Siempre Cerca Nunca Juntos

Trágame tierra.

Estaba tratando, por todos los motivos del mundo, no asesinar con la mirada a Susan. Después de que la susodicha hubiese llegado, por alguna extraña razón, un oscuro temperamento se había propagado en mi pecho y por consiguiente estaba de mal humor.

Glenn me había dicho que tenía que tratar de relajarme, y que dejara de actuar como una Acosadora-maniática-celosa. A lo que obviamente respondí con una mirada asesina.

La segunda película acaba de comenzar y el siguiente género, era Terror.

Algo que no me hacía muy feliz. Lo último que quería era ver una jodida película de terror cuando la noche estaba tan fría y probablemente los fantasmas andarían asechando por ahí.

Todo estaba en absoluto silencio, solo se escuchaba el chasquido de algunos dientes al entrar en contacto con las palomitas de maíz, los suspiros por el exceso de frío y ¡Claro! La estúpida risita de Susan, que resonaba por todo el lugar. Cada que la escuchaba, mi cuerpo respondía tensándose simultáneamente.

Ella estaba sentada junto a la chimenea y junto a ella, Iker.

Maldito. – No podía evitar estar molesta con él, sin tener motivos obviamente, pero prácticamente me había ignorado por estar babeando tras la jodida bastard...

Un codo chocó bruscamente con mi costilla, haciendo que tuviera un pequeño espasmo, me giré para mirar a Glenn entre molesta y sorprendida por su acto.

-¿Qué crees que haces? –Pregunté, claramente irritada.

-¿Qué crees que haces tú? –Antes de que pudiese responder se me adelantó – Te estoy hablando hace tres minutos, pero estas lo suficientemente ocupada tratando de asesinar a Susan con la mirada que no me escuchas.

Gaia sonrió mientras se ponía de pie, caminó lentamente hacia la mesa llena de manjares. Estaba a punto de ponerme de pie, pero Glenn me detuvo negando con la cabeza.

-P-Pero... - Protesté.

-Quédate callada, llegó la hora de poner el plan en marcha –Susurró, mientras una sonrisa aparecía en su boca.

Y antes de que pudiera saber que estaba ocurriendo, Gaia apareció con dos vasos de alcohol, y sin más preámbulos los vació ambos encima de mí. Traté de sofocar un jadeo. El líquido se vertió en mis vaqueros y algunas gotas salpicaron mi rostro.

-Mierda, lo siento –Dijo Gaia, hablando lo suficientemente alto para que la mayoría se girase a observarnos. Me puse de pie rápidamente sacudiendo mi prenda empapada.

-Deberías ir al baño a limpiarte eso –Dijo Gleen, mientras con un gesto "Disimulado" me señalaba el piso de arriba.

Fruncí el ceño, mientras comenzaba a caminar hacia el filo de las escaleras. No veía a Iker por ahí en esos momentos, así que deduje que estaría en la cocina.

Comencé a subir las escaleras sin saber muy bien hacia donde me dirigía.

Ya arriba, las negras puertas de madera tallada escondían varias habitaciones; las paredes eran de un color más claro, como un blanco hueso, los pisos estaban más púlidos y no había nadie a la vista. No sabía dónde quedaba el baño, estaba tentada a abrir puerta por puerta hasta encontrarlo. No me gustaba para nada el olor a alcohol impregnando a mi ropa.

-Ab ¿Me copias? –El radio que tenía guardado al lado izquierdo de mi cadera, cobró vida con la voz del insufrible de Glenn –Abbbbbbbbbb- Susurró alargando la B.

-Aquí estoy, ¿Quieres callarte? –Gruñí. Hoy sinceramente no era mi día.

- Se dice «te copio». –Me riñó, para después seguir hablando –Sube al tercer piso, después sigue al pasillo y entra a la cuarta puerta. Cuando estés ahí, nos avisas. Cambio y fuera.

Me quedé mirando el radio por dos segundos, ¿Qué había sucedido? Este chico en realidad sí que estaba loco, con razón él y Gaia hacían tan buena pareja.

Comencé a subir las escaleras para llegar al tercer piso, el cual no era muy diferente al de abajo. Localicé rápidamente la cuarta puerta y suspiré con satisfacción. Caminé rápidamente hacia ella y entré sin reparar mí alrededor.

Cerré la puerta tras de mí y suspiré mientras trataba de calmar mis corazón, estaba algo agitada.

-Ya llegué al baño –Dije mientras tomaba el radio y hablaba por el – Me limpiaré y baja...

Las palabras murieron en mi boca mientras miraba a mi alrededor. No estaba en un baño precisamente.

Las paredes negras se alzaban imperiosas ante mí. En ellas había varios dibujos en tiza blanca, algunos dragones, grandes mundos, figuras místicas y uno que otros versos escritos en un idioma que eran para mí, desconocidos. Me quedé mirando las paredes anonadada, era todo tan extraño pero hermoso al mismo tiempo. El que había hecho eso, era un buen artista, tenía que reconocerlo.

Había estado tan atrapada mirando el arte que no había notado que justo en el centro de la habitación estaba una gran cama de sabanas de seda blancas; al fondo en una de la paredes, un gran closet negro que se perdía entre las paredes.



#45366 en Novela romántica
#12285 en Joven Adulto

Editado: 10.06.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.