Ya había pasado varias horas y antes de que enterraran a Natalia, Mónica se acercó a su ataúd y puso su mano encima.
- Te voy a extrañar mucho, Natalia, para mí fuiste una gran amiga, pero también fuiste como hermana. - Dijo mientras lo acariciaba lentamente.
Había escuchado, que Natalia había muerto por una hemorragia interna y que ella misma había muerto por tener un vidrio atravesando su abdomen y otros pequeños en el resto de su cuerpo, eso explicaba por qué no podía sentirlo cuando despertó minutos antes de morir.
Mónica ve cómo sus amigos y familiares lloraban y le tiraban flores a su ataúd, había mucha gente, más de la que ella creía que vería, Mónica se encontraba viendo su funeral incluso el momento en que enterraron tanto a su cuerpo como al cuerpo de Natalia, cuando ya eran cerca de las nueve de la noche, Mónica decide que ya es hora de que su familia vea que está viva, pero la primera persona a la que decide mostrárselo, es a su hermana Fiorella, por lo que va a su habitación y espera a que ella entre y se ponga a usar su computadora.
- “Ya es hora”. - Pensó Mónica mientras se metía su mano en el bolsillo de su pantalón y sacaba el dije.
Ella lo mira por unos segundos, y se lo coloca en su cuello, mira sus manos y ve como lentamente comienza a aparecer muy cerca de su hermana.
Fiorella se asusta y se sobresalta en su asiento al ver como aparecía Mónica, pestañea varias veces y la mira abriendo un poco más sus ojos.
- ¿Mónica? ¿Eres tú? - Pregunta acercándose lentamente a ella.
- Puedo explicarlo. - Dijo Mónica dando un paso hacia atrás.
- Éstas viva. - Dijo Fiorella para abrazar con fuerza a su hermana.
Mónica corresponde al abrazo y luego la guía a su cama para que sienten ambas una al lado de la otra.
- ¿Cómo...? Yo vi tu cuerpo, ¿fingiste tu muerte? - Y así comenzó Fiorella a acribillarla a preguntas.
- No, pues... Yo realmente morí, y creo que estuve en el cielo por unos minutos. - Le dijo Mónica pasando una pierna por encima de la otra.
- ¿Qué? No te entiendo.
Mónica da un profundo respiro y cierra sus ojos.
- Verás, cuando Natalia y yo íbamos pasando por el precipicio, un camión pasó por el frente de nosotras, perdí el control y cuando me di cuenta saltamos por el precipicio.
Mónica da una pequeña pausa recordando lo que había pasado.
- Lo poco que recuerdo, es que desperté y no veía nada, escuchaba como Natalia me llamaba, y decía que tenía miedo, luego, desperté estando en un sitio que yo supongo que es el cielo, y apareció un arcángel llamado Gabriel para explicarme que Natalia se encontraba en un mejor lugar y que yo no había muerto porque me tocaba hacer una misión.
Mónica vuelve a dar una pequeña pausa y se toca su dije.
- Sin este dije, yo soy invisible, puedo atravesar las paredes y volar, es algo asombroso. - Dijo dando una leve risa, no podía negar que en cierta forma le emocionaba el poder volar, ser invisible y poder atravesar las paredes.
- Y…yo estuve acá hace unas horas, escuché como hablaban tú y Elizabetta, en mi habitación, incluso, yo te abracé y te levantaste diciendo que tenías frio.
Ve como su hermana se coloca su mano izquierda sobre su boca asombrada de lo que había escuchado.
- No puedo creerlo…- Dijo Fiorella susurrando.
- Y… ¿ese dije es lo que te permite aparentar que eres humana? Mónica asiente y coloca su mano sobre su rodilla.
- Pero… ¿tú puedes volar o atravesar paredes mientras usas el dije?
Mónica abre sus ojos, realmente no había pensado si podía hacerlo o no, por lo que se levanta y se pone enfrente de una pared.
- Voy a ver…- Da un respiro y estira su pie derecho, pero se asombra al notar que no atravesaba la pared.
- Creo que perdí mis poderes. - Dijo susurrando.
Fiorella se levanta y se acerca a su hermana.
- ¿Y volar? ¿Y si tratas de volar?
Mónica la mira, y estira sus brazos hacia arriba tratando de volar como lo había hecho antes, se asombra cuando comienza a elevarse en el aire y Fiorella comienza a reír.
- Esto es, asombroso. - Dijo Fiorella, Mónica deja de volar y se sienta en una silla.
- ¿No crees que mamá, papá y Elizabetta deben saber que estás viva? Eso los alegrará mucho. - Dijo Fiorella sentándose en una silla que estaba a su lado.
Mónica se muerde su labio superior dudando por unos segundos, no había pensado en decirle al resto de su familia que estaba viva.
- Pues, no había pensado en eso, mejor dicho, no he podido pensar en nada claramente, todo ha pasado tan, pero tan rápido…-
- Deberías decirles, ellos andan muy mal con tu muerte, sobre todo Elizabetta, así que no pienses mucho, y diles, yo te acompaño si quieres. - A Mónica le agradaba el apoyo que tenía de parte de su hermana menor, pero tenía razón, debía decirle a su familia que estaba viva, y lo más pronto posible.
- Y… ¿Cuándo planeas hacerlo? - Pregunta Fiorella después de que ambas permanecieran unos segundos en silencio.
- Mañana, quizás en la mañana, o mañana por la noche, no lo sé.- Dijo Mónica colocando sus manos su cabeza.
- De acuerdo, yo te ayudaré, sea como sea, aunque sería mejor a la misma hora a la que tú me enseñaste que eras una fantasma, para que te dé tiempo de prepararte en cómo se lo vas a decir y eso, ¿dormirás en tu habitación? - Le pregunta Fiorella levantándose de la silla.
- No lo sé, ¿los fantasmas podemos dormir? - Le pregunta Mónica con cierto tono sarcástico.
Fiorella ríe y comienza a buscar entre sus cosas.
- Deberías intentarlo, por cierto, quiero regalarte algo. - Dijo al conseguir un pequeño cuaderno junto a un bolígrafo de color azul y lo acerca a donde estaba sentada su hermana.
- ¿Para qué es esto, Fiorella? - Pregunta mientras agarraba el cuaderno y el bolígrafo.