Si yo fuera mujer

Capítulo 1 - Margarita Martínez

Nací en el año 1943, en Morelia, Michoacán, era una mujer hermosa en aquellos años. Mi familia pertenecía a las clases bajas de la ciudad, mis hermanos mayores vendían tomate, algodón o lo que fuera (dependiendo la temporada) en el mercado local mientras mi padre conducía un taxi, mi madre era ama de casa y todos teníamos una ocupación fundamental, todos excepto yo así que aprendía de mamá.

Con mi madre como compañera aprendí a cocinar, planchar, lavar y cualquier ocupación de casa, mis hermanas no se encargaban mucho de eso pero yo sí y lo único que podía pensar era en lo bien que me iba al no estar todo el día bajo el sol rodeada de todo lo que ellos sí.

Por suerte o desgracia (ni siquiera lo sé ya) a la edad de diez años vi como mi hermana mayor se iba de casa, después fue mi hermano y al final mi última hermana, yo era la menor y la única que quedaba sin matrimonio alrededor de 1960. Un día, mientras paseaba por el centro de la capital me topé con un muchacho atento, caballeroso y recuerdo que tenía una grandiosa sonrisa en los labios. Conversamos unas horas, le di mi dirección y ambos partimos hacia nuestro rumbo.

Días después llego para invitarme a salir, era la primera vez que yo saldría así que me emocionaba mucho eso, me sentía toda una adulta a pesar de tener tan solo diecisiete años. Me case en ese año, estábamos perdidamente enamorados, al llegar a la que sería nuestra casa lo primero que recibí fueron un montón de calcetines sucios y en verdad no me lo esperaba pero como toda ama de casa estaba feliz por haberme ido de con mis padres.

No todo es color de rosa y eso lo supe cinco meses después cuando en su casa comenzaron a presionarme debido a que no podía engendrar a ningún primogénito aun. Estuvieron preguntándome lo siguiente “¿y el niño para cuándo?” alrededor de seis meses hasta que por fin, el primero llegó y es un orgullo destacar que fue varón. Después de él le siguieron los otros cinco y así formamos una familia mientras yo era una ama de casa bastante atareada pero feliz y hacia mi trabajo lo mejor que podía.

Eduque a mis hijas para que fueran todas unas señoras aunque solo dos consiguieron casarse, la otra se convirtió en madre soltera aunque ya se ha casado pero aun así eso no le quita menos importancia, no se ha casado con el padre de sus hijos. Mis hijos han conseguido lo mejor que pueden y lo digo porque no son de diez pero al menos los cuidan y con eso me conformo.

Actualmente tengo veinte nietos, en su mayoría hombres, mi matrimonio se disolvió, vivo en una casa gigante que nunca se llena y tengo a una nieta un tanto rebelde de pensamiento.

Todas pensaban en casarse pero ella no y si lo hacía quería hacerlo por el civil, es decir, si se cansaba separarse en vez de luchar por ello. No quiere tener hijos porque los considera un derroche de dinero que puede invertir en viajes. Mientras todas quieren ser profesoras o tener alguna profesión temporal en lo que se casan y se vuelven amas del hogar ella quiere ser economista y tener como alternativa la escritura pero ya decía yo… ella rompió la cadena, por eso suceden esas cosas, mi ex esposo tenía razón.




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