Abro mis ojos lentamente, siento que mi cabeza va a estallar, me fijo en el reloj de pared que se encuentra enfrente de mi cama.
No se muy bien a que hora caí dormida ayer, solo se que ahora mismo son las cuatro y cuarto de la tarde. He dormido bastante, me levanto de la cama y decido tomar un baño.
Agarro la ropa que me pondré y me dirijo a la ducha, siento demasiado cansancio y mi cuerpo muy pesado. Esas son algunas consecuencias que me traen los ataques; como el que me vino en la madrugada.
Abro el grifo de la bañera, me despojo de mi ropa y me meto.
Ah... el agua está perfecta.
Me sumergí completamente, pasaron unos segundos cuando siento que llaman tocan la puerta.
-Alex, hija ¿te falta mucho?- pregunta mi madre, ella siempre fue un poco impaciente, pero se preocupa mucho por los que ama. Ayer por la mañana mi Padres regresaron de su viaje de negocios, ellos tienen una cadena de bares y clubs, lo que hace que constantemente estén viajando. - Alex, ¿me escuchas?
Ohh cierto... ella me estaba hablando.
- No, en unos minutos salgo- le digo terminando de enjabonar mi cuerpo.
Una vez ya lista salgo se la bañera y me visto. En mi cuarto me encuentro a mi madre sentada en mi cama, con un jugo de naranja, un pedaso de torta de manzana y lo que parece ser una pastilla.
- Hija, te he traído algo para que comas, ya que es muy tarde, ah y también una pastilla para el dolor de cabeza, me imaginé que te sentirías mal. - dice alcanzándome las cosas.
Mi madre siempre fue una mujer muy atenta y detallista.
-¿Quieres hablar de lo sucedido hoy de madrugada?- pregunta con un tono suave, reconfortante. Mi madre estuvo ayudándome en cada uno de mis episodios, años atrás estos eran más frecuentes y más fuertes. Recibí ayuda psicológica, fui a terapia durante años, todavía sigo llendo pero no tan seguido. Me han mandado pastillas para controlar mis ataques y para la depresión, hoy en día aún sigo tomándolas. Los médicos dicen que no me descuide, un pequeño incidente y podría volver a entrar en una gran y profunda depresión. Meneo la cabeza y salgo de mis pensamientos.
- No, prefirió no hablar- No es que no tenga confianza en ella, al contrario.
Solo no me gusta ser vulnerable, no me gusta que los demás me vean mal, prefiero sufrir sola, llorar y desahogarme estando yo sola.
- Te entiendo y respeto tu decisión, pero sabes que si necesitas hablar, estoy para escucharte, y si quieres, darte mi opinión.- Eso es algo que amo de mi madre, siempre va a dejarte espacio, no te va a agobiar con preguntas.
Le sonrió, se levanta y me acaricia el cabello.
- Bien, come lo que te traje y luego baja, ¿Si?- pregunta llendo hacia la puerta.
-Ok- cuando ella está por salir de mi habitación la llamo -Mamá...- ella me mira esperando a que siga hablando.- Gracias... por todo.
Ella me mira, y me sonríe, me da una sonrisa reconfortante.
- No tienes que agradecerme, Alex. Te espero abajo, no te tardes demasiado- dice ella.
Cuando me deja sola me tomo la pastilla para el dolor de cabeza, y como lo demás.
***********
UNA SEMANA DESPUÉS:
Bajo las escaleras y me dirijo al salón, ahí se encuentran mi Madre, mi hermana y mi sobrino.
- Hola- digo saludándolos.- ¿De qué hablaban?- les pregunto sentándome junto a Marcos en el sillón.
-Les estaba contando sobre el libro que he leído - dice Marcos.
- ¿Del que me hablabas ayer?- le pregunto y él asiente.
- Sí, ese, ya lo termine.-
dice él y luego nos cuenta de que trata el libro y que cosas le gustan, cuáles no.
Él sigue hablando y aveces intervenimos nosotras.
El timbre suena, voy a abrir la puerta y me encuentro a la persona que menos esperaba ver, no porque me disguste su presencia, al contrario, me encanta verlo. Pero me sorprende que no me ha avisado que vendría, él siempre avisa si va a venir.
En frente de mí se encuentra Aarón, está vestido con una remera blanca, unos jeans negros, sus botas y claramente con su chaqueta, él ama a esa chaqueta.
-Arón, ¿qué haces aquí?- pregunto extrañada.
- Te quería dar una sorpresa- dice con entusiasmo, Aarón es un hombre muy dulce y detallista.
-Alex, ¿quien es?- pregunta mi madre viniendo hacia acá. - Oh, hola joven.
- Hola señora, mucho gusto soy Aáron- dice estrechándole la mano a mi madre.
-Oh no jovencito, no me diga señora, dime Mónica. Que me digan señora me hace sentir más vieja.- le dice mi madre a Aarón, mi madre tiene sesenta y cinco años, al igual que mi padre, pero a ninguno de los dos les darías esa edad, parecen más jóvenes, se conservan muy bien. - así que tú eres el famoso Aarón.
-No se si famoso, pero sí, soy Aarón- dice el viéndome de manera graciosa.
-Oh, créeme, sí eres famoso, Alex nos ha hablado mucho de ti. - dice mi madre riéndose de mi, claro esta.
-¡Mamá!- le reproche, pero ambos ya se estaba riendo.
- Alexandra Briseida Scott Fernández, espero que eso no haya sido un reproche- me da una mirada severa.
Aarón está que no puede aguantar más la risa.
- Querido, ven, pasa.- habla nuevamente mi madre, dirigiéndose a Aarón.
-Oh no, muchas gracias, Mónica- agradece él. - Realmente venía a invitar a su hija a ir a un lugar, claramente si usted la deja.
¿Si me deja? Pero yo ya soy mayor, puedo salir si yo quiero. Y obviamente quería.
- Claro que sí, vayan tranquilos. Fue un gusto conocerte Aarón- dice despidiéndose de él.
- igualmente Mónica.
- voy a agarrar mi bolso, no me tardo, perdedor - digo recordando el apodo que le puse cuando fuimos a jugar a los bolos.
Él se ríe y asiente.
- Ok, vamos a jugar así, Perfecto, te espero en el auto, Briseida...
Oh no, no es que no me guste ese nombre... ¿a quien quiero engañar?, detesto ese nombre.
Editado: 09.09.2021