Para ser mitad de semana debo decir que estoy bastante tranquila con los deberes en la escuela, lo que me deja tiempo para despejarme. Sigo aquí en mi casillero pensando en qué estaré haciendo hoy en la tarde, posiblemente buscar alguna película o leer algo. Tal vez pedirle uno de sus cómics a mi papá o desempolvar alguno de los juegos de mesa.
—¿Te has enterado?
Sandy últimamente tiene la costumbre de interrumpir mis pensamientos que aunque son un curioso caso de entropía ya me tienen acostumbrada.
—¿De qué?
—Bueno, que alguien ha regresado a la escuela.
Es obvio por la forma en que lo dice que se trata de ti.
—Ya pero tranquila, parece que estas buscando a un fugitivo.
—¿Quién te lo dijo?
—La vi hoy en la cafetería y la verdad es que luce muy bien, platicaba con algunos chicos.
—Siempre fue mejor haciendo amigos.
—Entonces deja de preocuparte tanto, apuesto a que siente un alivio al dejar su casa por unas horas.
—Supongo —admito.
—Entonces vayamos a clase —Se detiene a pensar por un momento— ¿Sabes? Mi hermana quería salir a ver una peli ¿Por qué no vienes con nosotras?
—No estoy segura, hoy no planeaba mucho y tengo que cubrir un pequeño turno en el café después.
—Por eso mismo tienes que venir. Necesitas despejarte.
Siempre es más cómodo estar en casa solo que últimamente todos insisten en verme salir, incluso mamá busca la forma en que me vuelva el adolescente americano promedio.
Con Jeff y Sandy es más fácil distraerse, no hacen tantas preguntas así que ¿Por qué no?
—Entonces te encuentro en el patio al salir.
—De acuerdo.
—No te apures, últimamente nos dejan salir un poco tarde de esa clase, la profesora trae a un ponente y se le va el tiempo hablando sobre su taller de arte y esas cosas, lo clásico.
—Estoy igual solo que a diferencia de tu maestra la mía es más aburrida y no tiene noción del tiempo.
Hace una mueca graciosa que me divierte pero no tardo en desviar mi atención más allá de su hombro al ver a unos chicos jugando con un balón de americano que casi golpea a una chica.
—Ya me voy, no puedo tener más retrasos.
Sandy se dispuso a caminar a la dirección opuesta y yo voy directo a mi salón.
No es temprano pero la maestra no llega y todos pierden la paciencia, supongo que también debo de irme pero dejo un rato mi mochila en la banca y salgo a tomar aire justo para corroborar que efectivamente ya estás en la escuela. Ahora te diriges al patio sonriente por encontrarte con personas que sorprendidas te dan nuevamente la bienvenida.
Siento tanta emoción de haberte visto de lejos. Sandy tiene razón, te ves muy animada y lo chicos parecen bastante agradables.
Lo mejor será sentarme en las jardineras y de paso verte más de cerca mientras finjo que mi música me tiene concentrada. Hoy no traigo el auto como para ir a esperar ahí y de todas formas hace un día estupendo.
No me lo esperaba pero me alegró que me reconocieras como la chica del café y me saludaras aunque fuera de lejos y de manera distraída. No quiero ser pesimista pero es un poco frustrante sin la emoción de saber que puedo encontrarte cada día después de clase Solo tú lograbas que fuera interesante hasta la rutina más estricta.
Muchos en la escuela nos conocen por haber tomado alguna clase con nosotras así que pude notar cierta tensión cuando nos vieron, fueron un poco indiscretos contigo y me dieron ganas de golpearlos a todos. Tal vez después de todo la amabilidad solo era para hacerte sentir bien porque no puedo creer que sigan haciendo esas miradas ¿Qué demonios les importa?
En la salida me encuentro con algunos de nuestros amigos de los que por cierto tampoco pareces acordarte muy bien. No mencionan nada más allá de "Me agrada que haya regresado, se ve muy bien", saben darme mi espacio. Me he dado cuenta que al parecer todo lo que está relacionado conmigo de alguna manera lo has olvidado o distorsionado. Nadie ha podido dar una explicación, pero mientras estés bien no tengo de que preocuparme.
(...)
Como sea. Al final terminé saliendo unas horas con Sandy y su hermana para ver una película en el cine y después ir a la tienda de discos.
Ahora son las 5:00 pm y ya estoy preparándome para mi turno en el café.
Me pregunto si vendrás hoy. Sueles llegar casi siempre a la misma hora. Eso en definitiva no cambió, es un hábito que tienes muy arraigado con respecto a ese lugar, lo que me recuerda a la primera vez que entraste a Mancha de tinta. Yo había terminado mi turno, que en ese entonces era hasta las 3:00 pm y ya estaba por irme.
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Editado: 25.07.2019