Alma
Desperté con un fuerte dolor de pies. La verdad es que los tacones me cansaron, tanto que hasta tuve que pedir un taxi pará regresar a casa.
—Alma... Báñate ahora mismo, tenemos paseó por la ciudad— dijo mi madre desde las escaleras.
—Si mamá— me levanté de la cama y me dirijí al baño para disfrutar el mismo ritual: agua caliente- agua fría. Cuando termine lo único que hice fue vestirme con un short de mezclilla y una blusa holgada color negro. Tome mi mochila y aseguré que tuviera mi móvil y unos cuantos chocolates para el transcurso del camino. Cuando bajé ya no se encontraba nadie solo Rosa quién me informo que ya todos estaban en el coche. Camine con paso apresurado y me adentré al auto.
— buenos días tío Erick, buenos días abuela— dije con una sonrisa para después prender la radio y buscar una estación que fuera de mi agrado, por suerte encontré un canal dónde estaba sonando Souvenir de Selena Gómez. Tardamos alrededor de dos horas en coche hasta llegar a una cabaña que dejaba apresiar un hermoso paisaje, pues estaba en el centro de varios arbustos contemplando los rayos del sol.
—pero si sigue siendo el mismo lugar que antes— dijo mi madre muy emocionada— recuerdo cuando me había enojado con papá y salí en buscá de mi amigo Enrique para después escapar a este hermoso lugar.
—Si, nosotros te buscábamos por horas hasta que tú mejor amiga dijo quesería bueno venir a buscar a este lugar—Mi abuela acompleto y yo me di unos golpes en la cabeza, desde que llegué no había contactado a Sara y ella ya estaría muy molesta conmigo.
— Alma ¿no vas a pasar?—pregunto mi tío desde el borde de un sillón.
— Ha sii, claro. Este lugar si que es hermoso— dije para después admirar el lugar. La cábaña parecían pequeña y descuidada por fuera, pero por dentro era todo lo contrario.
—¿sabias que tu madre decidió nombrarte Alma por la sensación que se encuentra en este lugar?—pregunto mi tío
—No, nunca me lo había contado, es más ni sabía el orígen de mi nombré— me quedé asombrada, mi madre nunca me había dado palabra alguna de la cabaña. Por lo que recuerdo ella había dicho que mi nombré surgió solo por lo bonito y significante que era para ella. Me parecio que había algo oculto detrás de todo esto pero ya tendría tiempo para aclararlo.
Mientras los demás estaban sentados en la sala, yo decidí subir unas escaleras que llevaban a algunas recamaras en un buen estado. Entre todas las que estaban me llamo la atención una que parecía ser de una chica, todo estaba repleto de madera y las sábanas de color rosa. En el buró había una foto de un chico que no era mi padre o alguien que conociera y encima de esta se encontraba una rosa seca. Todo parecía antiguo pero de mucho valor. Cuando escuché que unos pasos por las escaleras se acercaban, decidí subir por una escalera de madera para no ser descubierta; llegué hasta la azotea que tenía una hermosa vista, a lo lejos se podía observar una playa y en ella se apreciaban unas aves. *Este lugar si que es fantástico*.
Decidí quedarme sentada en una banca y hacer una videollamada a mi amiga Sara:
—Que va... ¿Porque no me habías contactado? ¡Que mala amiga eres!— exclamó con tono chillón.
—Lo siento amiga, he estado muy ocupada con lo del colegio y hoy tuve el día libre.
—Ya, entiendo. —Y que hay en tu vida?¿Ya tienes amigas nuevas?
—Amigas no pero amigo si—dije muy emocionada
—No lo puedo creer, ¿Es guapo?
—¡Hay Sara no empieces, es solo un amigo y no me llama la atención!—me quejé algo enfadada el solo imaginar a Mariano como mi novio me aburría.
—Lo siento, pero nunca será tu novio si tú no te dejas llevar
—Basta hablemos de otra cosa, ¿Está todo bien contigo?—pregunte con el objetivo de no hablar de mi.
— Super bien, ¿recuerdas a Ray el de la discoteca?— acentí. — a pues el y yo somos novios, es algo muy atrevido pero me gusta.
No podía creer que mi amiga tan hermosa se quedará con un chico tan mujeriego y feo, pero ya no era mi asunto. Seguimos hablando por una hora, después comí con mi familia en la playa y alrededor de las ocho ya estába en mi cama estudiando para mís exámenes. De algún modo sería una semana muy difícil.
Manuel
Me desperté cuando dieron las dos de la tarde. Observé mi móvil y tenía treinta y seis llamadas perdidas y noventa mensajes de Diana. Ignore por completo todo si bien lo que quería era consentrarme y estudiar para mis exámenes de la semana, no podía permitir que otro alumno alcanzará mi puesto de primer lugar, sería ignorante, entonces necesitaba consentracion y mucho esmeró. Baje y tome un jugo de naranja, avisé a mis padres, a mi hermana y a los empleados para qué no dejarán pasar a alguien sin mi consentimiento.
Al día siguiente Diana me esperaba en las afueras de mi salón por lo visto muy molesta.
— ¿Piensas que soy tu juguete? Primero te acuestas conmigo para después dejarme todo un día sin saber de ti. Eres un estúpido—exlamo demaciado fuerte y según yo, algunos alumnos que se encontraban allá nos alcanzaron a escuchar y se quedaron en silencio para escuchar todo.
— Diana por favor guarda silencio, nos están escuchando, quita esa cara que tienes y vete a tu salón, hablaremos en el primer descanso—Realmente quería que se fuera. No quería armar todo un show, lo más seguro es que podrían expulsarme nuevamente si lo hacía.
—¿Qué? No puedo cambiarme la cara, solo tengo está— dijo muy molesta y a mí solo me daba por reírme, algo que túve que aguantar.
Por suerte el timbre empezó a sonar haciendo que ella se fuera y me dejará al borde de la vergüenza. La clase comenzó y junto a ella la primera evaluación, tuve la serteza de que todo lo que estudié venía en mi adorable examen así que no se me dificultó pará nada el contestarlo.
Toda la semana estuvo llena de estrés y pará mi suerte ninguno de esos días pude conversar con Diana(algo que agradecía tanto). A la única que no podía borrar de mi era a Alma, todas las mañanas me la encontraba en el estacionamiento e intercambiaba mirada y ni hablar, en las tardes aprovechaba para caminar por las afueras de su casa para encontrarla o verla sentada en su patio, más nunca me atreví a hablarle. En primera porque se notaba su timidez al verme y en segunda porque yo no sabía con que objetivo acercarme.
Editado: 14.06.2020