Esa mañana, Axel Smith lo había visto todo por la ventana. El encuentro de Benjamín con la rubia y la intervención de su padre. Se relajó un poco en la cama y afinó su guitarra. Ya había aceptado el contrato, y pronto tendría que marcharse a un nuevo rumbo, un camino incierto lejos de Olivia.
Se sintió estúpido al hacerse un lado para dejarle el camino a Azael, cuando él también la amaba, inclusive, más que al mismo primo. Axel conocía en todas sus facetas a Azael y sabía que él terminaría haciéndole daño a Olivia, tal como lo hizo con apodada chica del abrigo.
Se echó a reír al recordar a la muchacha torpe, aquellos dos años solo fueron por ella. La cafetería no era tan lujosa, ni buena para su gusto. De hecho, tenía hasta un toque deprimente, con música corta venas. Su pertinencia de asistir todos los días al mismo lugar se debía nada más ni nada menos para disfrutar en admirar a la reina del desastre.
Definitivamente, se sentía idiota al llevar a Azael a el mismo sitio y, además, insinuarle que la pretendiera.
No contó con que él mismo se sintiera tentado a quererla. Lo comprobó aquella noche que estuvo con ella. Afianzó sus sentimientos, y quedó al descubierto.
——Axel, tenemos que irnos ——le gritó Milena al otro lado de la puerta.
——1 minuto ——contestó, dejando a un lado la guitarra. Salió al encuentro de la pelirroja, y juntos se marcharon a la oficina. Milena llevaba un blazer negro y una falda corta con zapatos alto, era estupenda caminando con los tacones más alto que pudiese existir, vestida así, parecía mucho a su madre.
Axel toda la mañana estuvo pendiente del tratamiento de su amigo, aunque sabia que él estaba en buenas manos, nada mas ni nada menos con su rubia, Hanna.
Se metió en su computador, organizó absolutamente todo ante de su partida. Archivos, documentos, y balances. Sin darse cuenta, las horas habían transcurrido en un abrir y cerrar de ojos. Eran más de las seis.
Salió de allí y condujo hasta el bar donde siempre suele reunirse con sus amigos de la banda. Sacó del auto la guitarra y apenas entró, vio a Azael en la barra, bebiendo un vaso de whisky.
Extrañado, se acercó, guindándose su instrumento a la espalda.
——¿Bebes solo?
——Déjame en paz ——chilló, tomándose todo el contenido de un solo golpe.
——Veo que estas de mala.
——Tienes razón, lo estoy. Dile a tu sabes quién, que deje de llamarme, y menos cuando estoy con Olivia.
Axel se tensó, y apretó sus puños con fuerza.
——¿Estabas con Olivia?
——Claro, es mi novia, y créeme la pase muy bien con ella ——mintió, mientras que Axel se moría de los celos por dentro.
——Me alegro ——susurró, inescrutablemente y se marchó. En cierta manera, Azael se alegró, sabía que su primo se consumía de los celos por dentro.
Azael siempre lo supo, Axel lo había comentado en algunos momentos de borrachera la cual, se despertaban sin recordar nada.
Verídicamente, Azael estaba cansado de algo, de estar a la sombra de aquel chiquillo adoptado. Axel Smith siempre fue el centro de atención, incluso, para sus padres es adorado.
Nada le salía mal, una vez se planteaba un objetivo, Axel lograba culminarlo a la perfección. De cierta forma, le tenía un poco de rencor cuando intervino en su relación con la chica del abrigo, y la convenció de que se apartara de él.
No lo odiaba, pero si lo envidiaba.
Sí acostarse con Julieta no lo hirió, tal vez, acostándose con Olivia si lo haría.
Por otro lado, Axel no podía concentrarse se consumía de rabia al imaginarse a Olivia correspondiéndole a él en la cama. Era inaceptable, ella era suya.
Inició el ensayo, más nunca dejó de pensar en ella. Necesitaba verla, y, sobre todo, apartarla de Azael.
**********
Esa noche no pudo dormir, tocó el piano como nunca, para ella, y se lamento que Olivia no estuviera ahí para escucharlo. Se desahogó con cada nota, con cada melodía que surgía desde su corazón. Sus dedos añoraron el cuerpo de su reina, y sus labios les pedía a gritos sus besos.
Después de la media noche, revisó su celular, y se dio cuenta que, Julieta no había parado de llamarlo. Ella deseaba una reconciliación, aunque para él, esa esperanza estaba perdida después de haberle montado los cuernos con Azael.
Fue un verdadero caos, porque Julieta no solo fue cualquier novia, de hecho, ambos planeaban casarse cuando se entero de la infidelidad de ambos. Sin embargo, por los buenos momentos junto a Azael decidió perdonarlo, pero su amistad no volvió a ser tan fructífera como antes.
Ahora le valía verga Azael...
Muy temprano después de darse una ducha larga, observó como Milena se marchaba de manera sospechosa. Él ya conocía esas andanzas, aunque esta vez, no se imaginaba en que lío pudiera quedar envuelta.
Se colocó su traje y pidió a la oficina una coca- cola, y extrañó estar en la cafetería. Se dispuso a entrar y salir de algunas reuniones y conversatorios con su padre, hasta quedar finalmente libre. Se tendió en el asiento con su cabeza hacía atrás, estaba muerto del cansancio.
——Te vez sexy así ——escuchó desde el umbral. Alzó su cabeza y se dio cuenta que Julieta caminaba hacía él. Llevaba un vestido lila corto, y su pelo suelto. En otro tiempo, hubiese sido una tentación más ahora, no significaba nada.
——¿Qué haces aquí?
——Te he estado llamando y no responde a mis llamadas.
——Estoy ocupado ——profirió, llevando sus manos al cuello.
——¿Estas cansadito?, ¿necesitas un masaje? ——sonrió, pelando todos sus dientes. Mirándolo con coquetería, jugando con su cabello.
——No, estoy bien
——Deja de ser cruel conmigo Axel, no me lo merezco.
——¿A no?
——Sé que metí la pata, pero fue pasado
——Follarte a mi primo creo que no será parte del pasado.
——¿Siempre lo recordarás?
——Jamás te perdonaré la humillación que me hiciste
Julieta frunció el ceño, e inspiró hondo.
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Editado: 04.11.2020