¿si volverás?

...


¿Si volverás? 

 

 Dicen que las personas inteligentes son las menos felices, y yo no soy del todo inteligente y claramente no soy feliz. 

—Dime, me parece que le falta algo a tu vida. ¿Perdiste algo últimamente? O… ¿alguien? 

Aunque no quería admitirlo, sí que había perdido a alguien. Sé que es una mentira eso de "Volveré cuando te sientas como tu mismo" 

–Podría  decir que si, pero no es importante. 

Sí, me sentía vacío. Ella podía hacerme sentir tan bien siempre. Pero, cuándo entendí que no podía estar con ella porque yo no sabía lo que sentía y nada era claro, definitivamente no supe qué  hacer. 

Ella lamentó mucho que yo mismo me haya hecho daño por su culpa, ¡Nada era su culpa! Ella sólo estaba ahí, siendo ella y yo, llevé mis sentimientos hacia los lados incorrectos. 

—Bien… Creo que es momento para que te estudies a ti mismo y vivas contigo. Entiendete y aprende como eres, conoce tu propio ser. Es difícil de asimilar, mucha gente no lo hace y hay personas con tan poco equilibrio que simplemente quiebran cuando aquello que los mantenía erguidos desaparece. 

—Mmh… 

—Cuándo te sientas preparado, busca aquello que perdiste.

Le había mentido, ¿era tan obvio que algo faltaba? Cómo puede saberlo… Parece una profesional. 

Esa tarde volví a casa, mi frío y vacío hogar. No sabía cómo empezar, tenía todos los pasos listos, pero… No podía. 

Comencé a sentirme tan mal  de ver que dependía de alguien, mis comidas y el aseo de la casa. No puedo creer que jamás había hecho esas cosas ¿Cómo podía haberme querido ella? 

Sigo pensando en eso, cada vez que pongo a calentar la pizza en el microondas. Que pensaría si me viera así. 

—Deberías comer mejor, hay muchas cosas en la nevera. 

Su voz, era como una melodía para mí. . Aunque siempre escuchara lo mismo cada noche antes de cenar. Definitivamente estaba solo en casa, estoy mal. 

Las cosas tenían que cambiar tanto, ahora era sólo yo. Como dijo Miranda, debía conocerme y entender que soy. 

Esa noche, aunque había comenzado como todas las noches de los últimos meses, ya  era diferente. 

Por primera vez puse música, la que siempre resonaba en las paredes cuando la luna se asomaba por las ventanas y la comida se preparaba. 

Aunque faltaba el delicioso aroma que siempre me despertaba el hambre, la música era suficiente para mí. Tenía tantas ganas de bailar, siempre se lo había negado y  ahora que no estaba, mis pies se sentía fastidiados y querían moverse al ritmo de la música.

Vaya, la extraño tanto… ¿Que será de ella? ¿Habrá encontrado a alguien más? No creo en su promesa, pero cuánto añoro que se vuelva realidad. 

El piso estaba frío, el techo no tenía nada interesante, pero ahí estaba yo, perdido en mis pensamientos y en los suaves bajos de aquella canción que me traía tantos recuerdos. 

Estaba haciendo todo mal, todo lo que no debía hacer, lo estaba haciendo. Seguía pensando en ella, en su música y en su deliciosa comida, no iba a llegar a ningún lado así.  Que obsesión. 

Terminé con eso, me dormí tan rápido que lo olvidé, ni siquiera comí la pizza de microondas. 

La mañana llego rápido y salí a pagar el condominio del apartamento. 

—Oh, ¿Cómo está?

Me tomó por sorpresa toparme con la señora Olivia, iba también a pagar el condominio. 

—Buenos días  señora. Estoy bien ¿usted? 

—Bien, gracias a Dios. 

Tan linda como siempre, me entregó una caja con dulces de leche caseros. Demasiado buenos y jamás se había olvidado de mí cuando los hacía. 

—Espero que te gusten, ¿Acaso Luriel volvió? Su música sonó anoche. 

Luriel, tenía tanto tiempo sin escuchar su  nombre. 

—No, no ha vuelto. 

—Oh, bueno… Que tengas un lindo  día. 

Y ahí empezaba de nuevo, a darle vueltas a mi cabeza. Lo corté. No empezaría de nuevo. 

Subí de nuevo, ya estaba todo en orden. Limpie la casa y dejé que el sol entrara e iluminara todo el lugar. Moví las cosas, el sofá, el televisor, los pocos adornos que me había dejado. La habitación. 

Parecía un apartamento nuevo, se sentía bien.  Cansado, tomé una ducha y volví a dormir. 

No soñaba seguido, pero esa vez, soñé con ella.

Era necesario hacerla sentir bien, quería recompensarlo cada que podía. La amaba tanto.

Pero, aunque esas cosas me hacían sentir bien, había comenzado un proceso de superación para conocerme y quizá así volver con ella, estaba todo mal. Soñaba con ella y hacía estas cosas por ella, todo por ella. ¿Lo hacía por mi? No.  Ahí estaba el error. 

—Okay… Estamos claros que la situación  es difícil. Es confusa incluso para mi. Concéntrate en ti, se un poco narcisista. 

Vaya, hasta a Miranda se le escapa de las manos. 

—Lo entiendo, pero es como si el universo quisiera meterla más y más en mi cabeza, en mi vida y en todo aunque ya  ni siquiera esté cerca. 

—Contra eso no puedes luchar, te corresponde aceptarlo no puedes huir de eso. Debes saber cómo manejarlo, y estudia tu actitud cuando te enfrentas a cosas que te recuerden a ella. Hazte preguntas. 

Miranda tenía razón, sin embargo yo lo hacía todo el tiempo, hablaba tanto conmigo mismo, parecía un loco preguntándome cosas y muy pocas veces las respondía. 

—¿Crees que deba visitarla? - Pregunté algo apenado. 

Ya sabía la respuesta a mi pregunta, aún así quería que lo dijera. Necesitaba oírlo. 

—Sabes que siempre es un sí, has estado alejado de tu madre desde hace mucho tiempo. Aunque ella no acepte tu condición podrá ayudarte también. 

Habían pasado años, pero era momento de verla de nuevo. Si iba hacer tantos cambios en mi vida, mejor empezar por mi madre. 

Fui a visitarla, un viaje de unas 6 horas. Cuándo llegué mi familia me recibió con mucho amor, pero no la vi. 

—No pudimos avisarte, ninguno tenía tu número y no sabíamos a dónde te habías ido. No teníamos cómo contactarte. 



#21969 en Otros
#6502 en Relatos cortos
#34279 en Novela romántica

En el texto hay: separacion, amor, psicologia adolescentes

Editado: 18.06.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.