Capítulo 21:

"ELLA TIENE EL CORAZÓN MÁS ROTO... Y... LA SONRISA MÁS BELLA...

Corría atrás de mi pequeño para tratar de alcanzarlo, hoy es el penúltimo día que me quedaré, así que aprovechare para pasar tiempo con mi pequeño.

Cuando estaba por alcanzarlo oímos sonar el timbre de la casa, estábamos al costado entonces fuimos a ver de quién se trataba y vi a mi mamá en la puerta, no dije nada y cargué a mi pequeño y entre a la casa por la puerta de atrás, en silencio me acerqué y me quedé escondida tras de un mueble, asomé un poco mi cabeza y vi a la señora Marta abriendo la puerta.

-M-María…? – Hablo la madre de Evelin.

-Marta… - Vi a mi madre, estaba congelada y sorprendida al mismo tiempo.

-¡¡AMIGA!! – La señora Marta salto encima de mi mamá para abrazarla. – Tanto tiempo sin verte, ¿Dónde andabas?, ¿Por qué no llamabas?, ¿Acaso te has olvidado de mí? – Pregunto emocionada.

-Marta… Amiga… Lo siento por no llamarte, yo- La interrumpió la señora Marta.

-Sabes, ya no importa, sé que es por ese maldito esposo tuyo que no podías hablarme, ahora estás aquí de nuevo y eso es lo que importa. – La abrazo más fuerte.

-Gracias… -

-Bueno pasa, tenemos mucho de qué hablar. – Reí al ver a la señora Marta comportarse de esa forma, es igual a Evelin sin duda. La arrastro hasta la sala.

Salí de mi escondite, mi pequeño estaba jugando con uno de sus autitos que le habían reglado en su cumpleaños, lo cargué y por “Casualidad”, pasé por la sala para ir a la habitación de mi pequeño.

- ¡Oh!, Hija… - Me llama mi mamá.

- ¿Hija? – Pregunta la señora Marta mirándome a mí y a mi madre.

-Así es, ella es mi madre… ¿Se conocen? – Me hice la desentendida.

-E-era mi mejor amiga desde la secundaria… No puedo creerlo… entonces… - Se quedó pensando unos minutos. - ¡Mataré a ese hombre de mierda! – Exclamo y se levantó. Tapé los oídos de mi pequeño antes de que pueda oír las palabras de su madre. - ¿Dónde se encuentra el mal nacido, María? – Mi madre la miró extrañada. – Tu puto esposo, lo mataré en este instante. –

-N-no lo sé… - Se quedó mirando el suelo. La señora Marta suspiro y se volvió a sentar.

-Bien, no hablemos de esto ahora, tenemos que recuperar el tiempo que perdimos. – Mi madre la miró y asintió.

-Las dejo entonces. – Subí a la habitación de Evelin y entre, baje a mi pequeño y se fue a jugar con sus juguetes a una esquina en eso sale Evelin del baño.

- ¿Sabes quién vino? – Pregunto tirándose en su cama.

-Mi madre. – Levanto su cabeza.

- ¿No vas con ella? – Negué con la cabeza.

-Ahora está hablando con su mejor amiga. – Aclare.

- ¿Quién? – Se sentó en su lugar y se quedó pensando. - ¡¿Mi mamá?! – Asentí, se quedó boquiabierta. – No-puedo-creerlo ¡¡AAHH!! – Grito.

- ¿Qué pasa? –

- ¿No es genial? –

- ¿Qué cosa? –

-Primero tu mamá y la mía eran mejores amigas, ahora lo somos tú y yo, ¡AAHH! – Comenzó a reírse.

-Sí… - Me quedé quieta mirando a mi pequeño. - ¿Y si salimos a dar un paseo? – Propuse mirando ahora a Evelin.

-Umm… Está bien, tendré tiempo más tarde para ordenar mis cosas… Vamos. – Se levantó de su cama saltando y arreglando su cabello.

-Estás bien de esa forma… Te ves hermosa. – Alagué, me acerqué y me coloqué de cuclillas frente a él. - ¿Quieres ir a dar un paseo mi pequeño? – Me miró dejando de jugar con sus juguetes y asintió frenéticamente con la cabeza. – Ven. – Extendí mis brazos y lo alcé.

Evelin solo sonrió y salió por la puerta bajando las escaleras y yo con mi pequeño siguiéndole el paso; llegamos a la sala donde mi madre y la madre de Evelin charlaban animadamente, llegamos junto a ellas y el padre de Evelin entra también a la sala.

- ¡Hola! – Saluda pasando de largo sin mirar a nadie y subiendo por las escaleras; cuando se escuchó una puerta cerrarse nuestras madres comenzaron a reírse.

-Mamá… - Evelin llamo la atención de su madre y está la miró. – Saldremos a dar un paseo por el parque… - La miró esperando su aprobación.

-Claro, solo no tarden demasiado. –

-Está bien, gracias mamá. – Hablo mientras se iba a dejar un beso en su mejilla. – Bueno, ya nos vamos.

-Bien… -

- ¡Adiós! – Me despedí y fui tras Evelin y mi pequeño se despidió agitando su mano de un lado a otro.

(…)

Estaba limpiando las gotas de lágrimas que caían de los hermosos ojos de mi pequeño, cuando limpiaba una, caía otra, así que, simplemente dejé de secarlas, lo abracé fuerte, yo me encontraba sentada en la cama de mi pequeño y él sobre mi regazo.

No me quería ir, pero debía hacerlo.

-Ya no llores mi pequeño, no me iré para siempre… - Susurre en su oído. Levante con mi mano su mentón e hice que me mirara. – Ya no llores, o no me podré ir tranquila, yo tampoco me quiero separar de ti, pero tengo que ir. Te prometo que cuando te vuelva a ver, estaré solo a tu lado… No me separaré de ti, pero es necesario irme, tengo responsabilidades al igual que Evelin, tengo a mi familia que no puedo dejar de lado, también otras cosas. – Lo miré esperando una respuesta la cual nunca llego. – Te amo. – Susurre. Acaricie su mejilla con mi mano. – Eso nunca lo olvides. Que te amo y que daría todo por ti, para que estés bien y a mi lado. – Lo atraje suavemente asía a mí y lo besé con delicadeza y amor. – Ya no llores pequeño. –

(…)

-Prometo llamarte todas las noches antes de dormir, ¿Está bien? – Solo asintió con la cabeza, dejé un beso en su frente y me separé de mi pequeño para acercarme a Evelin y la abracé. – A ti, prometo cuidarme. –

-Y no ser tan seria. – Reí.

-Y no ser tan seria. – Prometí. Me aparté de ella y fui asía a sus padres. - Muchas Gracias señores, por todo.

-No te preocupes niña. – Me sonrió la señora Marta al igual que su esposo, asentí y me fui dejándolos en la entrada de su casa, agite mi mano en forma de despedida cuando estuve del otro lado del portón, ellos hicieron lo mismo, pero me fije más en mi pequeño.