5,000 € considerado una verdadera obra de arte, forjado con oro macizo de 21KT con pequeños detalles de diamante, y aun así mi dueño, un hombre joven que apenas había superado la línea de los treinta y cinco años y ya importante hombre de negocios me había sacado de mi estuche apenas un par de veces solo para admirarme, lo había escuchado decir que me usaría en un día realmente importante y que le hubiera gustado tenerme cuando firmó su acta de matrimonio, esa sí que era una ocasión especial, uno pensaría que un bolígrafo tan costoso como yo tiene predestinado un gran futuro y fui paciente hasta el día en que mi tinta fuera usada, ese día fue hoy.
Daban las tres de la tarde de un día un tanto nublado cuando mi dueño por fin me volvía a sacar de mi estuche, mire a mi alrededor, estábamos en una oficina con grandes ventanales que daba la impresión de estar en lo alto de un edificio, en ella se encontraban varias personas, pero la única que reconocí fue a su mujer sentada a un par de metros de mi dueño con cara seria y mirándome fijamente, una, dos, tres firmas habían sido suficientes para sentirme el bolígrafo más feliz del mundo y después siguió ella, daba igual que han firmado, pero por fin había llegado ese momento especial para el que tanto me habían guardado.
Al llegar a casa mi dueño ha vuelto a mirarme, esta vez ha sido diferente, lo he notado triste y han comenzado a brotar lagrimas de sus ojos, después me ha colocado junto a una botella de whisky en su frigobar de madera y ha tomado trago tras trago hasta terminarse dos botellas el solo antes de caer rendido, no entiendo mucho de humanos, pero seguramente cuando su esposa regrese a casa no estará feliz.
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Editado: 29.04.2018