Si Fuera Bonita

Capitulo 6

Manuel

—¿Que hiciste Diana? ¿Acaso me vez como tú juguete con lo que puedes hacer lo que se te nasca?— dije muy enfadado

—Manuel, relajate sí solo fue un accidente, ni yo lo tenía planeado. Además que tiene de malo tú me quieres y yo te quiero, todo el mundo nos ve como pareja.

— Tienes razón, te quiero pero no por eso debemos hacer esto. Tú eres mi mejor amiga y no te puedo ver cómo algo más. Esto sería algo confuso para mí.— dije muy alterado.

—¿Pero que tiene de malo el que tú y yo seamos novios? Eso sería algo muy lindo, por favor demonos una oportunidad—dijo con un rostro tan serio.

—¿Qué? No Diana porfavor ya te dije que entre tu y yo no puede existir algo más que amigos. Discúlpame pero no gusto de ti.

Ella se sentó en la banca y yo no quise seguir presente, no me sentía cómodo, jamás ví venir esto y era como si ella me hubiera traicionado. Cuando empezé a considerarla mi mejor amiga hicimos una promesa en la que hablábamos de no enamorarnos y mantener nuestra amistad, por eso es que yo le regalaba detalles y la trataba tan bien. Cuando me enteré de que ella estaba enamorada de mi, trate de pasar más tiempo con ella e intenté enamorarme de ella, pero nunca lo logré.

Caminaba con la sensación de que hice mal, ella que culpa tenía de haberse enamorado de mí, se supone que yo soy su mejor amigo, es para que la estuviera apoyando en éste momento, sin embargo no pude soportar su presencia. Debía arreglar las cosas, pero la verdad no sé si podía llegar a algo lógico, lo mejor sería mostrarme interesado por ella y divertirme un tiempo de su ingrata presencia, yo sé que tarde y temprano se aburrirá de mi y eso será muy pronto. No sé que me pasó si a mí nunca me dan lastima las personas, al contrario aprovechó la oportunidad y está era una oferta muy muy buena.

Llegué al gimnasio y puse en marcha mis capacidades. La verdad es que ya había ganado mucho peso por olvidar un poco el egercicio y eso era algo muy abrumador pará mi. La apariencia era lo que más me importaba de mi personalidad, porque así podía ser un rompe corazones sin límite.

 

Alma

Sin darme cuenta ya estaba anocheciendo. Así que decidí pasar al baño y lavarme el rostro. Mis mejillas estaban demaciado coloradas y mis pies los sentía muy cansados, pero no podía pedir un taxi porque no llevaba absolutamente nada de dinero y no podía llamar a casa porque no tenía mi móvil. Esto me mataría. No ubicaba el lugar para regresar a casa y me empecé a preocupar, al venirme puse muy poca atención a mis alrededores y ahora me encontraba perdida por la ciudad. Cada vez anochecía más y más. Intenté tranquilizarme y me senté en una banca que estaba en un parque que me encontré. Intentaba buscar una estrategia, pero no encontraba alguna que funcionará, mi cabeza empezaba a doler hasta un sierto punto en el que ya no aguantaba el dolor. Seguí sentada y sentí que mi rostro ya no tenía un buen estado.

— Disculpa ¿Te sientes bien?— preguntó un chico de tez oscura— ¿te ayudo en algo? 

—ah te lo agradezco, en verdad estoy bien— dije con gran nerviosismo

— pues yo no lo creo, te vez muy mal. Vamos, confía en mí.

—¿confiar en ti Cuando ni te conozco?— dije con tono divertido y el solo rió— bueno, es ridículo pero no encuentro el camino para regresar a casa. Es la primera vez que ando aquí y me perdí.

— Existen los celulares¿a caso no sabes hacer una llamada?— lo dijo muy en serio que hasta me carcagie de la risa.

— obvio si, pero lo olvide¿Podrías ayudarme?solo muéstrame la callé y solo eso.

— ja-ja de acuerdo, dime ¿En qué calle es? 

— ¿no estiendes que ni siquiera se la dirección?— Dije casi a gritos

— esta bien,está bien no te enojes. Mira, porque no vamos a mi casa te presto mi celular y hacés la llamada.

— No puedo ir a tu casa, sería algo arriesgado.

— Bueno, ¿dime con quién vives?

— con mi abuela, su nombré es Angelina Robles.

— A si, ella vive tres cuadras atrás de mi casa, vamos te puedo llevar—Tenía desconfianza, pero lo que quería era llegar a mi casa. 

Caminamos por algunas cuadras. En una tienda el chico se ofreció en comprar botellas de agua y se la recibí pues tenia demaciada sed. Justo cuando crucé para salir de la tienda recibí una pedrada en la espalda que si bien recuerdo me dolió demaciado. Voltie, ahí estaba un chico tan sonriente de tez blanca, en realidad muy guapo, tenía ropa deportiva y sus ojos eran color verdes, si no me equivoco.

— Manuel ¿Que te pasa porque hacés esto?— dijo el chico con el que venía

— Mariano, ¿que sorpresa? ya te defiendes!!. En realidad fue tu culpa, te quitaste justo cuando avente la piedra. Pero eso no importa. ¿ No me presentarás a tu novia?— dijo con tono sarcástico.

El chico me tomo del brazo y seguimos caminando. No dijo palabra alguna y estuvo algo tenso durante el resto del camino. Le di las gracias y ordene al chófer que lo llevará de vuelta a su casa.

 

 

 

 

 




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