón y algunos pocos se reunieron afuera para platicar, seguí esperando el mensaje de Esmeralda hasta que por fin el sonido de la notificación señaló que me había respondido.

 

Esme

Audio 1:16

 

Escuché el audio y no cabía de mi asombro, de mi sorpresa, pero no solo eso, estaba triste, enojada, ansiosa. Estoy consciente de que comencé a temblar ante las palabras de la chica, sentí ganas inmensas de llorar, así que comencé a respirar profundo, mi pecho dolía, apreté las manos fuertemente. Al finalizar el audio negué varias veces mientras sentía un nudo en la garganta, no, no podía ser, yo…

—¿Eider? —Escuché que alguien me hablaba, pero no reconocí la voz —¿Estás bien?, ¿Eider?

Me faltó el aire y sin recoger mis cosas salí corriendo del salón.

Corrí y corrí hasta llegar al gimnasio, estaba abierto y vacío, afortunadamente, mandé un mensaje a Alex diciéndole que me había ido y le mandé otro a Kento que decía que quería ir caminando esta vez, no me gustaba mentir, pero esta vez era necesario, quería estar sola y no preocuparlos. Desbloqueé el celular y busqué el teléfono de Allyson, no quería mensajes, quería llamada, quería que ella me respondiera en seguida, en una llamada ella no podía esconderse. Marqué su número, uno, dos, tres, cuatro, cinco tonos y me mandó al buzón, colgué y lo intenté una vez más.

Uno.

Dos.

Tres…

—¿Eider? —la voz inconfundible de Allyson llenó mis oídos. No saludé, fui directo al grano.

—Me han dicho que tú has dicho que— tomé aire— que yo soy una persona estúpida, que soy la peor persona que puedan conocer, una piedra sin sentimientos, una perra maldita, una inútil, una chica necesitada… que no me consideras tu amiga. —Hubo un largo silencio y al final una pequeña risa de Allyson me dejó confundida.

—Oh, Eider… siento que te hayas tenido que enterar así. —aguanté la respiración. —Sí, he dicho todo eso y te diré más aprovechando tu llamada— su voz era diferente, era más oscura y seria, algo que no escuchabas en Allyson —Eres una maldita, una perra, una inútil, nunca te consideré mi amiga, te odio, Eider.

—¿Por qué? —dije seria, evitando los sollozos y la pregunta “¿qué hice?” Allyson rió de nuevo.

—¡Porque te robaste a Alex!, ¡Porque lo tienes todo! Maldita sea, nunca me quise acercar a ti en un principio, sólo lo hacía porque todos los chicos te volteaban a ver, me valía mierda la razón, si era por curiosidad o asco, había escuchado que le interesabas a Alex y obviamente yo quería estar en su radar también, ¡¿Y TODO ESO PARA QUÉ?! — Estaba confundida pero cada palabra se quedaba en mi cerebro. —Te odio Eider, quiero hacerte sufrir, quiero verte arder, quiero verte hundirte sea la manera que sea, sé que “mi amistad” significaba mucho para ti, pues adivina qué, olvídate de eso. Chinga tu madre.

La llamada se cortó y ahora sí no pude evitarlo, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos muy rápido, no podía ver, sin quererlo también salieron varios sollozos, ¿por qué rayos no vi eso?, era una chica intuitiva, lista, ¿por qué no lo vi? Sus palabras estaban llenas de sinceridad, ella en serio quería hundirme en el sufrimiento.

Sentí unos brazos rodear mis hombros y un cuerpo pegándose a mi espalda, estaban abrazándome, no me importaba quien era, pero si necesitaba un abrazo, así que me quedé ahí, llorando y siendo abrazada por un extraño.

—shh, shh— escuché y al instante paré de sollozar para voltear a lado, el gimnasio estaba oscuro, pero logré ver los ojos rasgados y el cabello largo, automáticamente me separé y lo volteé a ver.

—Profesor Akiyama— dije en un susurro mientras me limpiaba las lágrimas —lo siento, yo…

—shh— dijo de nuevo — no sé lo que haya sucedido, pero sé que necesitas desahogarte —abrió los brazos —ven aquí. —lo hice casi de inmediato, él me encerró en sus brazos y comenzó a mecerme lentamente mientras lloraba en su pecho, quería sacarlo todo, yo tenía la culpa de esto, no tenía a Allyson, la que había considerado mi amiga durante casi 3 años. Sentí caricias en mi espalda y cabello y eso me hizo sollozar más, era una inútil que pensaba que ya tenía la estabilidad emocional que le hacía falta, era un engaño, nada era real.

—¿Segura estarás bien? —preguntó el profesor mientras estacionaba su auto a unas casas de la mía, asentí, había logrado dejar de llorar y mis ojos ya no estaban rojos, no había evidencias de que la había pasado mal. —De acuerdo, nos vemos—volví a asentir y salí del coche con mi mochila en la espalda, no escuché el motor del auto hasta que abrí la puerta del cancel y entré.

En cuanto abrí la puerta principal miré a Kento sentado en el piso de la entrada, lo miré confusa mientras me quitaba los zapatos y los colocaba en el mueble, subí el escalón y el japonés me tomó de mi pierna ocasionando que no la pudiera mover.



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En el texto hay: amor prohibido, japon, alumna y profesor

Editado: 15.07.2020

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