Si tan solo pudiera estar contigo

Información

9. información.

Ella parecía disfrutar la situación, mientras que yo sentía como algo que desconocía me había sido arrebatado y con lo que nunca más volvería a convivir.

— ¿Qué hiciste? —Le pregunté —¿Qué me quitaste?

—Te hice un favor —Retiro su mano aún empuñada de mi pecho, pero no la abrió, era como si allí estuviese aquello que me había arrebatado, aquello, pero ¿Qué era aquello? ¿Qué demonios me había hecho?

Ella cerró los ojos y susurró como si supiera de memoria una frase:

—Anhelaras, lucharás, perderás y soñaras, soñaras con el momento, pero si tan solo sucede tendrás repercusiones, cada vez más grandes, cada vez peores, y así quitándote lo único que te conecta a lo único que te mata.

Empuñó su mano con más fuerza y luego la abrió dejando salir polvo por ella, polvo que fue llevado por la brisa fuerte que recién había aparecido y que azotaba fuertemente las hojas de los árboles y las aguas antes tranquilas del río, polvo que se llevaba un pedazo de mí que no volvería.

—Iker Whermorth, has recibido tu condena, cumpliré con mi parte del trato, lo ayudaré y luego me largaré.

***

Se despertó agitado y con la respiración acelerada como si hubiera vivido una pesadilla en carne propia, sin embargo, no podía dejar de preguntarse ¿Por qué justo ahora apenas entendía aquella noche? ¿Por qué había escuchado en el sueño lo que ella había dicho? ¿Qué era lo que ella estaba tramando?

—¡¡Maldita bruja!! ¿Qué mierda me hiciste? —Gritó una voz ronca con fuerza a una habitación vacía.

***

Paso 1:

Buscar información.

El reloj dio las 5 de la mañana y el teniente remitió la orden de salida, cada grupo vigilará un sector diferente durante una semana, lo que implicaba conseguir información y su propia comida, no podían volver a la base de noche, los sectores eran muy lejanos.

El sol aún no salía y en medio del espeso bosque a esa hora lo único que abundaba era el silencio, avanzaban sigilosamente atentos a cualquier amenaza.

“Si ven a uno mátenlo antes que él a ustedes”

“Los animales no sienten culpa cuando matan, lo hacen por instinto”

Había advertido el teniente sobre los animales de ese bosque. Todo el camino estuvieron atentos a cualquier movimiento o amenaza, dos horas avanzando por el bosque, dos horas para que su camino fuera obstruido por:

—¿Una puerta? —preguntó Irene.

Sus rostros confusos tenían una misma pregunta:

“¿Qué hacia una casa en medio del bosque?”

Una casa abandonada con una gran puerta estaba justo frente a ellos, era de tonos grises y estaba muy desgastada para ser habitada o eso creían. Un tronar contra la madera de la puerta los puso alerta, algo la golpeaba desde adentro constantemente como si los estuvieran llamando.

Como si pidieran ayuda.

Un golpe tras otro más fuerte, un rasguño, algo siendo arrastrado, la manija girando y una fuerte ventisca que heló sus cuerpos del otro lado de la puerta.

Los llamaban... ¿Quién llamaba? ...

Elainey se dirigió a la puerta que aún temblaba por el golpe, tomó la manija y la empujó.

Una habitación vacía y oscura la recibió en completo silencio, avanzaron uno detrás de otro lentamente y alumbrando con sus linternas.

—Es mejor irnos, no hay nada —comentó Jimena.

—Parece —indicó Aleix.

El graznido de un ave a sus costados llamó su atención, un cuervo negro y viejo aleteaba descontrolado junto a una escalera que desaparecía en un cuarto oscuro.

Un sótano sin entrada de luz.

Junto a un ave que se confundía en la oscuridad y no dejaba de graznar sin control.

“Antiguamente la gente creía que, cuando alguien muere,
un cuervo se lleva su alma a la Tierra de los Muertos.
Pero a veces sucede algo tan horrible que, junto con el alma,
el cuervo se lleva su profunda tristeza y el alma no puede descansar.
Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.”

The crow.

—No creo que sea una casualidad, además, cada lugar tiene que ser registrado —afirmó Elainey —, vamos a bajar.

Mientras bajaban un olor fuerte y repulsivo les llegó a todos, formol, sangre seca y carne descompuesta apestaba incluso en los muros que los rodeaban el estrecho camino.

—¿A qué huele? —preguntó Irene.

—A muerte —respondió Aleix —, a la que nos lleva Elainey.

—Huele a cuerpos en descomposición —anunció Elainey — y a la muerte nos vas a llevar tú si no prestas atención al camino.

—No te hagas de líder con nosotros.

"Mantén la compostura Elainey" se repetía así misma para no actuar como inmadura.

—No me hago, lo soy —susurró Elainey deteniéndose — y yo tampoco quería estar en tu equipo.

Un ruido casi inaudible alertó a Elainey, pero aún no podía ver nada, tragó en seco ocultando sus nervios al tiempo que Aleix avanzó y tomó su brazo con fuerza.




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