Si tan solo no fuera... yo!

Capítulo 10:

“TE MUESTRAS TAN VALIENTE QUE EN OCACIONES TODOS SE OLVIDAN QUE SUFRES”

 

 

Tan difícil tiene que ser el poder ser feliz al menos por un día de mi vida, todo lo que eh logrado hasta ahora se fue a la mierda, no sé qué hacer, me encuentro perdida, literalmente, no sé en donde me encuentro, solo salí corriendo de la casa llorando camine por toda la noche hasta que amaneció, entre en tantas calles tratando de perder a mi hermano de mi vista que hora yo misma no sé en qué maldito lugar me encuentro, estoy en un callejón sentada encima de cajas, tengo hambre, tengo sed, tengo miedo y no conozco a nadie en este lugar.

La razón por la que corrí de él es por qué me estaba asfixiando con preguntas, su cara estaba totalmente roja al igual que sus ojos, estaba llorando mucho, mis abuelos estaban presenciando todo, no quería meterlos en eso, hasta que Kevin tomó mi mano, me solté bruscamente de él y salí corriendo, ignorando todos los llamados que me hacían mi familia.

Suspire pesado y estire mi cabello desordenándolo un poco, sobe mis ojos por qué tengo un poco de sueño, corrí toda la noche y al amanecer ya no sabía dónde me encontraba.

Cerré mis ojos, tratando de recordar un poco el camino por el que llegue hasta aquí, pero en vez de recordar me duermo…

 

(…)

 

Huele a alcohol, cigarrillos, perfume de hombre, a sudor y a otras sustancias que no conozco.

Desperté de golpe y me puse de pie rápidamente, al mirar alrededor había un par de guardias en una puerta, cada uno con un arma en la mano, me levante y camine, cuando quise llegar junto a los dos guardias una cadena que se encontraba en mi pie me detuvo, hice suficiente ruido con la cadena como para atraer la atención de esos guardas y me miraron sin expresión alguna en sus rostros.

- ¿¡QUIÉN DIABLOS SON!?, ¿¡Y POR QUÉ ESTOY AQUÍ!? ¡¡MALDITOS!! – Grite.

No respondieron, solo se quedaron mirándome de pies a cabeza, a los minutos entran otros cuatro tipos más, cada uno con un cigarrillo.

- ¿¡QUÉ DEMONIOS HAGO AQUÍ!?, ¡¡MALDITOS!! – Volví a gritar, el que estaba en frente de todos ellos tiró su cigarro a un lado y sonrió malévolamente. - ¡¡DEJENME IR, NO TENGO NADA QUE VER CON USTEDES!! – el mismo hombre se empezó a reír. - ¿¡DE QUÉ CARAJOS TE RÍES!? –

-Oh, querida, tienes razón no tienes nada que ver con nosotros, pero cuando te atreves a rechazar a uno de nosotros nos pagan muy caro, veras nosotros en este lugar somos temidos, ¿sabes por qué? – volvió a hablar el mismo hombre.

- ¿Debería saberlo?, no me importa por qué son temidos, yo nunca me metí con ninguno de “ustedes” – Hice comillas con mis dedos –  no me interesa saber quiénes son, y menos me va a interesar por qué son temidos. Apenas llego a este lugar y ya soy secuestrada – Reí con ironía - ¿Qué otros malditos acontecimientos tienes para mi estúpido mundo? – Dije eso un poco más alto.

-Si dices que no te metiste con ninguno de los nuestros, no deberías conocerlo a él. – al momento entro Tobías, el chico que conocí en la facultad, el que estaba con ese tal Alex. Ahora recuerdo, lo rechacé la tercera vez que fui con mi abuela a ese lugar. Empecé a reír.

- ¿Enserió te duele tanto el hecho de que te haya rechazado?, y si crees que así lograras que esté contigo, estas equivocado, y cómo te lo dije aquel día, no quiero tener nada con nadie, y espero no volv…

-¡¡CALLATE!! – Su voz retumbo toda la habitación. Se acercó a mí caminando rápido, levanto su mano y me abofeteo, en eso recuerdo la tercera semana en aquel colegio, la chica “popular”, me había abofeteado solo por el hecho de que su novio se acercó a mí para “hablar”, claro que también yo le puse en su lugar a esa zorra.

Por lo fuerte que me abofeteo tenía ganas de llorar, me volví a “tragar” las lágrimas que estaban por salir y me empecé a carcajear, también aplaudía, otro golpe en mi cara hace que me ría más fuerte aún.

-No creas que por que me hayas abofeteado te tendré miedo, que por que no me vuelvas a hacer eso seré tu novia. – Me a acerque a él retadora y lentamente. – No te tengo miedo, no quiero nada que tenga que ver con ningún hombre o chica, no quiero nada que venga de ti, y no te quiero volver a ver, eres un asco de persona, me repugnas, no te creas que todas las chicas caerán a tus pies por el hecho de que seas guapo, conmigo no lograras nada de lo que buscas, así qué te recomiendo que no te me vuelvas a acercar. – Me separé de él y lo miré sin ninguna expresión, estaba totalmente pálido, apretó muy fuerte sus puños que hasta se pusieron rojos, se dio la vuelta y les dio un tipo de señal a esos hombres y guardias, ellos salieron lentamente.

Se acercó a mí seductoramente, no tuve tiempo de reaccionar cuando él me toma por las manos y me presiona contra la pared.

-Quieras o no… - se acercó a mi oído y susurro. – serás mía. Me puse totalmente tensa en ese momento, mis ojos se pusieron blanco y me puse pálida, ahora si sentía miedo por volver a pasar por lo mismo que me hiso mi padre, tenía miedo de lo que podía pasar.

Sonrió ladinamente y me sostuvo más fuerte de las manos y con su otra mano empezó a tocar mi cuerpo, lo recorría lentamente, se sentía asqueroso, acerco su cara a la mía y dejo un áspero beso en mi mejilla, aparte mi cara, pero al hacerlo con su mano libre me sostuvo de mi mentón e hiso que lo mirara, me beso bruscamente, trate de apartarlo, pero es más grande y más fuerte que yo, colocó su pierna entre las mías, se apartó de mi de golpe, y me lanzo sobré el colchón todo desgastado en el que estaba momentos atrás, retrocedí como pude hasta llegar a la puerta, él camina hacía a mí con una sonrisa ladina, me levante rápido de intente abrir la puerta, cuando tomé la perilla sus manos también la tomaron, separo mi mano de la perilla y me lanzo de nuevo hacía aquel colchón, tranco la puerta y lanzo la llave al otro lado de la puerta por debajo de esta, ahora si no tenía escapatoria, miré a mi alrededor en busca de algo para defenderme, a lo lejos vi un hierro, me levante dificultosa y corrí para poder tomarlo, lo tomé, me di la vuelta pero él ya no estaba, lo busco con la mirada, me toman por detrás, agarra el hierro, lo suelta de mi mano y lo lanza el alguna esquina, me levanta y me lleva de nuevo a ese colchón, me suelta encima de esta y se sube rápido encima de mí, trato de salirme pero no puedo.



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En el texto hay: soledad, depresion problemas familiares

Editado: 22.03.2022

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