Si te vuelvo a encontrar...

Capítulo 11

Narra Jeilana Ríos

 

Ahh... acabo de despertar. Miré mi ventana, hoy es un día muy lindo como para quedarse en la cama todo el día como lo planeaba. Primero me cambiaré y después veré que hacer, tal vez empiece a buscar trabajo desde ahora

 

Me puse unos jeans, una camisa larga roja y unos tenis blancos, me maquillé lijero y me peiné una pequeña coleta que recogía todo mi pelo, o como algunas personas suelen decirle un "Messy bun" fue lo más sencillo que se me ocurrió. Bajé y desayune cereal y después subí de nuevo a mi cuarto a lavarme los dientes.

 

Salí de la casa, no se que haré. Trataré de buscar trabajo y vamos a ver que sale...

 

Después de 2 horas...

 

¡Dios! ¡Ayuda a esta humana que no consigue trabajo por ningún lado! Llevo dos horas buscando trabajo por restaurantes, cines e incluso cafeterías, cibercafés, llegué a ir incluso a una tienda de juguetes y nada. No sé que haré. 

 

Esta es mi última oportunidad, estoy frente a un restaurante, se ve muy humilde, ojalá y no me rechacen por que ya no aguanto mis pies. Entré y en la caja estaba una chica... tenía un lindo pelo rubio combinados con una piel blanca igual a la mía

 

— Hola, buenas tardes, mi nombre es Jeilana Ríos y me preguntaba si no necesitaban empleados en este momento — dios, nisiquiera sé si ella es la jefa 

 

Me miró muy feo, de arriba hasta abajo, como con desprecio y después rodó los ojos y exclamó 

 

— No... ahora no necesitamos empleados así que puedes volver por donde viniste — ¡Pero que grosera! 

 

— ¿Usted es la jefa? — le pregunté 

 

— Sí, bueno no... pero tengo el derecho a decir quien se queda y quién se va — me dijo y en ese momento llegó una chica 

 

— Buenas tardes, ¿puede darme la cuenta por favor? — empezó a buscar algo en su bolsa y cuando notó mi presencia volteó conmigo y se me quedo viendo como sorprendida 

 

— ¡¿Jeilana?! — me preguntó sorprendida.  A ella yo la conozco, es Luciana 

 

— ¡¿Liciana?! — le pregunte sorprendida. Luciana... fue mi mejor y única amiga mientras yo estudiaba aquí, ella es mi cómplice en todos mis lloriqueos y tristezas. Ella supo todo lo que pasaba todo con Taylor y todo lo que pasó ese día. Perdí la comunicación con ella después de que me mudé

 

— ¡Jeilana! — pegó un brinco y me abrazó rápidamente — ¡No sabes cuánta falta me has hecho! — me gritó estando aún en mis brazos colgada casi como un mono 

 

— ¡A mi también! ¡Tengo tantas cosas que contarte Luciana! — estoy muy feliz de encontrarla, es un muy buen momento 

 

— Aquí está la cuenta señorita — dijo la chica con una sonrisa de amabilidad muy fingida 

 

— Gracias — le pago y después me tomo de la mano para hablarme e ir afuera — ¿Como has estado? — me pregunta muy emocionada una vez estando afuera del restaurante 

 

— Pues... dentro de lo que cabe, bien. ¿Y tú? — 

 

— ¡He estado muy bien! ¡Me alegra mucho que hayas vuelto! ¡Te extrañé tanto! — dijo casi sollozando 

 

— ¡Yo también te extrañé mucho! — 

 

— Oye... alcancé a escuchar que estás buscando trabajo —

 

— Sí, la verdad llevo mucho tiempo haciéndolo y ya hasta me duelen los pies — 

 

— Yo te puedo ayudar, mira, yo trabajo en una cafetería y estamos ocupando a una mesera temporal, no esta muy lejos de aquí el lugar, ¿te interesa? Te puedo llevar ahorita para que hables con los jefes. Hoy es mi día de descanso por eso no estoy ahí ahora —

 

— ¡Por supuesto que me interesa! Te agradecería mucho si me llevaras... — 

 

— ¡Claro que puedo llevarte! Vamos — y nos pusimos en camino. Una vez que vi bien a Luciana, noté que no cambió nada. Sigue teniendo la misma cara, su piel levemente morena, su pelo negro como la noche y sus ojos color avellana. Ella siempre fue muy popular entre los chicos por su belleza incomparable y por su actitud, esa felicidad y energía que te transmite es una de las mejores cosas de su personalidad

 

— ¿Conoces a la chica de la caja del restaurante? — le pregunté curiosa

 

— Sí, su nombre es Escarlett Vanford, casualmente, es de nuestra edad y es la típica chica superficial y creída a la que odian y muy pocos aman a la vez, ella es muy perseguida por los chicos pero ella los desprecia y los subestima, igualmente a todas chicas — 

 

— Wow, con razón me miró feo cuando entré a pedir trabajo — 

 

— Jeilana... ¿recuerdas a Taylor?... — me pregunta indecisa

 

— Sí, lo recuerdo. ¿Qué pasa con él? — huy, no sabes todo lo que ha pasado con él en estos días

 

— ¿Te has encontrado con él? — 

 

— Sí... es una larga historia — en cuanto le dije eso se quedó en shock 

 

— ¡¿Es enserio?! — 

 

— Sí, te lo contaré más tarde — 

 

— Bien — y se paró frente a una cafetería — Bueno... llegamos — 

 

— Entonces entremos — y entramos a la cafetería 

 

Al entrar el olor a tarta de chocolate inundaron mi nariz junto con el exquisito olor de café con leche. Tenía cuadros colgados de frapes y pasteles, y mesas sencillamente elegantes y lindas.

 

— Buenas tardes señora Eva — le dice Luciana detrás de mi a la señora que estaba sentada en una de las mesas, parecía una mujer como de algunos 45 años

 

— Hola Luci, buenas tardes ¿qué te trae por aquí? ¿encontraste a alguien que nos pueda servir de mesera? —

 

— Sí, es ella, mi amiga Jeilana, yo te la recomiendo — dice Luci con una sonrisa 

 

— Hola, buenas tardes — le digo amablemente 

 

— Muy buenas tardes señorita. ¿Le interesa el trabajo? — 

 

— ¡Por supuesto que si! Prometo poner todo mi esfuerzo —

 

— Me alegra escuchar eso, ¿tienes experiencia o has trabajado alguna vez de mesera? — 



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En el texto hay: novela juvenil, reencuentro, odio y dolor

Editado: 30.04.2020

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