Si las luces se apagaran

39. "Pinturas"

No entiendo como mi papá, paso de ser mi mejor amigo a ser un completo desconocido rondando la casa. Desde nuestra discusión ya habían pasado más de dos meses en desconsuelo completo. Con mi madre la relación era de igual manera, nunca me sentí tan vacía y fría en este hogar. Lo único que me proporcionaba calor, eran los brazos de Derek al enredarse con posesividad por detrás de mi cintura.

Era una noche más cálida que lo normal, pasábamos por primavera y solo faltaban tres meses y mi secundaria terminaría. Mamá insistía en que estudiara ingeniería o arquitectura, sin embargo, mi pensamiento era otro, que consistía en ayudar a personas como asistente social o psicología. Me encantaría ser ese hombro de apoyo en su lucha por el acoso verbal o físico. Recuerdo que nunca lo tuve por parte de nadie, excepto él. Sino no se hubiera cruzado por mi camino, yo estaría custodiada por sombras. Él es la brújula que necesito, mi mapa para guiarme. Estoy empedernida de amor por todo lo que él sea.

Al oír mi teléfono vibrar, entendí que era él y sus mensajes madrugadores. Antes de verlo, mi atención se fue a la hora, son las dos de la mañana y por suerte era viernes, pues todos dormían plácidamente. Fijé mi vista en la ventana y distinguí una sombra a lo lejos. Abrí el mensaje sonriendo.

Derek:

"Estoy afuera, lucecita"

Yo:

"Entonces, ven" Respondí.

El silencio era profundo que las pisadas de las hormigas eran percibidas por el oído humano. Sin embargo, el de papá no funcionaba a la perfección así que lo agradecí en mi interior. Sentada en mi cama al lado de la ventana vi su sombra acercarse hasta trepar el árbol. Era tan ágil que no le dificultaba subir entre troncos tan empinados. Al estar a un metro de distancia tocó mi ventana con sumo silencio. La abrí sin que está pudiera rechinar. Primero colocó un pie sobre mi cobertor y luego los dos para sentarse en mi cama. Se sacó el gorro de su parca y a pesar de la oscuridad, noté su cabello más corto, estilo militar. Lo odiaba, sus hermosos rulos me enloquecían y ya no existían. Sin embargo, no le di más importancia. Solo que él estuviera al frente de mis ojos, me encantaba.

—Estás loco, Derek. Estas invadiendo la casa de un oficial de policía —Susurré sonriendo.

—Toda locura concierne a ti vale la pena arriesgarse —Musitó en silencio para luego hundir sus fosas nasales en mi mejilla derecha—. Hueles tan bien.

—Papá, te matará —Murmuré en silencio cuando ya era presa de su nariz por mi cuello—. Nos estamos metiendo en la boca de lobo.

—Daría mi vida por ti amor.

Fijó sus ojos ennegrecidos sobre los míos.

—Esto es arriesgado —Refunfuño en voz baja.

—Lo sé y eso es lo más emocionante —Murmuró al momento de besar mi cuello, perdiéndome por completo—. Extrañé tanto tu piel, Lizzie. Extraño tu aroma a vainillas. Te deseo tanto, lucecita.

—Si me sigues susurrando eso... —Gemí al sentir la cálida saliva de esos labios—. Terminaremos de otra manera.

Detuvo sus caricias y nos miramos por un momento. Yo conteniendo mi agitación al sentir el fuego que emanaba de mí y él arrugó sus gruesas cejas.

—¿Qué sucede? —Pregunté por curiosa.

—Yo nunca voy a presionarte con esto, ¿lo sabes? —Preguntó con una voz muy silenciosa.

—Lo sé —Me sonrojé de una manera. Este tema siempre fue tan vergonzoso—. No tienes necesidad de decírmelo, Derek. Será en el momento menos esperado... o hasta el matrimonio.

—¡Oh! Vaya, tendré que ocupar mucha crema —Aguante mi risa y le golpeé en el brazo, provocando un quejido de él.

—Suerte con ello.

Hubo un silencio que se tornó tan relajante que, sin notarlo, veía como sus dedos jugaban con los míos.

—¿Por qué te cortaste el cabello? —Tiré sin más.

Por su sombra noté como su cabeza se levantó para fijar su atención en mí.

—Por papá. Al inspector general de la policía no le gusta verme de esa manera —Confesó, para luego suspirar largamente—. Cree que el corte de cabello, esa manera de mostraron a la sociedad de cómo somos. Y claramente, no le gusta verme como un surfista.

—Eso quiere decir que... —Tragué saliva al recordar a mi padre—. Tu papá es el jefe de mi papá.

—Algo así. Mi padre es el tipo que tiene que supervisar todo a su entorno y cosas así —Murmura desganado al momento de pasar una mano por su corto cabello.

—Estas lindo de esa manera —Le sonreí para intentar levantarle el ánimo.

He notado que, al hablar de su padre, él se coloca de una manera tan frívola. Le pesa mucho su pasado y siente culpabilidades de una situación en la que fue una víctima más.

—Oye —Llamé su atención de forma sigilosa. Estas paredes no eran tan gruesas como lo pensaba—. ¿Qué estudiaras?

No respondió durante un largo tiempo, solo se limitó a tenderse en mi cama mientras veía el techo. Le seguí los movimientos y él me arropó en sus brazos.

—Creo que estudiaré ingeniería en construcción —Declaró sonriendo. Le encantaba mucho la idea—. Pensé arquitectura, pero no soy bueno en el dibujo.

—Yo misma lo pude apreciar —Le comento sonriendo.

—¿Qué hay de ti, hermosa? ¿Qué estudiarás? —Me preguntó mientras jugaba con mis pequeños dedos.

—No lo sé, creo que psicología o asistente social —Suspiré al momento de verlo—. Solo quiero ayudar a las personas que necesiten de mí, cuando ninguno lo estuvo para ellas. ¿Sabes? Si tú no estuvieras charlando con ese chico ese día en aquel pasillo, todo hubiera sido tan distinto... Derek, si tú no estuvieras cerca de mí con lo de papá no lo hubiera soportado. Me haces tener tanta fuerza que nunca pensé tener.

Podía ser una persona frágil, incapaz de enfrentar situaciones adversas, pero al perderme en ojos veía el camino color gris y el negro se dispersaba. No hay había un solo segundo en el que no fuese insegura de mí misma, pero su presencia lograba reestablecer esa chica llena de valor dentro de mí.




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