¡Consternada!
Así había quedado cuando vi una vez más que el cuerpo de Mason era derribado por el de Daniel. Forcejeaban en el piso, y Mason recibió uno que otro golpe, esa vez si reaccionó y Daniel se llevó una buena tajada por parte de él.
—¡BASTA! —les gritaba pero era obvio que no me harían caso —¡DANIEL DETENTE! —Nada.
No me quedó de otra que devolver mis pasos y entrar a la casa por ayuda, y sabía perfectamente quién podía dármela.
—¡MARCUS! —el grito hizo que mi madre saliera asustada de la cocina —¡MARCUS NECESITO QUE ME AYUDES!
—¿Qué pasa hija? —Veía la cara asustada de mi madre.
—Daniel derribó a Mason y se están golpeando —los ojos de mi madre se abrieron demostrando la evidente sorpresa que eso le había ocasionado.
—¿Que pasa? —apareció mi hermano con cara de preocupación.
—Ayudame se están peleado —dije señalando fuera de la casa.
Cuando llegamos fuera estos aún seguían, pero ya estaban de pie preparándose para golpearse, y mi madre solo veía todo sorprendida y con evidente desaprobación.
—Mason por favor —le pedí y su mirada apenas paró en mi.
—Mason hijo no peleen —pidió mamá, y la mirada que paró en ella fue la de Daniel, quién frunció el ceño.
—¡ME OYEN LOS DOS! —se escuchó el grito de mi hermano —Mas les vale que dejen el espectáculo sino se las van a ver conmigo.
—Estaba besando a Camila —seseo Daniel.
—Ella no te quiere idiota —respondió Mason con los dientes apretados.
Vi la intención de Daniel de golpear a Mason y no sé si fue instinto o qué, pero por inercia me coloqué delante de él como si yo pudiera protegerlo. Apenas y podía ver la mirada de Daniel pero estaba casi segura que la cruzó el dolor.
Sentí las manos de Mason en mis brazos antes de hablar —Alejate de ella.
—¿Y si no qué? —amenazó el otro, y capté las intenciones de Mason de lanzarsele encima así que voltee.
Debía hacer algo para que toda esa situación se calmara, conocía los impulsos y el carácter de Daniel y sabía que por ahí no iba a parar, así que opté por los sentimientos de Mason.
—Mason, mi amor —al escuchar aquello su mirada pasó de Daniel a mí, y de ser fría y molesta a una de relajación y cariño —No caigas en sus provocaciones, ¿Si? —Tomé su cara entre mis manos y lo vi asentir.
—Camila tu no puedes… —escuché a Daniel intentar hablar pero las palabras de Marcus lo callaron.
—Tú te callas, y te vas —sentenció
—No, porque… —esa vez no me quedó de otra que intervenir yo.
—Daniel entiende, no te quiero en mi vida, y menos te quiero a tí, mataste cualquier sentimiento que pudiera sentir, ahora quiero a alguien a más —por instinto tomé la mano de Mason —Así que por favor marchate —pedí, prácticamente rogué.
—¡NO! —dijo firme.
Volteé a ver a mi hermano quién tensó su mandíbula, fue y se le plantó al frente.
—¿O te largas ó te largo?, tu decides —se le puso tan cerca y señalaba detrás de él hacía el camino, que me dio un poco de escalofríos, y eso que no podía mirarle.
Yo sabía que Daniel tenía alguna especie de respeto hacia mi hermano, o muy bien podía ser miedo, aún no lo tenía claro, pero vi como me dio una última mirada y dio la vuelta marchándose.
Las manos de Mason se posaron sobre mis hombros, dando un ligero apretón, después besó mi cabeza desde atrás y no pude sentir más relajación que ésa y por inercia cerré los ojos, agradecida de que todo había acabado y obviamente por ese tan lindo gesto.
°°°
Pasar ese momento amargo iba a ser un poco difícil, o podía ser tan fácil que ni lo notaramos.
Marcus le dio una mala mirada a Mason, una sonrisa a mi y entró a la casa. ¿Nosotros?
El plan era salir y estar solos, así que eso hicimos.
¡Y no me van a creer donde me llevó!
Estábamos en un centro comercial, pero no era eso lo sorprendente. Estábamos justo en el centro de ese ¡Centro comercial! Y habían mesas por todos lados, pancartas, afiches y folletos repartidos por doquier, y banderines que anunciaban varias cosas.
¿Y que me había dicho él?
—En realidad todo esto ya lo había planeado, y solo acepté lo que me dijiste para que no te negaras a venir.
Lo único que entendí de todo eso fue, que ya estaba planeado llevarme hasta ahí, pero seguía la gran duda; ¿Que tiene que ver todo eso conmigo?
Mis ojos barrían todo el lugar, las pancartas, los banderines, los afiches, y algunos de los folletos que dejaban caer al piso, y solo uno de ellos en aquel piso invadido de muchos llamó mi atención.
*Concurso de Canto*
Y luego otro.
*Concurso de talentos*
Y otro
*Gana una Beca*
Y otro más.
*¿Quieres formar parte de nuestro equipo? Y convertirte en profesional*
¿QUÉ? ¿QUÉ ERA TODO ESO?
—Maaaason —dije su nombre de tal forma que me miró apretando sus labios.
—No me odies por favor —respondió con un atisbo de nervios pero también gracia en su cara.
—Explicame —me cruce de brazos tratando de demostrar molestia pero su carita lo único que me causaba era risa.
—Tienes demasiado talento Camila —comencé a negar —No me interrumpas, espera —me hizo guardar silencio —Cuando te escuché por primera vez mi corazón dió un salto y vuelta mortal que casi caigo ahí en tu patio.
—Tú escuchaste todo ese día —quito cualquier duda que me haya quedado.
—Si, antes me habías dicho que lo hacías pero nunca me habías dado el placer de escucharte y ese día, ¡Ese día! Ojitos no solo quedé hipnotizado por tus ojos, sino por tu voz y talento, y la letra… —lo frené.
—No digas nada por favor —pedí.
—¿Por qué?
—Me da vergüenza que lo sepas, que te hayas dado cuenta —tapo mi cara por la vergüenza.
Me había puesta roja como un tomate, no podía creer que él escuchó todo, ¡que sabía todo! de esa letra que solo hablaba de lo que sentí desde que lo conocí. Nunca planeé que se enterará de todo, por lo menos no tan rápido.
Editado: 29.12.2020