Capítulo 26

Bouquet.

No es que me sienta incómoda, pero me siento fuera de lugar en este momento. Realmente… no esperaba que Rob y Tyler me trajeran a este lugar, no digo que es malo, solo que es… diferente. Es algo nuevo para mí. Hace media hora que salí de trabajar en la tienda, como dijo Rob, junto con Tyler nos encaminamos a un lugar para almorzar juntos… mi sorpresa fue… grande, sí, no pasaron ni diez minutos de caminata cuando nos detuvimos en un gran edificio de color rojo y en el primer piso, una pizzería. Lucali.

No puedo evitar mirar hacia afuera a través del ventanal, en la entrada hay una pequeña pizarra caballete que está en el suelo, en ambos lados está escrito los tipos de pizzas que se ofrecen junto con los precios; también, una larga banca desgastada de color roja y una mesita de madera y dos sillas. Es un lugar, se podría decir rústico.

—¿Viviana?

Giro el rostro y ambos hombres están mirándome. Rob tiene una mano sobre la mía y Tyler tiene la carta que le han entregado para hacer el pedido.

—te estábamos preguntando qué pizza quieres—Tyler cierra la carta y me mira expectante

Cuando llegamos, una señora un poco subida de peso sonríe cuando nos ve, bueno, por Rob y Tyler, claro, se saludan y ella se va dejándonos para decidir que pedir.

—¡amiga!—Tyler eleva su brazo, llamando la atención de la mesera que atiende el lugar, por lo visto la señora a la que vi primero es la dueña—yo pediré una de chile picante, preciosa

—pediré una de jamón y queso—Rob mira a Tyler un par de segundos y entrecierra los ojos hacia él

¿Qué pasa? Miro en su dirección y Tyler está en un juego de miraditas con la mesera. Oh, esto no debería sorprenderme.      

—esta pizza es ligera para ti ¿quieres esa?—me pregunta Rob

—sí, está bien

Sigo inspeccionando el lugar con la mirada. El lugar no es tan grande, hay varias mesitas, nosotros estamos sentados en una que está cerca de la pared, de tres asientos, una velita encendida está dentro de un pequeño contenedor de vidrio; al fondo, en la cocina, está el gran horno de ladrillos donde cocinan las pizzas, una gran repisa de madera, e incluso hay una caja registradora antigua ¡Nunca había visto una! Es más, hace minutos me atreví a verla más de cerca, totalmente dorada y con relieves por todos lados, tiene una inscripción “Amount Purchased”.

—iré al baño—cuando me doy cuenta, Tyler ya está caminando hacia los servicios higiénicos

—oye—Rob entrelaza su mano con la mía, sobre la mesa—¿nunca habías venido a una pizzería?—su diversión me hace creer que ha estado observándome todo el tiempo

—no… bueno… yo…

Yo solía ir a las mejores pizzerías de Manhattan, pero ahí todo es elegante, nada rústico, los hornos son de última generación y en algunos lugares a penas y puedes verlos, en otros solo vez salir a los empleados de una puerta, con las pizzas ya listas, en los platos de porcelana.

—¿no?—pregunta extrañado. Niego con la cabeza—eres todo un enigma, cielo—dice con voz suave

Me atrevo a mirarlo, esos bonitos ojos grisáceos azulados me miran con un pequeño destello de alegría y ternura o tal vez sea solo mi imaginación.

—¿volvemos a lo de cielo?—vuelvo a sentirme incómoda

—me gusta decirte así—su dedo índice pasea por mi mejilla y barbilla, acariciándola lentamente

Después de prácticamente dos horas en la pizzería decidimos irnos. Llegamos a casa y ahí está, en el sofá, esa víbora… Marie o María como quiera que se llame. Esa mujer, desde que llegó me ha dejado muy en claro que quiere algo con Rob, ¡le coquetea en mi cara! Y él… o es tan inocente o muy idiota para no darse cuenta de las intenciones de su jefa.

—hola—nos saluda sonriendo

—hola Marie—Rob se acerca a saludarla. Oh, no. Que ni piense que me le voy a acercar, ella debe conformarse con la sonrisa fingida que le brindo

~*~

¡A un día! ¡Por fin! Mañana Marie se va del apartamento. Estos días fueron casi insoportables. Marie mantuvo su distancia, claro, siempre hablando en doble sentido, diciendo cosas como que, es de mal gusto estar de arrimada, o haciendo comentarios sobre conseguir un empleo e irme de aquí. Oh, y lo peor… aguantarla en la cena, digamos que ella, sabe cocinar y muy bien a mi pesar ¿Y Robert? ¡feliz de la vida con su comida! Como si yo cocinara tan mal…

—¿me estás escuchando?—alzo la cabeza para mirar a mi profesor

—sip—vuelvo a acomodarme en su pecho

Ya es de noche y como siempre Robert me está leyendo su libro favorito Orgullo y Prejuicio, antes de irnos a dormir. Nuestra relación… es de amigos. No quiero hacerme falsas ilusiones, sé cómo es Rob, puede ser cariñoso un momento y luego cambiar totalmente, es todo un bipolar, él me acostumbró a ese Rob cuando apenas empezamos a conocernos. Aunque de eso ya ha pasado un par de meses. 

—hora de dormir—Rob da un beso en mi cabello

Hago un mohín a lo que Rob al verme sonríe y se lo piensa unos segundos. Me inclino hacia la mesita de noche y agarro su reloj de mano—¿por qué tan temprano?—me quejo

Son las 10:12 pm

—mañana iremos de picnic, acuérdate—Rob se recuesta y hace que lo imite

—pero no quiero dormir tan temprano—nos cubrimos con las sábanas. Esta noche no hace tanto frío como ayer, llovió horrible y prácticamente no quería salir de la tienda de Phill, me iba a mojar mucho y así fue

Rob apaga las luces de las lámparas, ahora apenas puedo ver su silueta, todo está oscuro—ya duérmete—me dice acomodándose—ven—siento sus brazos buscar mi cuerpo, me acerco, es entonces que él me abraza y yo le correspondo, aspirando su delicioso aroma, Rob huele a shampoo y su loción de siempre.

El estar entre sus brazos y sin poder dormir, me hace pensar nuevamente en nuestro tipo de relación. No somos amigos, los amigos, no se tratan de esta forma, tan cariñosa, tan amena, no lo hacen. No van tomados de las manos a todos lados, no se abrazan en público y con tanta frecuencia. Aún no puedo comprenderlo muy bien.