Si no veo tus ojos

Capítulo 13

¿Que tocó?

Llevarme a la clínica, al final cuando llegamos al auto y Mason pudo limpiar la herida nos dimos cuenta que era muy profunda, que algo me había hecho ese corte pero la verdad era que no lo sentí en su momento.

Había otro inconveniente.

La cabeza me iba a estallar, estaba viendo Unas pequeños puntos blancos en mi campo visual, eso no era nada bueno.

Íbamos ya de camino a la clínica, Mason había cubierto la herida con una gasa y la sujetó con una venda para que no sangrara demasiado.

¿Si se preguntan por la bicicletas? Pues como se había dicho, las recogimos y seguimos de camino a que me cocieran la rodilla.

Mi hermano enloquecerá, enloquecerá. Puede ser muy fastidioso pero es muy protector y ni hablar de mi madre, con ella me irá peor.

— ¿Entonces habrá segunda Cita? — pregunta Mason apenas volteando a verme pero puedo notar un poco de picardía en su rostro.

— Nisiquiera acabamos la primera — Diablos no debí decir eso.

— Ajá — dice casi gritando.

— Calmate campanita — algo se me había pegado de mi hermano, los apodos.

— ¿Campanita en serio? — pregunta riendo un poco.

— Si, eres igual de intenso, y alegre que ella — sonrío pero me quejo un poco y él lo nota.

— ¿Sucede algo? — pregunta de inmediato al escuchar mi queja.

— Me duele un poco la rodilla, no pasa nada — creo haberlo disimulado muy bien

— No te preocupes ya estamos llegando — siento reducir la velocidad del carro y al mirar por la ventana estábamos entrando al estacionamiento.

— Perfecto — me quito el cinturón para poder bajar.

— Espera que te ayude — dice bajando del auto y rodeándolo para poder ayudarme.

En caunto abre la puerta lo primero que noto es su sonrisa. 
¿Será que siempre es así?
Tengo una pierna sangrando y en parte es su culpa y el sigue sonríendo.

Además de no poder ver y poder bajar con más precaución la rodilla me punsaba un poco y me impedía moverla como debía.

°°°°

 


Entramos a la clínica y Mason pidió que fuera atendida por la herida en mi rodilla, de inmediato trajeron una silla de ruedas y fui llevada como q una pequeña sala donde fui sentada en una camilla y un doctor comenzó a revisarme tanto la rodilla como la pequeña raspadura en mi codo.

Me colocaron un poco de anestesia, y me han cocido pero fue un poco incómodo, me han agarrado tan solo 3 puntos.

Pero empezaba a marearme, mi cabeza punsaba, mis ojos dolían, y me estaban pesando...

Pronto ya no supe más..

°°°°°

 


Cuando ya pude despertar estaba recostada en la misma camilla, solo veía el blanco de las paredes, y el techo.

— Hey ya despertaste — escuché esa voz que empezaba a reconocer muy bien — El doctor me dijo que tuviste un pequeño desmayo — apenas podía abrir bien los ojos para poder verlo.

— ¿Ya nos podemos ir? — pregunté intentando levantarme pero me dio un dolor horrible en la cabeza.

— ¿Estás bien? — preguntó él al notar que tapaba mis ojos así que solo asiento — Debemos pasar por la recepción por unas indicaciones y listo.

— ¿Puedes adelantarte y pedirlas? — asiente — Muy bien, ya te alcanzo.

Me levanté, necesitaba irme de ahi lo más pronto posible, necesitaba mis pastillas y evitar encontrarme con alguien que ya conociera mi caso.

Pero nada más salir del pequeño cuarto donde me habían atendido tropecé con alguien.

— ¿Camila qué haces acá? ¿Estás bien? — el doctor Spencer.

No, no, no, todo se iba a ir a la fregada si Mason se acercaba y preguntaba que sucedia.

— Doctor por favor, se lo ruego luego le explico ¿Si? — prácticamente rogué.

— ¿Pero que sucede? — lo veía ansioso y preocupado

— Tuve un pequeño accidente, mañana vengo con mi madre, haremos unas consultas pero por favor mañana le explicó ¿Si? Debo irme — lo dejé con la palabra en la boca y alcancé a Mason que se encontraba en recepción.

Esperaba y eso no me ocasionara más incidentes, problemas con mi madre y hermano , y más problemas con ésta enfermedad, porque estoy segura que ese desmayo, y esos puntos que veía en mi campo visual no eran nada normal.

— ¿Estás bien? — preguntó él a tan solo verme llegar.

— ¿Por qué todo el mundo pregunta eso? — espete.

— ¿Como que todo el mundo?

Había sido un poco tosca, ya me estaba alterando, el dolor de cabeza aún se mantenía y estaba segura que lo pasaría mal nada más llegar a la casa.

— Nada, solo vámonos ¿Si? Necesito descansar — asiente y me ayuda a avanzar hacia la salida.

— Yo puedo — me quejaba porque lo tenía muy cerca y me hacía sentir extraña.

Estaba aterrada, no podría ocultar ésto por mucho tiempo. Y éste accidente es solo el principio para un caos si no digo la verdad.

— Déjate ayudar ojitos — me resistía la verdad y ese apodo me sacó de balance.

— ¿Ojitos? — pregunté un tanto atónita.

— Si, son hermosos por si no lo sabías, y tienen un lindo brillo — si supieras

Cuando ya no se pueda reflejar la luz en ellos ya no serán hermosos, pensé. Cuando ya no puedan ver dejarán de gustar, y cuando te enteres puede que no los mires como los ves ahora.

Mi mente aveces me jugaba malas pasadas, aveces podía estar bien, y otras volver a sentir una profunda depresión. Con tan solo él haber dicho eso me recordó todo, y comencé a sentirme como lo hago la mayoría del tiempo.

Estaba entrando en la fase de tristeza de esta enfermedad, nuevamente.

Ya no dije más, deje de ver a mi alrededor, dejo de importarme el qué dirán o el que pensarán. Cuando menos lo pensé ya estaba en la camioneta de regreso a casa.

No soportaba estos momentos, sentía que estaba loca, necesitaba un psiquiatra además de un oftalmólogo.

¿Por qué lo digo?
Porque aveces me provocada sacarme los ojos para acabar con todo esto, y no tener que fingir ni ocultar nada.

¿Por qué temía tanto al rechazo?
Me sentía miserable al tener este tipo de sentimientos, si es que así se podría catalogar.




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