Si me quisieras...

✔️El chico misterioso✔️ (09)

Si me quisieras…

Capítulo 8

El chico misterioso

Estaba tan nerviosa que no calculaba sus pasos. Se acercó a la recepción y tuvo ganas de salir corriendo, sin embargo, eso la metería en un gran lío con doña Maltha.

—¡Buenas noches! Busco la suite.

—Sí. La están esperando. Piso 11.

Olivia asintió y subió al ascensor. Tocó el botón al piso correspondiente y sintió nuevamente que le faltaba el aire.

Al llegar, era la única habitación que había. Respiró profundo y cerró los ojos. Sacó la venda que le había dejado el chico misterioso del abrigo y se la colocó en los ojos y tocó la puerta.

Inhaló y exhaló un par de veces. Sentía que su corazón se le iba a salir por la boca. Escuchó la puerta abriréis y como unas manos suaves la tomaron de sus manos y la llevaron adentro.

Tragó grueso y sintió miedo.

Escuchaba pasos, como si la estuvieran rodeando, pero no decía nada.

Se llevó las manos a la venda y trató de quitársela, sin embargo, él la detuvo.

—No te la quites…

—Quien eres…

—Es un misterio. ¿Y tú?.

—Catalina.

Él se echó a reír y sintió como su respiración se pegaba a su cara.

—No es cierto, Olivia.—le susurró.

¿Cómo lo sabía?, ¿Acaso doña Maltha le había dicho su nombre?.

—¡Quítate el abrigo!.—ordenó.

Las piernas les temblaban al igual que las manos. Se desamarró el abrigo y se lo quitó, dejándola nada más con la lencería.

Sintió como el chico misterioso le acariciaba el cuello, descendiendo hacia su pecho.

—¡Eres hermosa!.—exclamó, llevando su pulgar hacia sus labios.

—¿Quién eres?.—insistió.

—¿Enserio quieres saber?.

Olivia asintió.

—Tócame, y me descubrirás.

Las manos de Olivia se tensaron al igual que su cuerpo. Sintió como aquel perfume invadían sus fosas nasales. Era un aroma varonil, con una fragancia exquisita. Esas manos suaves que hace un momento acariciaron su cuello estaban tomando sus manos para colocarla en su cuerpo.

Trató de parpar pero solo tocó una camisa de botones. Su pecho era definido, y tenía músculos. Entonces, de verdad, era alguien joven.

—¿Que tocas Olivia?—preguntó, con juguetería en su voz cautivadora.

—Eres fuerte…

—¿Qué más?.

—Joven.

—Tal vez…

Quitó sus manos y Olivia esperó como dos minutos.

—Vuelve a tocar.

Olivia extendió sus manos y sintió su piel. Aquella piel suave de su pecho. Y eso la hizo temblar. Sus brazos eran fuertes y sutiles. Tomó la mano de Olivia y la guió hacia su rostro. Olivia sintió su mejilla, y luego sus labios.

Soltó la mano de ella, y acarició su rostro, pasó su pulgar nuevamente hacia su boca. Se acercó a ella, y sintió su respiración, su corazón acelerado y como su cuerpo tenso temblaba.

—¿Tienes miedo?.

Olivia asintió.

—Tranquila. No te haré daño.

Sus labios buscaron los de Olivia que, sutilmente la besaron. Hasta que, el beso de volvió más intenso, profundo, con autoridad, con dominio, cargado de deseo.

Sus manos descendieron a tocarla, quitándole lentamente la lencería que llevaba puesta. Dejándola completamente desnuda.

No paró de besarla en ningún momento y acariciar la suave piel de Olivia. Ella enredo sus manos en el cuello de él, mientras que el chico misterioso la guiaba a la cama.

Sintió como los besos dejaban su boca y descendía hacia su cuello. Eso la hizo acalorarse, humedecerse, sentirse relajada.

Su boca llego a su vientre y Olivia no pudo evitar soltar un pequeño gemido. Sus ojos estaban vendados, pero le hubiese gustado mirar a los ojos al hombre que le estaba haciendo el amor.

Nuevamente, los besos intensos regresaron y sintió como sus piernas daban lugar por si solas.

Su pene estaba erecto, listo para cumplir su función. La cual no tardó mucho en introducirlo lentamente.

Soltó un pequeño gritó, pero un beso ahogó aquella molestia.

Fue muy lento, y suave.

—¿Quieres parar?.

Olivia no respondió.

Fue más lento, besando el cuello de Olivia, tocándole todo cuerpo. Eso hizo que Olivia se compusiera.

Sus movimientos fueron más rápidos, hasta llegar a su máximo placer, acto seguido, descansar en su pecho. Olivia acarició su espalda, hasta que él la acobijó y la atrajo hacia su pecho caliente.

Olivia se sentía moralmente mal, le había gustado estar con ese hombre que ni siquiera conocía. Dejó que las lágrimas salieran hasta empapar el pañuelo. Hasta quedarse completamente dormida.




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